El IPHES, pendiente de volver a los yacimientos y de la apertura de fronteras

Teletrabajo y con un aforo limitado en el edificio del Campus Sescelades, los investigadores e investigadoras potencian el formato virtual con un ojo puesto en la financiación futura

06 junio 2020 20:00 | Actualizado a 06 junio 2020 20:28
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«La primavera y el verano son las épocas de máximo impacto en el trabajo de investigación en el exterior. Algunas excavaciones se hicieron en invierno y han salvado la campaña, pero hay otras, como la que yo mismo llevo a cabo en Marruecos, que estamos pendientes de ver si podremos viajar este verano». Estas palabras de Robert Sala, director del Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social (IPHES), ilustran en qué situación se encuentran los investigadores e investigadoras de la institución.

Si bien Marruecos es el caso más claro por un tema de fronteras, todos los yacimientos de la península se han visto afectados por la pandemia de la Covid-19. «Las excavaciones que implican a un mayor número de personas son en julio, agosto y septiembre», afirma Xosé-Pedro Rodríguez, responsable del Área de Investigación del Instituto, en referencia a Atapuerca (Burgos), Abric Romaní (Capellades) y La Boella (La Canonja). En este sentido, apunta que se están haciendo todos los esfuerzos para poder excavar y, por ejemplo, «en el caso de Atapuerca los tres codirectores tienen la intención de excavar, con las condiciones de sanidad adecuadas. El permiso de la Junta de Castilla y León ya lo tenemos», manifiesta.

Obviamente, las formas cambiarán este año. Así, no se podrá ver la tradicional imagen de 200 personas trabajando sobre el terreno. «Serían unas 50, que ya es bastante, aunque como son muchos yacimientos excavados al mismo tiempo, estaríamos repartidos», explica Xosé-Pedro. Del mismo modo, también se prevé acortar el tiempo. «En Atapuerca se excavaba desde mediados de junio hasta finales de julio. Este mes no se excavará seguro, se hará el mes que viene, del 1 al 25», revela el profesional, quien añade que «siempre con la distancia de al menos un metro y medio o dos metros entre los investigadores. Vamos a ver cómo lo llevamos porque hasta ahora no había ocurrido nunca nada parecido. Es un poco una incógnita e intentaremos adaptarnos».

Mientras se descifran los interrogantes, día a día los profesionales han podido sumergirse en las publicaciones de artículos pendientes, la única vertiente positiva de la situación, si es que hay alguna. De hecho, el confinamiento ha sido el momento del teletrabajo y de analizar datos, estudios en muchos casos aparcados en los cajones por falta de tiempo. «Hemos podido revisar mucha bibliografía y, en mi caso, tirar adelante una investigación que tenía pendiente. Pero al mismo tiempo, una de las publicaciones importantes depende de la campaña de Marruecos Oriental, a 200 kilómetros de Melilla, en Ain-Beni-Mathar-Guefait, por lo que seguramente sufrirá un retraso», señala, por su parte, Robert.

El Instituto, con cita previa

Con la llegada de las fases, el director cuenta, asimismo, que el edificio del IPHES se ha abierto prácticamente con cita previa. «La mayoría seguimos trabajando a distancia. Pero abrimos el Instituto tres días a la semana. La gente que lo necesita puede acceder un máximo de dos días cada uno y el aforo es de 15 personas diarias. Protocolos, todos ellos, para evitar aglomeraciones y que el IPHES se pueda convertir en un foco de difusión del virus», detalla.

Asimismo, en todo este proceso, la cuestión económica es crucial. «La financiación de base del Instituto, aportada por la URV y la Generalitat, está asegurada. Los sueldos los tenemos asegurados. Pero también está el mantenimiento, tanto del Instituto como de los laboratorios, de la actividad... que van ligados a los proyectos de investigación. Es aquí donde estamos ajustando gastos, para evitar problemas de subsistencia a lo largo de este año porque preveíamos a mediados de este 2020 una entrada de dinero a partir de la concesión de proyectos y ahora no sabemos cuándo se concederán», comenta Robert.

Financiación, la incógnita

«Si estamos en plena crisis económica, desgraciadamente todo lo que es investigación siempre sufre recortes. No debería ser así, pero la investigación se recorta siempre por lo que estamos pendientes de cómo nos va a afectar», corrobora Xosé-Pedro.

En este ámbito, sus temores se dirigen hacia el futuro. «Hay una serie de proyectos que están ahora mismo en desarrollo, que en principio tienen asegurada la financiación porque fue concedida ya hace algún tiempo. Por lo que yo creo que el problema va a venir con los que están solicitados y pendientes de concesión. Son proyectos de ámbito estatal que financia el Ministerio de Ciencia. Se solicitaron en septiembre y octubre y ahora mismo están decidiendo cuáles conceden y qué dinero dan y vamos a ver cuál es el resultado», asevera. «Después, teóricamente en otoño o a finales de año debería haber otra convocatoria de proyectos de investigación y ahora mismo no sabemos si se mantendrá, de ser así qué dotación económica tendrá o si se retrasará».

En cualquier caso, los proyectos financiados requieren de un plazo y de unos resultados. «La financiación de los yacimientos de Marruecos, por ejemplo, viene de varios lugares, entre ellos una fundación privada, la Fundación Palarq, que también nos subvenciona otras excavaciones. Creo que van a ser comprensivos y van a tener en cuenta que aunque la financiación sea para este año, a lo mejor hay que estirar un poco porque no vamos a poder excavar ahora. Lo haremos como mucho a finales de año o el año que viene. Entonces espero que haya una cierta flexibilidad en las instituciones que nos financian a la hora de justificar los gastos, a la hora de utilizar el dinero que ya nos está concedido», sostiene el responsable de investigación.

Unos proyectos internacionales que son esenciales en la proyección del IPHES. «Son importantes sobre todo si los lideramos nosotros, como es el caso de Eritrea, donde está Bienvenido Martínez Navarro o el propio Marruecos». Al igual que Atapuerca, Ain-Beni-Mathar-Guefait está formado por un conjunto de yacimientos de diferentes cronologías que «cubren prácticamente todo el paleolítico con ocupaciones muy antiguas. Decisivo tanto para entender la evolución humana, como para el estudio de las faunas antiguas del norte de África o la posible conexión entre la zona y la península ibérica».

Y si en estos momentos los profesionales que deberían estar viajando no lo pueden hacer, ocurre lo mismo con los congresos internacionales, otra de las afectaciones destacadas. Así, Xosé-Pedro relata cómo la Unión Internacional de Ciencias Prehistóricas y Protohistóricas (UisPP) ha aplazado su reunión anual hasta el año que viene. Otros, como la Asociación Europea de Arqueólogos (EAA) lo ha convertido en virtual. Dos formatos que, como vaticina Robert Sala, tendrán que convivir en un futuro inmediato.

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