El Minipop vive su edición más multitudinaria

Unas 6.000 personas pasaron, durante el fin de semana, por el Passeig de les Palmeres. Se vendieron todas las entradas

05 junio 2017 06:21 | Actualizado a 24 noviembre 2017 19:59
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La séptima edición del festival Minipop ha constatado de manera definitiva el arraigo del festival dentro de la oferta cultural del país. Más de 6.000 personas y las entradas agotadas desde sábado al atardecer demuestran que este festival familiar ya forma parte del imaginario artístico de grandes y pequeños. La apuesta de proponer cultura por todas las edades ha calado en un público entusiasta que desbordó las previsiones de la organización y llenó el Passeig de les Palmeres de sonrisas y felicidad. 

El festival de música y cultura contemporánea para todos los públicos abrió puertas el viernes con la inauguración oficial de una de las novedades de este año. La exposición Objetiu Minipop, patrocinada por Repsol, mostró el festival a través de las fotografías de los 16 niños que el año pasado participaron al taller de minireporteros. Además, Jaime Rojas y Rosa Rovira, los fotógrafos oficiales del festival, volvieron a trabajar acompañados de pequeños discípulos dispuestos a inmortalizar los instantes decisivos desde nuevas perspectivas.

Debajo de un montón de cintas de colores, triunfaba la Silent Disco, otro de los nuevos espacios de la séptima edición. Los que entraron y se pusieron los auriculares pudieron disfrutar de una sensación única en una discoteca donde todo el mundo movía el cuerpo a ritmos diferentes y se lo pasaba a las mil maravillas en medio del silencio más absoluto

Zona de concierto

A la zona de conciertos, el artista local Espaldamaceta puso en marcha el viernes el festival presentando su último disco en una actuación emotiva y vibrante. A continuación, Retirada! que ofreció un pop ambiental e hipnótico. Finalmente, Belda y Sanjosex animaron grandes y pequeños con su espectáculo Càntut, recuperando el cançoner de tradición oral y ilustrando de manera perfecta la filosofía del festival. 

El sábado se puso en marcha el festival con el esperado concierto de Pavvla, la nueva sensación del pop independiente. Marion Harper cogió el relevo con su pop electrónico. Después, todos los fieles de Bien Querida fueron los protagonistas, que llenaron a tope la zona de conciertos, y pudieron disfrutar de un espectáculo diferente y encantador donde se mezclaron canciones de su último disco y los clásicos de siempre. 

La fuerza de Mazoni jugó el otro final de la Champions y la ganó por goleada con un concierto afilado y vibrante. La cirereta final fue la lección magistral de electricidad, furia y melodía que dieron la banda Cala Vento. Y para acabar, los Superpandas cerraron la sesión en medio de la euforia del equipo Minipop, que acabaron saltando y bailando encima el escenario. 

Ayer, los aullidos del Home Llop decoraron el vermut musical y lo transformaron en un guateque de los años sesenta a la catalana. Su sesión de modernidades antiguas transportó el público a la época de los estampados de colores, los pantalones ajustados y las minifaldas. Antes, la compañía de Arnau y Clara Colom trajeron al Minipop el humor y la rebeldeldia del espectáculo de títeres y música en directo Matito

Más que música

El Minipop es mucho más que un festival de música. En la zona de talleres, más de 20 artistas mostraron propuestas creativas de todos los colores, el Espacio CaixaFòrum y el robot Quíric también se trasladaron al Passeig de Palmeres. En el Espai Nadó, las Tecletes sorprendieron los más pequeños con un laberinto hecho de cajas de cartón, una cueva para hacer dibujos de arena y el Sonàrium del Pájaro Carpintero. Y, después de la puesta de sol, llegaba el cine, viernes con una por película china de las Noches de Cine Oriental de Vic y sábado con The princesa bride, un cuento de hadas por pequeños y grandes. 

El Minipop también es un festival solidario y por eso cada año cuenta con la presencia de diferentes asociaciones sin ánimo de lucro y algunos invitados especiales. En esta edición han sido la Fundación Vicente Ferrer, que trabaja en las comunidades más pobres de la India, y la Fundación Noelia, que ha repetido al Minipop para seguir recaudando dinero por la investigación de la distrofia muscular por déficit de colágeno.

Finalizada la séptima edición, el equipo Minipop ya está pensando en la próxima. En este sentido, la directora del festival, Núria Serrano, ha afirmado que trabajarán para compartir experiencias e intercambiar propuestas con otros festivales europeos, aprovechando la reciente incorporación del festival tarraconense a la plataforma Europe for Festivales, Festivales for Europe. Esta es una de las puertas que se abre después de que el Minipop haya sido reconocido como uno de los mejores festivales europeos con el sello EFFE de la European Festivales Association.

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