El Parc Central y la TAP ponen a la venta las entradas de los Juegos Mediterráneos

Crónica. La inauguración fue la entrada más solicitada por parte de las personas que acudieron a los puntos físicos

22 mayo 2018 08:48 | Actualizado a 22 mayo 2018 09:07
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No hubo colas en las inmediaciones de la Tarraco Arena Plaça (TAP), ni gente durmiendo en la puerta del Parc Central. Los tarraconenses no tienen miedo de quedarse sin entradas para el acto inaugural de los Juegos Mediterráneos, que se celebrará el próximo 22 de junio, a partir de las nueve de la noche, en el Nou Estadi.

Ayer se pusieron a la venta las entradas de las competiciones deportivas y de las ceremonias de inauguración y clausura en puntos físicos de la ciudad: en la TAP y en el Parc Central. El pasado jueves, las entradas ya estaban disponibles a través de www.ticketmaster.es.

Cierto es que hay gente mayor que esperaba el día de ayer. «No tenemos Internet y apenas sabemos cómo funciona. Por eso esperábamos ansiosos que se pudieran comprar las entradas en algún estand», aseguraba ayer Luz Bonillo, en el Parc Central.

Durante la jornada de ayer, sobre todo se vendieron las entradas del acto inaugural de los Juegos. Actualmente, solamente quedan en preferente superior y unas pocas en Gol Nord. Dos horas después de la apertura de taquillas, ya se habían vendido unas cuarenta en el Parc Central. 

«En tribuna ya no quedan asientos libres y en preferente cuestan entre 20 y 50 euros.Según la visibilidad es más cara o más barata», explicaba ayer Danae, la chica que vendía las entradas en el Parc Central.

Antoni Alujas, interesado en asistir a las ceremonias de inauguración y de clausura, ponía como condición que los asientos estuvieran cerca de un pasillo. «Voy con bastón», decía. Danae aconsejó a Antoni ir antes de las nueve al Nou Estadi para poder aparcar bien el coche. 

«Estuve en Almería después de los Juegos y la ciudad cambió por completo. Espero que aquí pase lo mismo», explicaba Antoni Alujas, quien añadió que «por lo menos, ahora tendremos una piscina y un pabellón, que antes no teníamos. Sólo dependerá de cómo se mantiene».

Alujas y su mujer no querían quedarse sin entradas, son unos aficionados al deporte. 
Al cabo de veinte minutos, Carmen Rioja y Ramon Alabart, vecinos de la Albada, llegaban al estand de Danae. Carmen presumía de las entradas del acto inaugural y aseguraba que «estoy muy ilusionada. Es una oportunidad para que la gente vea la ciudad que tenemos».

Detrás de ellos esperaba otro hombre, que compró dos entradas para ver la final femenina de balonmano, que se celebrará en el Palau d’Esports Catalunya. «Tengo curiosidad por ver el ambiente. Es una cosa que solamente se verá una vez, y no me lo quiero perder», aseguraba. 

En la TAP las ventas no eran tan seguidas. Las taquillas estaban cerradas y aquellos que querían conseguir su entrada se dirigían hasta las oficinas, situadas en el edificio de cristal, ubicado al lado del monumento.

Tocaban el timbre y les atendían. Algunas de las principales preocupaciones de los que compraban las entradas eran que aún no sabían qué modalidades estaban a la venta y, por otro lado, se quejaban de que las localidades mejor situadas ya estaban ocupadas por los patrocinadores.

El precio de las entradas de las competiciones oscilaban entre 6 y 25 euros y la de las ceremonias, entre 20 y 80 euros. 

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