El año en que Tarragona puso un millón de vacunas

Hoy se cumplen 365 días desde que Teresa se vacunara en la Mercè. En la provincia se han administrado 1,3 millones de dosis que evitan dos de cada tres ingresos y reducen las muertes un 84%

27 diciembre 2021 14:40 | Actualizado a 27 diciembre 2021 19:02
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Entre la aguja entrando en el brazo de Teresa Soria, en la residencia tarraconense de La Mercè, y los últimos pinchazos, han pasado 365 días y unos 1,3 millones de dosis puestas en Tarragona en este 2021. Son casi 4.000 inyecciones al día, muchas de ellas acompañadas de confesiones emocionadas. «Estoy muy contenta, lo solicité voluntariamente», dijo Teresa, la primera vacunada en el Camp de Tarragona. Hoy sigue bien, completamente protegida por la tercera dosis, como el 93% de los residentes en Tarragona.

Sandra Paixà, enfermera especialista en pediatría y referente del punto de vacunación intermedio en Mas Iglesias, en Reus, aún se emociona: «Recuerdo el día en que abrimos el centro, con todo ya preparado. En ese momento, antes de empezar a vacunar, me acordé de todos aquellos conocidos que se infectaron y no habían llegado a tiempo». Hoy esta enfermera reusense participará, con un parlamento, en el acto de reconocimiento a los sanitarios que se hará en el punto de vacunación de la Fira Barcelona, como homenaje a todos los profesionales tras un año de campaña.

El acelerón del verano

La vacunación ha tenido ritmos distintos, con un primer trimestre marcado por la escasez de dosis, que llegaban a cuentagotas, y luego un verano donde se firmó el gran acelerón de la amplísima cobertura en el Camp y el Ebre.

Las imágenes icónicas de las colas en el Palau d’Esports, centro neurálgico de la inmunización tarraconense, lo decían todo, pero también los datos. En la provincia se han puesto 166 vacunas a cada hora, casi tres al minuto. Es decir, cada 20 segundos se ha inyectado en Tarragona un antídoto contra el coronavirus en este año.

El advenimiento inesperado –e indeseado– de ómicron ha servido para comprobar la eficacia de los profilácticos, sobre todo en cuento a evitar la enfermedad grave y las defunciones. Cierto es que no han impedido la sexta ola pero sí están provocando que la virulencia sea mucho menor que las anteriores. De hecho, por el momento y a falta del impacto navideño, la vacunación ha frenado los ingresos en esta oleada. Están estancados en la provincia desde hace 20 días, orbitando alrededor de las 100 hospitalizaciones, incluso firmando leves retrocesos.

Solo hay que comparar esta ola con la del año pasado desatada tras la Navidad. Con una incidencia similar de casos –alrededor de 800 por cada 100.000 habitantes–, entonces había 355 ingresados –tres veces y media más– y 59 fallecidos, seis veces más que los nueve registrados en la última semana. O, lo que es lo mismo, las vacunas reducen a un tercio los ingresos –un 70% menos, se evitan, pues, dos de cada tres– y las muertes bajan en un 84%, siempre según el balance en Tarragona de los datos oficiales y públicos del Departament de Salut.

La letalidad se desploma

Otro indicador elocuente es la letalidad, que se ha desplomado durante estas semanas hasta un 0,0014%. Es todavía menos que en la quinta ola, en verano, cuando la mortalidad era del 0,40%, en un momento en que aún quedaba mucha población por vacunar. Hay que recordar que la letalidad se disparó al 2,6% respecto a los contagios que se producían, durante la tercera ola, sin vacunas, en enero de este 2021.

El año pasado la ola llegó un poco después, ya que se desató sobre todo a partir de enero, por el impacto de las fiestas navideñas. ¿Qué ocurría exactamente en la misma semana del año pasado, previa a las fiestas? La comparación de ambas situaciones es otro ejemplo de la eficiencia vacunal. Había el triple de contagios (1.315 a la semana por entonces y 4.313 ahora) pero un 37% más de ingresados y el doble de fallecidos (19 frente a nueve).

Todo ello se ha logrado por los altísimos índices de vacunación. En Tarragona se ha llegado, en este año, a un 74,7% de personas con pauta completa y a un 84,3% si se tiene en cuenta a los mayores de 12 años, los que han sido población diana hasta que, hace unas semanas, comenzara la inoculación pediátrica en menores de entre 5 y 11 años.

La inyección de recuerdo

Pero las vacunas contra el SARS-CoV-2, excelentes contra la patología severa, no lo son tanto contra la transmisión, que sí reducen pero no al completo. En las últimas semanas se ha desvelado otro factor: la pérdida de la capacidad protectora seis meses después de la segunda dosis. Eso, combinado con un cierto escape vacunal de ómicron, ha hecho surgir un nuevo frente: la administración a contrarreloj de la tercera dosis.

Esa inyección de recuerdo ya cubre al 84% de los mayores de 80 y al 80% de los setentañeros tarraconenses, perfiles especialmente vulnerables, pero el reto es que se expanda también entre los de 50 a los 69 años y que acabe llegando al resto de población adulta. Actualmente, solo dos de cada diez personas en Tarragona tienen ese tercer pinchazo que recupera la inmunidad decaída con el paso de los meses.

Las diferencias, tras esa inoculación adicional, son muy claras en cuanto a la protección recuperada. La incidencia en las franjas de 70 y de 80 años es casi tres veces menos que en la media (alrededor de 300 frente a los 826 casos). Por poner un ejemplo numérico concreto: de 319 casos declarados por cada 100.000 habitantes en la cohorte 70-79 años en el Camp de Tarragona a los 1.031 del colectivo de 30 a 49.

La inercia también se ve en los ingresos. En la franja de 70 a 79, han pasado en Tarragona de haber 34 a mediados de este mes a los actuales 17, la mitad. En cuanto a los de más de 80, han pasado de 22 a 14, mientras crecen ligeramente los hospitalizados del resto de segmentos, no tan cubiertos por terceras dosis.

El 66% de las vacunas puestas en Tarragona son de Pfizer-BioNTech, que ha sido en 2021 el antídoto mayoritario, por delante del 15% de Moderna, del 14% de AstraZeneca y del 5% de Janssen.

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