El Port Esportiu de Tarragona invertirá 3,5 millones en su remodelación

Locales vacíos y una afluencia de público limitada. Es la situación del Port Esportiu, que más allá de la gente de paso que va al Km 0, registra escaso interés entre los tarraconenses. Su actividad fue a menos tras el auge del ocio nocturno y ahora sus gestores quieren revertirlo con el impulso de una importante inversión económica. Consistirá en la mejora tanto de los accesos como de la zona de aguas, un lavado de cara de las instalaciones que debe contribuir a dinamizar el entorno.

La sociedad que gestiona el recinto, Nàutic Tarragona SA, presentó ayer por la tarde el anteproyecto a los amarristas y localistas. En el encuentro les daban a conocer las líneas básicas de una intervención de reforma en la que empezó a trabajarse hace un año y medio. La empresa de ingeniería Idom se ha hecho cargo de la iniciativa, que se divide en tres fases.

La primera prevé una intervención en la zona de pantalanes. A pesar de que la ocupación de los amarres es buena –se sitúa alrededor del 75%–, las instalaciones han envejecido y se ha registrado más de un incidente. Por ello se sustituirán las cinco estructuras de hormigón, además del dique de abrigo, por otras de aluminio. «La idea es mejorar el servicio vía nuevas tecnologías», explica el presidente del Reial Club Nàutic de Tarragona –máximo accionista (51%) de Nàutic Tarragona SA–, Manel Cremades. Todas las torretas tendrán conexión WiFi. Además, los propietarios pueden conectarse de forma remota con la terminal móvil para dar el agua o la luz.

En la segunda fase se ampliará la zona de aparcamiento, junto a la Platja del Miracle, y va a procederse a la sustitución del pavimento. Aquí se incluirá también el cambio del sistema de alumbrado por tecnología led, así como una zona ajardinada y un parque infantil, junto a las instalaciones del Club Nàutic.

Una escalinata-escenario

La tercera fase es la más ambiciosa. Contempla la mejora de los accesos y una de las principales intervenciones será la construcción de una escalinata en el extremo desde el Passeig Marítim para facilitar que la gente pueda acceder directamente a los locales de la parte de abajo. «Quedará una zona no tan solo para subir y bajar, sino que también tendrá la forma de gradería por si queremos hacer alguna cosa y pueda aprovecharse un espacio que ahora está muerto», manifiesta Manel Cremades. 

Además se abrirá un paseo de madera de resina con el ala lateral del Port Esportiu. Este mismo material también se utilizará para acceder al paso subterráneo que queda en el extremo junto al local Brisa. Éste, que ahora es muy estrecho, se ensanchará para darle más visibilidad. Además, se instalará un ascensor de cristal para facilitar la movilidad de las personas con dificultades para bajar por las escaleras. 

El presidente de Nàutic Tarragona SA defiende que el conjunto de las intervenciones «debe mejorar el flujo de personas para crear un nuevo dinamismo en la zona». Tras hacerse público, la sociedad que explota el Port Esportiu tiene previsto acabar el plan de negocio y el estudio financiero este mes de noviembre para que a finales del año pueda estar encima de la mesa del nuevo presidente de la Autoritat Portuària. Y es que finalmente Puertos del Estado será el que deberá dar luz verde definitiva para que la inversión pueda seguir adelante. 

Paralelamente, mientras la tramitación administrativa sigue adelante, esta sociedad prevé reunir la financiación necesaria entre los usuarios y de forma externa. Con todo, Cremades calcula que el año que viene servirá para ir cerrando todos estos aspectos, de forma que en 2020 podría empezarse con la primera fase de las obras. La intervención en la zona de las aguas está programada para que se prolongue entre tres y cuatro meses.
Invertir o perder la concesión
«La obra durará entre uno y dos años», afirma este directivo. Si estos cálculos se ajustan, el nuevo Port Esportiu de Tarragona podría ser una realidad en 2021. Después de que en varios momentos ya se habían escuchado propuestas para impulsar este espacio, los gestores ven ahora la necesidad de que tire adelante. La actual licencia de explotación termina en 2024, tras treinta años de concesión. Nàutic Tarragona SA quiere conseguir una prórroga de otros quince años, hasta 2039. La condición para que esto suceda es que esta sociedad invierta entre 2,5 y 3 millones de euros en el equipamiento, tal como marca la Ley de Puertos. «O hacemos esto o se acaba la concesión», afirma tajante el presidente de este organismo.
La reforma urbanística debe ser el primer paso para que esta zona recupere su dinamismo. De los 44 locales existentes, más de una veintena están cerrados y los que siguen abiertos principalmente se dedican a la restauración. Ésta es una de las apuestas que va a hacerse para un emplazamiento en el que el ocio nocturno pasará a la historia. «Se regulará un reglamento interno de actividades en el que quede recogido explícitamente que no podrá haber ni actividades de discoteca ni similares», argumenta Cremades.
A partir de ahí, se prevé disponer de los servicios de una empresa que se encargue de «revitalizar la zona de locales». En la parte de arriba se mantendrá para la restauración, mientras que en los locales de la parte de abajo quieren atraerse empresas especializadas en servicios marítimos. Es el caso del alquiler de embarcaciones, escuelas de buceo, entre otras. «Con el nuevo entorno, llamará más la atención para que la gente de Tarragona venga y se acerque al Port Esportiu», afirma.
La inauguración de la pasarela el pasado 21 de junio ya fue un primer paso para mejorar la accesibilidad desde el centro a la playa del Miracle. El proyecto no ha acabado. Está en ejecución la reforma del Passeig Marítim, que debe ser una realidad en el primer trimestre del año que viene. La recuperación del Port Esportiu es el siguiente paso.