El barrio de Torres Jordi se llena de heces de pájaro

Los árboles no se han podado todavía y las consecuencias son heces en los coches y ruido nocturno

13 noviembre 2018 20:31 | Actualizado a 14 noviembre 2018 09:47
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Son las dos de la madrugada y los vecinos de Torres Jordi no pueden dormir. Deciden salir al balcón y hacer una cacerolada. Pero en esta ocasión no es para pedir la puesta en libertad de los políticos catalanes, sino para asustar a los estorninos que se pasan la noche cantando encima de los árboles. Los vecinos de Torres Jordi ya no pueden más. El Ayuntamiento no ha podado los árboles del barrio y el resultado es coches y aceras llenas de excrementos de estorninos y noches enteras sin dormir por el ruido de los pájaros. 

«No podemos dejar el coche aparcado ni diez minutos», explica la presidenta de la Associació de Veïns de Torres Jordi, Belén Uruen, quien añade que «nos vemos obligados a limpiar nuestro vehículo diariamente». Mercè Calderón, vecina del barrio, asegura que «antes de ir a trabajar, tenemos que limpiar el coche con una toalla», y añade que «el otro día incluso me paró la policía preguntándome porqué el coche estaba tan sucio. Que vergüenza». Sílvia Font, otra vecina, dice que se la juega usando los limpiaparabrisas para quitar las heces del cristal. El foco del problema se concentra en los aparcamientos ubicados en el Passeig de la Independència, donde la mayoría de los usuarios son vecinos de Torres Jordi.

Y hay más. «Nos volveremos locos», asegura Mar Tules, que vive en la calle Xavier Montsalvatge. Los estorninos llegan al barrio cuando el sol se pone, sobre las seis de la tarde, y se van cuando se empieza a hacer de día, sobre las siete de la mañana. Durante toda la noche, estos pájaros cantan, provocando molestias entre los vecinos. «Los árboles tocan casi con los balcones», apunta Tules, quien asegura que «ya podemos tener doble cristal, que se oye igualmente». No es extraño ver como algunos vecinos salen al balcón con cazuelas o tirando petardos, con el objetivo de asustar a los estorninos para que se vayan a otro lugar. «El otro día, estábamos tomando algo en la cafetería del barrio, y no podíamos ni hablar. No nos escuchábamos por el ruido de los estorninos», relata Tules.

El origen del problema es, según los vecinos, que el año pasado no se podaron los árboles. «Pusieron un cartel avisando de que lo harían, pero pasaban las semanas y no se hizo nada», recuerda la presidenta de la entidad vecinal, Belén Uruen. Hace unas semanas, la brigada podó algunos de los árboles de la Escola del Serrallo, después de que el propio centro avisara que se había caído uno. La situación en la escuela también es preocupante. «Ayer vino un chico de la brigada a limpiar el patio del centro y tuvo que parar, ya que los pájaros se le cagaban encima», explican desde el centro.

Los vecinos se imaginaban que al acabar las tareas en el colegio, podarían el resto del barrio. Pero no fue así. Así que decidieron quejarse al Ayuntamiento y la respuesta fue que hasta enero no le tocaba a Torres Jordi. «Me dijeron que no se podían saltar el orden de la lista, y esto me enfadó, ya que el año pasado no vinieron», explica Uruen, quien añade que «ahora me dicen que vendrán a finales de este mes».

Los vecinos denuncian que haya zonas de la ciudad donde se ha hecho la poda, «sin necesitarlo tanto, como por ejemplo, la calle Vidal i Barraquer», explica Tules Otra vecina, Mercè Calderón, reivindica que «instalen aparatos electrónicos que emiten el ruido de halcones, para ahuyentar a los estorninos. En la Rambla Nova y en la Plaça dels Infants ya están en marcha. ¿Somos menos nosotros que ellos?». «¿Señor Ballesteros, la poda pa’ cuando?», se pregunta Sílvia Font, haciendo un guiño a la canción de moda. La suciedad y el ruido no les deja vivir en paz. Además, los vecinos están preocupados por la toxicidad de estos excrementos.

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