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«Hemos querido acabar de llenar de estrellas la bodega». El gerente del Celler de Capçanes, Joan Mª Sabaté, destacaba así la participación de Ramon Mirabet en la decimosegunda Nit de les Garnatxes, que celebraron la noche del viernes. Los temas más populares del cantante de Sant Feliu de Llobregat se escuchaban desde el patio. Allí los invitados podían degustar las tres variedades de garnacha joven Mas Donís. De hecho, la mayoría llenaba la copa con su caldo preferido y entraba a la sala principal, donde el artista ofreció un concierto –partido en tres pases– durante toda la velada.
Pero la música no fue el único reclamo de la fiesta; también la gastronomía. Los restaurantes Rincón de Diego (Cambrils) y Can Bosch (Salou) –ambos reconocidos con una estrella Michelin– maridaron con una tapa exclusiva los cuatro vinos de la última añada que la bodega presentaba en la velada. Cada propuesta intentaba potenciar el sabor y el aroma de cada una de las variedades, que disfrutan de matices diferentes según el suelo donde crecen, panal, pizarra, arcilla y caliza.
«Este año les hemos dado más relevancia a las estrellas Michelin», apuntó Sabaté, a lo que añadió que «por eso hemos dedicado una sala distinta de la bodega a cada uno. Además cada ubicación contó con una exposición artística, a cargo del menorquín Enric Servera y del alemán Valentin J. Martin». De este modo, Diego Campos ofrecía sus propuestas gastronómicas en la sala de los barriles, mientras que Joan Bosch lo hacía en la sala empedrada ‘Cabrera’. Ambos chefs son viejos conocidos de esta noche dedicada a la enología y a la buena vida.
Los nuevos, sin embargo, fueron las bodegas invitadas de la D.O. Empordà: La Vinyeta, Celler Cooperatiu Espolla, Vinyes dels Aspres, Perelada Vins i Caves, y Celler Arché Pagès. Forman parte de los 50 que engloba su denominación de origen. Dieron a probar el sabor de terrenos arenosos y pobres en materia orgánica, «ideales para la producción de vinos de elevada calidad», apuntó un representante.
Es tradición que el Celler de Capçanes invite a denominaciones de origen de otros territorios a su Nit de les Garnatxes para ofrecer un toque nuevo en cada edición. Todo para dedicar una velada al vino y a los cinco sentidos única en la provincia, que se supera cada edición. Muestra de ello es la gran participación del público procedente de toda Catalunya, pues supera por dos los 400 habitantes habituales que tiene el pueblo, llegando en algunas ocasiones a los 1.000 invitados esa noche.
