El amor puede tener muchas formas

‘Modern love’. La nueva producción de Prime Video es una antología de ocho historias donde el amor es el común denominador

24 octubre 2019 10:31 | Actualizado a 25 octubre 2019 10:32
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Modern love es el título que recibe una columna que publica desde 2004 ‘The New York Times’, y también en versión podcast desde 2016. Los textos están escritos tanto por aficionados como por profesionales, quienes envían sus historias al periódico. El editor de la columna es Daniel Jones, quien a su vez produce la serie del mismo nombre que acaba de estrenar Prime Video, Modern love.

La serie, al igual que la columna, trata sobre algo más que el amor romántico típico de pareja, narra historias sobre el amor en la amistad, del fraternal, del solidario, del amor en la tercera edad o del amor por uno mismo.

Modern love está compuesta por ochos capítulos de media hora de duración, siendo cada uno de ellos independientes entre sí. La acción sucede en el marco incomparable de la ciudad de Nueva York. Si hay un escenario perfecto para este tipo de producciones es la ciudad de los rascacielos.

Es una serie amable, donde vemos a gente con trabajos interesantes, apartamentos que dan envidia, donde la luz de Nueva York ilumina todo a su paso. No es una serie donde vamos a sufrir demasiado. Sus capítulos son divertidos, dulces, entrañables pero sin caer en la sensiblería. No esperemos grandes giros de guion que nos sorprendan, pero es que tampoco es lo que buscan. Aunque ya adelanto que no todo van a ser finales del tipo ‘fueron felices y comieron perdices’.

Excepcional reparto
Uno de sus puntos fuertes es su espectacular reparto. Anne Hathaway, Andrew Scott, Tina Fey, John Slattery, Cristin Millioti, Andy García, Catherine Keener, Jane Alexander o Dev Patel son algunas de las estrellas que iluminan el firmamento de Modern love. Pocas veces vamos a poder ver tanto talento junto.

No hay capítulo donde no reconozcamos a sus protagonistas. Tal vez en el primero que forma esta antología sea donde menos vamos a reconocer a los actores, pero no por ello es menos bueno. De hecho, es uno de mis favoritos. Procurando no destripar mucha trama, soy muy talibán en el tema de los spoilers, diré que cuando terminan los treinta minutos que dura te queda un pensamiento: «de aquí podrían haber hecho una película perfectamente». En el poco tiempo que dura vemos cómo evoluciona una relación de amistad entre portero e inquilina mientras el tiempo pasa y a pesar de la brevedad de la duración del episodio les da tiempo a cerrar la historia de manera satisfactoria. Menos es más.

Historias reales
Todos los relatos que forman parte de la columna de ‘The New York Times’ son experiencias personales propias de las personas que los escriben


Pero no solo ocurre con el primer capítulo. Esta sensación de que más de uno de ellos daría para un largometraje es recurrente.

Y claro, con tanto talento junto, es prácticamente imposible que algún capítulo no sea redondo. A modo de ejemplo, el tercero, en el que aparece Anne Hathaway, es seguramente de las historias más duras de las ocho, pero aun así la vemos cómo va a comprar fruta al súper con un maravilloso jersey de lentejuelas y se marca un número de baile que ni un musical de Broadway. ¿Esta mujer no sabe hacer nada mal?

O mi favorito, el segundo, donde Dev Patel y Catherine Keener nos muestran dos tipos de amor, el de ‘pudo haber sido y no fue’, y el de ‘tal vez sí que puede ser’. Ya os digo ahora que yo este capítulo lo podría ver en bucle continuo.

Pero cuidado que no todo es tan de algodón de azúcar. El sexto es uno de los capítulos más interesantes de todos porque se presenta como el más oscuro, está dirigido por Emmy Rossum, la inolvidable protagonista de El fantasma de la ópera de 2004. Narra la historia de una joven que anda buscando el amor paternal que le faltó en la niñez y que ve reflejado en su jefe, aunque ambos no lo ven de la misma forma.

Propicia para una maratón
Por todo esto Modern love es una serie ideal para ver del tirón. Su poca duración por capítulo y que sean solo ocho, además de la agradable temática que trata, la hacen la candidata perfecta. Yo lo he hecho.

Tiene todos los ingredientes para triunfar: reparto de gran calidad, temática amable, el Nueva York más bonito como telón de fondo y el amor como hilo conductor.
Al ser una antología, los capítulos se pueden visionar en cualquier orden sin que por ello el resultado cambie. Pero eso sí, si optáis por esta opción, tenéis que dejar para el final el último capítulo.

Para no desentonar con el resto de la serie el broche final es perfecto.

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