El Joan XXIII logra acortar la estancia en la UCI

El hecho de que los familiares puedan estar junto al enfermo acelera la mejora

20 noviembre 2018 09:21 | Actualizado a 20 noviembre 2018 09:23
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El equipo médico de la Unitat de Cures Intensives (UCI) del Hospital Joan XXIII de Tarragona ha conseguido reducir la estancia de los pacientes en la unidad. Antes, la media estaba entre 7 y 8 días de ingreso, ahora entre 6 y 7. Además, en las últimas valoraciones, se ha detectado una disminución de la mortalidad. Así lo muestra la última evaluación que se llevó a cabo el pasado mes de junio, en el marco del plan estratégico del servicio.

Las mejoras en el servicio tienen que ver con la puesta en marcha de algunos procedimientos pioneros, hace aproximadamente un año. Un ejemplo es el nuevo protocolo para prevenir el delirio del paciente, después de haber pasado días con tratamiento sedante. «El delirio es una de las complicaciones más frecuentes en la UCI. Cuando el paciente despierta, necesita recuperar la conciencia para evitar la angustia», explica la responsable de la unidad, María Bodí, quien añade que alguna de las medidas que puede ayudar al paciente es proporcionar sus objetos personales, como por ejemplo las gafas o el audífono, si es que lleva. «Todo esto contribuirá a que el paciente no se desoriente», asegura Bodí. Otra medida que ha puesto en marcha el equipo de profesionales de esta unidad es el programa de movilización precoz.

El Hospital Joan XXIII es pionero en este procedimiento y son muchos los centros sanitarios que ven la iniciativa con muy buenos ojos. Se trata de mover el paciente lo antes posible. «Intentamos que sea durante los primeros dos días de ingreso», explica Bodí, quien añade que «si el paciente está dormido, la movilización será pasiva, por parte de un fisioterapeuta.

Conforme el enfermo vaya recuperándose, las acciones serán más activas, incluso dando un paseo por la calle». Este es el caso de Àfrica, una mujer que llevaba muchos días ingresada en la UCI. «Decidimos dar un paseo con la paciente por las inmediaciones del hospital. Su evolución, a partir de entonces, fue increíble. Al cabo de diez días ya estaba en planta», relata Bodí, quien añade que «desde el punto de vista emocional, los pacientes lo agradecen mucho».

Además, los responsables del servicio aseguran que el hospital ha tomado conciencia del impacto de este protocolo y ha aumentado los recursos humanos. «Ahora tenemos un fisioterapeuta durante toda la mañana, lo que ha significado un cambio radical», explica Bodí.

Otra de las iniciativas que han sido valoradas muy positivamente para la mejora de los pacientes de la UCI es que los familiares más directos pueden entrar sin restricciones horarias al box. El hospital tarraconense aplicó la medida en septiembre de 2017, fue uno de los primeros centros hospitalarios en ponerlo a la práctica. Los familiares pueden acompañar al enfermo a partir del mediodía y hasta las once de la noche. «Son medidas que han humanizado la UCI y que favorecen la evolución de los pacientes», explica Bodí.

Pioneros en seguridad
El equipo médico de la unidad no para de poner en marcha iniciativas para evaluarlas y conocer de primera mano si funcionan.  Este es el caso de una nueva herramienta que se encarga de revisar si se cumplen todos los procedimientos. «Los protocolos deben seguirse a pies juntillas, ya que es la síntesis del conocimiento. Pero es cierto que en escenarios tan complejos como estos, en que los pacientes están graves y puede haber giros inesperados, a veces los protocolos no se siguen», explica Gonzalo Sirgo, jefe adjunto de la unidad y responsable de seguridad, quien añade que «sin querer, hacemos lo urgente y nos olvidamos de lo básico».

La herramienta, que funciona en la unidad desde 2012, elige aleatoriamente pacientes y preguntas para comprobar que el profesional sanitario siga con los protocolos. «De esta manera, el personal estamos en un estado de alerta permanente, que mejora la atención de los pacientes», explica Sirgo, quien añade que «esto nos convierte en casi infalibles, ya que el objetivo es evitar errores». La herramienta digital, que lleva la firma del Joan XXIII, se está extendiendo entre los hospitales de Catalunya y del resto del país.

Los profesionales de esta UCI de referencia en el territorio tienen ya la mirada puesta en el futuro. Actualmente, Bodí y su equipo están trabajando en dos direcciones. Primero, en detectar antes la dolencia del paciente para que así no ingrese en la UCI en un estado tan grave. Esto se puede hacer mejorando la formación del personal para conocer cuáles son los signos de alarma. En segundo lugar, también quieren usar los datos que recogen para predecir la evolución del paciente y adelantarse en el tratamiento. 

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