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Gratitud podría ser la palabra que resuma el espíritu del acto que ayer reunió a unas 800 personas en el Refugi 1 del Moll de Costa para celebrar los 150 años del Port de Tarragona en su etapa moderna. Y es que, más allá de la presencia de representantes políticos (el acto estuvo presidido por el president de la Generalitat, Joaquim Torra, y había políticos de todos los colores) y de las cifras que recuerdan que el puerto es un gigante logístico, la de anoche era, sobre todo, una fiesta para dar las gracias a todos los que mueven y han movido el puerto generación tras generación.
Eso sí, a la entrada del acto una especie de ‘fotomatón’ moderno bajo el lema «Say patata», invitaba a hacerse una instantánea con el logotipo del Port. Y es que la de anoche era una de esas jornadas en las que todo el que quiere o aspira a algo de poder en el territorio quería estar.
Generación tras generación
El acto, que arrancaba con música y un cóctel azul burbujeante que recordaba el mar, se dedicaba en primer término, a homenajear a los trabajadores del puerto. Para ello regresaron a la tarde del 2 de septiembre de 1899. Entonces, la Junta de Obras del Puerto tenía en marcha los proyectos de crecimiento, y para proveer las obras de material, las piedras se extraían de la pedrera del mismo puerto. En aquel espacio trabajaba un joven, casado, padre de un hijo y a la espera de otro, Baldomero Climent, que desgraciadamente sufrió un accidente mortal mientras manipulaba una grúa.
La encargada de contar la historia era Montserrat Climent, nieta de Baldomero. Tanto ella como otros dos nietos fueron homenajeados. Era una manera de recordar que el trabajo y los sacrificios de los trabajadores han sido indispensables para llegar a este siglo y medio.
Muy de El Serrallo
El segundo bloque de reconocimientos fue para homenajear el papel de la comunidad portuaria y las principales empresas que operan en el Port de Tarragona.
Luego sería el turno del reconocimiento a las entidades sociales, culturales y vecinales, que tienen estrecha relación con el puerto. Era el turno, sobre todo, de El Serrallo y sus castells, sus Diables, la coral, la Confraría de Pescadors... y así una larga lista.
El último reconocimiento sería para las personas vinculadas a los organismos de dirección del puerto, tanto los actuales como sus antecesores.
Un recuerdo para Iqoxe
El presidente de Puertos del Estado, Francisco Toledo, nombrado hace apenas unos días, comenzaba su discurso acordándose de las víctimas del accidente de Iqoxe y sus familias, algo que arrancó un aplauso espontáneo del público. «Tenemos que aprender de esta tragedia para que no se vuelva a repetir», dijo.
Destacó, además, que el puerto «ha sabido convertirse en una palanca de crecimiento regional y ser hoy un gran activo para las empresas». También destacó que la suya es «una historia de éxito» y que, actualmente, es el séptimo puerto del Estado en tráfico global y el cuarto en tráfico de graneles líquidos. «Es un puerto rentable, con tráficos consolidados y diversificados; sostenible, económica y medioambientalmente», aseguraba.
Por su parte, el presidente de la Autoritat Portuària, Josep Maria Cruset, ponía en valor que el puerto se ha convertido en «uno de los motores económicos más importantes del territorio y del país», y que está preparado para coger el relevo a otros puertos y zonas «hipersaturadas».
En este sentido, Cruset destacó que, a pesar de las asignaturas pendientes, el territorio tiene unas infraestructuras logísticas «muy potentes» y otras que pronto permitirán conectarlo de forma rápida con Europa, en alusión al tercer fil.
Aseguró que su trabajo, en contacto con empresas de distintas procedencias, le ha permitido reflexionar sobre el «potencial enorme» que tiene este territorio y que no siempre reconocen quienes viven en él.
Era el momento de tirar de orgullo: El Port cerró el 2019 con unos ingresos de 57,65 MEUR –los mejores de la última década– y un tráfico de 33,3 millones de toneladas, un 2,8% más que el año anterior. La instalación batió el récord de cruceristas con 128.000 pasajeros –casi 30.000 más que la anterior campaña–.
Músculo para exportar
El último en hablar fue el President de la Generalitat, Joaquim Torra (quien también tuvo un recuerdo para Iqoxe) que aprovechó para señalar que los datos de la actividad del Port son «un gran reflejo del buen comportamiento exportador» de Catalunya.
Aprovecho, además, para reivindicar que el Port tenga «toda la autonomía de gestión para llegar a toda la excelencia que quiera llegar». Y resumía el papel clave de sus instalaciones «cara afuera, en el transporte de mercancías en el Mediterráneo, y cara adentro, pues representa un motor económico para todo el Camp de Tarragona, en primera instancia, pero también para toda Catalunya».
Historia para disfrutar
El acto terminaba con un mapping, un vídeo 3D de grandes dimensiones (casi 35 metros) que se proyectaba en la pared del refugi. La película de animación, basada en los dibujos de Joan Carles Blanc, autor del Atlas Histórico Ilustrado del Puerto de Tarragona, hizo un repaso de los más de 2000 años de historia del Puerto, de la ciudad.
Aunque el vídeo fue creado especialmente para esta ocasión, seguro que poder ver este resumen acelerado de la historia del puerto y, por ende, de la ciudad, sorprendería a más de un tarraconense.
Era, además, una manera de resaltar la lucha tenaz a través de los siglos de los habitantes de Tarragona para recuperar el Puerto cada vez que la adversidad bélica o natural impedía su uso.
La conmemoración de los 150 años arrancó en noviembre del año pasado y abarcará hasta noviembre de este año, con una serie de actividades para la comunidad. Habrá muchas excusas para ‘bajarse’ al Port.
