‘El Ayuntamiento no nos permite hacer nada con música en directo’

Los empresarios del sector del ocio y la restauración lamentan que la administración local cada vez les pone más problemas para la organización de eventos

16 septiembre 2017 07:39 | Actualizado a 09 noviembre 2017 10:08
Se lee en minutos
Participa:
Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
Comparte en:

Temas:

Paella y rumba en La Morada y tres noches de música en directo en El Complet. Son tan solo algunos de los actos que este año han caído del programa de Santa Tecla. Actividades organizadas por el sector de la restauración que en esta ocasión no tienen cabida en la fiestas, cuando algunos de estos negocios eran colaboradores asiduos en Santa Tecla.

La irrupción de la plataforma Farts de Soroll y las críticas para descentralizar los actos, a las que todos los grupos municipales  han querido dar una respuesta, han obligado a algunos cambios en el programa. Una situación que algunos impulsores viven con resignación, mientras otros aprovechan para asegurar que el Ayuntamiento cada vez es más restrictivo con los actos en la calle. 

Los más críticos opinan desde el anonimato. «Hay miedo a hablar, porque aquí al que abre la boca el día siguiente lo cosen a multas por cualquier cosa», apunta uno de estos empresarios. Éste procede del sector del ocio y ha colaborado durante muchos años en las fiestas. Apunta que en los últimos tiempos «no se puede hacer nada en esta ciudad. De casa, al trabajo y del trabajo, a casa. No te permiten hacer nada de música en directo y esto no tan solo por fiestas, porque puedo entender que no quieren concentrar más actos en la Part Alta, pero es que en invierno tampoco te dejan».

Argumentan que en los últimos años la administración local se ha puesto más dura

Las críticas no tan solo llegan desde los empresarios con negocios en el centro de la ciudad. También los responsables de los chiringuitos de las playas se muestran muy críticos con la nueva política municipal. «El año pasado podíamos hacer doce fiestas y tres extraordinarias, mientras que este año tan solo nos han permitido Sant Joan, Sant Magí y Santa Tecla, y ¿quién irá a la playa para Santa Tecla, cuando todo el mundo está en el centro?», lamenta Joan Busquets. El año pasado se encargó de la gestión del Cala Beach y Lo Caloret, mientras que este año tan solo cogió el último. «Estamos muy decepcionados con la gente de Dominio Público. Tan solo te ponen impedimentos. Es una actitud que no tiene nada que ver con Altafulla y Salou», dice.
No hace vermuts electrónicos y durante todo el verano no ha podido programar ni un solo concierto. «Puedo entender lo de los vermuts, pero los domingos teníamos rumba o un chico que cantaba y nos dijeron que no podíamos poner un amplificador. Todo son problemas. Cuando tienes una programación haces difusión en las redes y tiene un impacto, pero este año ya nos ha venido mucha menos gente», sigue explicando.

Busquets no es muy optimista de cara al futuro. «Todos los empresarios están hablando de irse, y yo también, esto no se aguanta». Germán Agra es el antiguo propietario del Mykonos. «Me he ido por culpa del Ayuntamiento de Tarragona», asegura. Ahora vive fuera de la ciudad y no es muy dado a hablar de lo que dejó atrás. Después de trabajar durante seis años en este mundo y de dirigir cuatro negocios, lo conoce muy bien. «En los últimos cinco años era una prohibición detrás de otra. No podías hacer nada porque encima estabas sometido a una presión policial que no podía aguantarse», describe.

Mykonos tenía una programación de monólogos, vermuts electrónicos y conciertos de música en vivo. «No te daban los permisos y después me dijeron que tenían que quitarme el chiringuito porque había que proteger las dunas. Si hacías una actividad extraordinaria tenías las quejas de los vecinos. No quiero saber nada de nada», sentencia.

Las asociaciones de vecinos tampoco son partidarias de que el Ayuntamiento sea tan restrictivo con las actividades en la calle. «Empezaron prohibiendo la feria del Aquelarre, después la Baixada dels Ninots, ahora la Cercabirra y vamos sumando, porque con la excusa del ruido se está quitando todo de la Part Alta», lamenta Manel Rovira, presidente de la Associació de Veïns de la Part Alta. 

Rovira defiende que «si las cosas se hacen con medida no tiene por qué ser incompatible con los vecinos». De hecho, las asociaciones vecinales también son organizadoras de sus propias fiestas mayores y, de momento, en este caso no han tenido que suspenderse ningún acto por falta de autorización.

En cambio, sí que lo ha tenido que posponer la Nova Unió de Comerciants de Bonavista. Esta entidad organizaba todos los años, coincidiendo con las fiestas del barrio, una paella solidaria para recaudar fondos para alguna de las entidades de la ciudad. Hacía siete años que no había tenido ningún problema en la organización de un evento que consigue reunir a unas mil personas. Hasta este año.

En agosto la Nova Unió de Comerciants de Bonavista no hizo la paella. «Nos dijeron que no querían que se solapasen las fiestas y no se me autorizó», manifiesta Luis Cabrera. Finalmente lo hablaron y «para evitar enfrentamientos» decidieron que los comerciantes movieran su convocatoria en el calendario, que  tendrá lugar la segunda semana del mes de octubre. «Se están poniendo cada vez más duros, tanto en Tarragona ciudad como en los barrios. Todo es estrategia política. Para depende de qué cosas deberían tener la manga un poco más ancha, porque lo único que conseguirán es convertir Tarragona en una ciudad dormitorio en la que la gente joven se irá a Reus y Salou», sentencia.

Este malestar se vehiculó a través de la plataforma Tarragona Ciutat Dormitori, que desde su performance en la Plaça de la Font a principios de junio no ha vuelto a protagonizar nuevas convocatorias.

Comentarios
Multimedia Diari