El antiguo cuartel de la Policía Armada se convertirá en pisos de protección oficial

Los vecinos denuncian el estado de abandono en el que se encuentra el inmueble, lleno de excrementos de palomas, ratas y plagas de insectos. Piden soluciones inmediatas

27 febrero 2019 07:39 | Actualizado a 27 febrero 2019 08:33
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El antiguo cuartel de la Policía Armada, ubicado en la calle de Santiyán número 8, se convertirá en pisos de protección oficial. El Ayuntamiento de Tarragona, propietario del inmueble, ha iniciado los trámites para cederlo al Institut Català del Sòl (INCASÒL), con el objetivo de convertir el cuartel en vivienda social. El edificio, con un patio interior enorme, se ha convertido en una pesadilla para los vecinos del entorno, que aseguran que el lugar es un nido de ratas y palomas, con la presencia de okupas y de derrumbes espontáneos. 

El inmueble, de 3.482 metros cuadrados, da a tres calles: Santiyán, Pau del Protectorat y General Contreras. Estíbaliz Jiménez vive en la zona desde hace muchos años. La habitación de su hijo de 14 años da directamente al patio del antiguo cuartel. Está lleno de excrementos de paloma y de plagas de todo tipo. «Mi hijo vive agobiado. Nos hemos visto obligados a poner una cortina opaca en la ventana, para que no tenga contacto visual con el patio del inmueble. Hay toda clase de bichos», asegura Jiménez, quien añade que «lo peor es cuando se instalan okupas a vivir. En más de una ocasión, ha habido incendios». Esta familia no puede apenas abrir las ventanas de las habitaciones, ya que se encuentran a pocos metros del patio del antiguo cuartel de la Policía Armada. 

Denuncian la presencia puntual de okupas y que existe peligro de derrumbe

La preocupación es común entre todos los vecinos del entorno, quienes han denunciado en varias ocasiones el estado de abandono del lugar. Antonio Gao regenta un bar en la calle General Contreras. «Si esto fuera de un particular, el Ayuntamiento ya le hubiera multado. No es normal tener esto así. Ni se os ocurra acercaos, está lleno de ratas. Es un foco de infecciones», explica Gao, quien añade que «tenemos cucarachas, y sabemos que vienen de allí». El propietario del bar asegura que, a parte de la insalubridad, «el mal estado del inmueble también supone un peligro para los peatones». Y es que son muchas la veces que la acera de la calle de Santiyán se encuentra rodeada de vallas prohibiendo el paso. «Se van cayendo trozos de la fachada. Un día pasará algo grave. ¿Y entonces, de quién será la culpa?», se pregunta Gao. 

Agustín Luna, otro vecino de la zona, destaca la presencia de okupas durante algunas épocas. «La policía dejó hasta colchones en el interior del edificio. Los okupas entran y se ponen a vivir aquí», explica Luna, quien insiste en que «que hagan lo que quieran, pero que lo hagan ya. No podemos tener más esto así». Los vecinos recuerdan que se habló de poner un centro de salud, e incluso un supermercado. Pero de momento, nada de nada. 

«Mi hijo vive agobiado. Nos hemos visto obligados a poner una cortina opaca, para que no tenga contacto visual con el patio»,
Estíbaliz Jiménez

El último episodio ocurrió hace unos meses cuando alguien –técnicos del Ayuntamiento, según los vecinos–, entró en el inmueble abriendo una puerta. «No la han cerrado. Hay peligro de que vuelvan a entrar los okupas. Deberían haberlo dejado bien», asegura Cristina Pons, una vecina. 

Un colegio y un cuartel
El inmueble acogió a la vez un colegio –conocido como Generalísimo Franco–, y un cuartel de la Policía Armada. A finales de los años 80, las dependencias de la Policía Nacional se trasladaron a la Plaça d’Orleans, donde se encuentran en la actualidad. A partir de entonces, el inmueble de la calle de Santiyán quedó vacío. Y abandonado. 

Tras las reivindicaciones de los vecinos, el Ayuntamiento decidió iniciar los trámites para ceder este y otro inmueble –ubicado en la calle Josep Floresví Garreta, número 6– a INCASÒL. El objetivo es que se destinen a la construcción de viviendas de protección oficial. Está previsto que entre los dos solares se edifiquen hasta 50 pisos sociales, en régimen de alquiler y de venta. El Diari se ha puesto en contacto con Ayuntamiento e Incasòl y ninguna de las dos administraciones ha explicado en qué estado se encuentra la tramitación. 

«La policía dejó  hasta colchones en el equipamiento. Los okupas entran y se ponen aquí a vivir. Ha habido hasta incendios», Agustín Luna

Uno entre muchos
El de la calle de Santiyán es solamente uno de los inmuebles en estado de abandono que hay en la Part Baixa de la ciudad. Desde la Associació de Veïns del Barri del Port llevan años denunciando el estado de algunos solares y edificios que suponen un peligro para los vecinos y peatones. Es el caso del inmueble ubicado entre las calles Reial y Nou de Sant Pau, que está tapiado desde hace unos meses, pero hay ratas y plagas. También en mal estado se encuentra un edificio de la calle Lleó, que está prácticamente en ruinas, u otro de la calle Rebolledo. Finalmente, la entidad vecinal reclama también el estado de abandono de algunos de los solares, como es el caso del de la calle Smith.
Por su parte, la presidenta de la Associació de Veïns del Barri del Port, Carmen Puig, ha pedido a las instituciones que ayuden a los vecinos «en la lucha por conseguir un barrio digno». 

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