El abuso del alcohol se extiende entre menores

Sanidad prepara una ley contra el consumo de alcohol. Es la droga más común entre jóvenes de Tarragona. El 28,3% de los chicos de 15 y 16 años se han emborrachado al menos tres veces

19 mayo 2017 17:08 | Actualizado a 21 mayo 2017 15:57
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Tarragona no tiene un problema con el botellón, pero sí con el consumo y el abuso de alcohol entre los menores de edad. Cada vez más adolescentes consumen alcohol y lo hacen con mayor intensidad, en forma de atracón. La muerte de una joven de 12 años en San Martín de la Vega (Madrid) y los posteriores ingresos por coma etílicos en menores que han saltado a la palestra han hecho encender todas las alarmas.

Tanto es así que el Gobierno prepara una ley contra el consumo de alcohol entre menores. La ministra de Sanidad, Dolors Montserrat, admite que la bebida es un «problema grave» entre los jóvenes e intentará aprobar una norma por «consenso». La norma tendrá el objetivo del «consumo cero» en adolescentes, que ahora está en 13,8 años, y evitar el fácil acceso al producto.

Los colectivos de médicos centrados en el tratamiento de adicciones y prevención creen que toda ley en esa línea es bienvenida y necesaria. Certifican un aumento de los abusos y reclaman un abordaje intensivo como el que se ha hecho, y con resultados, con el tabaco. Una encuesta reciente entre los adolescentes de Tarragona, en el marco del proyecto ‘Youth in Europe: a drug prevention program’, ha puesto el foco sobre el problema y arroja datos para algunos sectores preocupantes. Tarragona, en comparación con otras ciudades europeas participantes en el proyecto, consume más alcohol y tiene mayor porcentaje de jóvenes que declaran haber padecido una borrachera. El alcohol es la droga más consumida entre los jóvenes tarraconenses. «Se trata de un consumo bastante normalizado. El alcohol, igual que el cannabis, aparece como una droga mucho más ligada al tiempo de ocio. A partir de los 14 años ya se consume alcohol y se coge un cierto hábito», explica Oriol Romaní, catedrático de Antropología Social en la URV y uno de los investigadores participantes.

Algunos porcentajes preocupan: casi la mitad de adolescentes (un 47,8%) declara haberse emborrachado alguna vez en al vida, tres de cada diez (un 28,3%) lo han hecho al menos tres veces) y un 29,6% ha practicado el consumo abusivo. En Tarragona se bebe más en diferentes tipologías de espacios (sobre todo en parques, bares y discotecas), pero no se hace en la propia casa, a diferencia de otras ciudades analizadas.

 

Sube el consumo femenino

Otra diferencia es que en Tarragona hay una menor permisividad de los padres (se considera que están en contra de que los adolescentes lleguen bebidos), pero eso no se traduce en unos niveles más bajos de consumo.

Tanto esta investigación como los propios médicos apuntan a una realidad creciente y relativamente novedosa: el consumo entre las mujeres. «Una de las preocupaciones es el abuso por parte de las chicas, así como los atracones», detalla Oriol Romaní.

La última encuesta Estatal sobre Uso de Drogas en Estudiantes de Enseñanzas Secundarias (ESTUDES) sostiene que la mitad de los de 17 años se han dado alguna vez un atracón (cinco copas o más en un breve espacio de tiempo).

La tendencia se llama en inglés ‘binge drinking’. Aún están por demostrar los efectos a largo plazo, aunque ya se sabe que conlleva unos riesgos superiores a un consumo equivalente en más tiempo. ¿Qué factores provocan esta presencia habitual del alcohol en la pubertad?. Las conclusiones del estudio sirven como respuesta: «Una mayor aceptación social y la facilidad de acceso entre la población adolescente en relación al resto de sustancias ayudarían a explicar esta preponderancia».

La pregunta clave es cómo abordar el problema, como indica Francesc Valls, doctor e investigador de la Cátedra de Inclusión Social de la URV: «Las autoridades tienen mucho que decir. De poco sirve alertar de los peligros, si estamos haciendo una apología general del consumismo, que es uno de los focos principales de captación de clientes. Si lanzamos mensajes contradictorios, la lucha perderá eficacia. Además, la reducción no pasa tanto por penalizar el consumo sino que medidas como la confianza y el vínculo entre padres e hijos parecen mucho más relevantes». La publicidad o el acceso a la bebida serán algunos de los temas clave que deberá abordar la ley que quiere impulsar el Gobierno.

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