El arte enseña valores

«Trabajamos la nostalgia y los recuerdos a partir de los álbumes familiares de los niños en una época como la actual, de saturación de imágenes porque ahora todo el mundo tiene móvil, todo el mundo dispara, todo el mundo tiene cámara, pero en cambio, nadie imprime. No nos sentamos a mirar las imágenes». Son palabras de la artista Sílvia Iturria, una de las profesionales que forman parte de L’artista va a l’escola, un proyecto educativo que pone a trabajar juntos a creadores y a estudiantes de escuelas e institutos de toda la provincia. Resultado de esta colaboración es la exposición que se puede visitar este mes de febrero hasta el día 28, en el Espai Jove Kesse de Tarragona. 

Memoria histórica, caricatura y cómic, autorretrato, material reciclado, fotografía... Todo tiene cabida, una diversidad enriquecedora y que conlleva inevitablemente una particular mirada, que es la propia de cada creador. Esta ha sido precisamente la propuesta que el fotógrafo Ramon Giner presentó a sus alumnos, «mirar de forma diferente el patrimonio de la ciudad. Intentar dejar atrás las típicas fotos postales para que buscaran los colores, las texturas, las diferentes capas de la historia del monumento, en este caso del Anfiteatro, también equivocándose pero, sobre todo, pasándoselo bien».  

Las profesoras del IES Antoni de Martí i Franquès y del Institut Públic Torreforta, Eloïsa Valero y Thais Salvat son las artífices de este proyecto, quienes por el año 2014 decidieron llevar más allá la experiencia que ellas mismas ya aplicaban en sus propias clases de plástica. 

«El artista contemporáneo muchas veces es muy crítico con la sociedad en la que vivimos. Si miramos los curriculums de secundaria, vemos que el objetivo común a diferentes materias es la mirada crítica», explican las docentes quienes añaden que el arte también habla de igualdad, de bullying y de aceptarse a uno mismo. Habla de los intereses de los jóvenes y de vínculos familiares. En definitiva, de valores. «La reflexión social llega con el taranná de cada artista, que lo traslada a las escuelas al nivel de cada niño o niña», comentan. 

La exposición de este mes de febrero muestra el trabajo realizado el pasado 2018 que ha unido   a personajes tan dispares como Maria Roig, Rufino Mesa, Miguel Villalba, NunyG, Ester Fabregat o Laura Rodríguez con profesores y alumnos de varios institutos y colegios, de todas las edades. También adultos. Una colaboración que pone de relieve que «el arte es una herramienta absolutamente transversal», como apuntan Eloïsa y Thais. 

Con Maria Roig trabajaron la memoria histórica a través de un documental, en un proyecto intergeneracional en el que los niños y niñas estuvieron codo con codo con sus abuelos con los que buscaron vídeos y fotos olvidadas. También Sílvia Iturria hizo aflorar las emociones y la sorpresa removiendo entre los viejos y desgastados recuerdos. «Muchas imágenes no están en álbumes, sino en cajas y algunas fotos los niños no las habían visto nunca e incluso aparecían familiares que no conocían, como los bisabuelos», revela esta fotógrafa. A partir del hallazgo, los menores crearon su propia caja y la forraron encajando a sus familiares en el interior. «Es una manera de darle otro sentido a la fotografía doméstica, de darle visibilidad. Algo que es privado, íntimo, lo sacamos a la calle ahora que incluso estas imágenes son públicas, en un momento en que todo lo publicamos», remarca. 

Miguel Villalba, por su parte, les enseñó a quererse a sí mismos a través de la caricatura, a convivir con esos rasgos personales que probablemente no les gustan, «algo muy importante porque con los cánones de belleza actuales tenemos mucho trabajo por hacer», subrayan Thais y Eloïsa. El arte como valor educativo es la línea de futuro de este proyecto que ya ha iniciado su andadura para este año y que convierte a los estudiantes en artistas porque como dice el fotógrafo Ramon Giner, ¿Qué significa ser artista? Todos lo somos. 

L’artista va a l’escola  cuenta con el apoyo del Institut Municipal d’Educació de Tarragona (IMET), del Museu d’Història, de los Ajuts Pont, del Institut de Ciències de l’Educació (ICE) de la Universitat Rovira i Virgili (URV) y del Centre de Recursos Pedagògics