El camping Trillas, el único de Tarragona que seguirá abierto todo el invierno

Es la primera ocasión en la que el negocio decide desestacionalizar su actividad en sus sesenta años de historia

06 octubre 2020 05:50 | Actualizado a 06 octubre 2020 06:23
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Fue el primero en reabrir sus puertas cuando la región sanitaria del Camp de Tarragona llegó a la fase 1 y ahora el camping Trillas ha decidido que este año va a seguir funcionando los próximos seis meses. Este negocio es el único de la ciudad que no cerrará este invierno, una decisión insólita en sus casi sesenta años de historia, que busca alargar una temporada que los profesionales califican de «muy mala».

«Tenemos muchas cosas para no estar descontentos sobre cómo se ha gestionado esta crisis, pero no queremos que alguien pueda pensar que no hemos hecho todo lo que estaba en nuestras manos para seguir adelante», asegura el director del establecimiento, Roger Trillas. En una temporada normal, los campings de Tarragona cierran a partir del primer fin de semana de octubre hasta pasado el día 12, en función de cómo caiga en el calendario. De hecho, es lo que harán algunos de estos negocios en los próximos días. Tan solo el camping Tamarit seguirá hasta el 5 de noviembre y después se quedará el Trillas. Para ello, ha empezado a diseñar un conjunto de actividades de cara a los clientes que arrancarán a partir del próximo fin de semana con la previa de Halloween. Y, a partir de ahí, tocará adaptarse al calendario de invierno para que el camping también sea una alternativa para las fiestas navideñas y de fin de año.

«A nivel logístico es un reto muy importante, porque son meses en los que aprovechábamos para hacer mejoras y el mantenimiento de las instalaciones, pero esperamos que valga la pena», sigue explicando el director de este negocio. Por el momento, la decisión asegura que ha tenido una «muy buena» acogida entre las más de 120 familias que son clientes habituales de fin de semana y que en marzo empiezan su estancia de seis meses en el camping. Este año el inicio tenía que retardarse hasta finales de junio, por lo que algunas de estas familias ven con buenos ojos la posibilidad de alargar su estancia. Además, durante los fines de semana más de una treintena de personas trabajarán en las instalaciones tan solo de forma directa.

Los datos definitivos de ocupación y pernoctaciones durante el verano no se darán a conocer hasta dentro de unos días. Pese a ello, Roger Trillas asegura que ha sido el «peor verano que recordamos». Si bien los campings han conseguido una mayor fidelización que los hoteles, e incluso han captado a nuevos clientes, el director de este negocio en la ciudad asegura que la caída de la actividad alcanzado el 60%.

La presencia de clientes extranjeros ha sido testimonial, mientras que el turismo nacional se ha movido en función de las noticias y con reservas de ultimísima hora. «Conforme la gente empezó a interiorizar que la pandemia es un riesgo con el que deberá aprender a convivir durante un tiempo, se produjo un cambio», indica este empresario. Fue a partir de mediados de agosto hasta después del puente del 11 de septiembre, cuando los niños regresaron a la escuela y muchas familias acabaron las vacaciones. «A partir de ahí, empezamos a valorar la situación y más teniendo en cuenta que aquí los inviernos son soportables en cuanto a la climatología», concluye Trillas.

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