El centurión, la gemela y un pianista

Ciudadanos. En su mitin final, Viñuales habló de lo que tocaba: TGN. Roldán pareció Arrimadas-II. Y Cañas se equivocó de hora

25 mayo 2019 09:20 | Actualizado a 25 mayo 2019 19:08
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El título de esta crónica no es el de un capítulo de esa estrambótica serie que se llama ‘La que se avecina’, aunque el mitin final de ayer de Ciudadanos merecía haber tenido lugar en la comunidad de vecinos de Montepinar. Sobre todo por el final.

El que suscribe ha sobrevivido a actos políticos de toda índole, pero nunca había estado en uno en el que un pianista tuviese que amenizar la espera por la estrella del mitin. Tal cual. El acto, previsto para las 19 horas, empezó con retraso porque quien tenía que cerrar el mitin, el aspirante a eurodiputado Jordi Cañas, llegaba tarde. El motivo aducido era comprensible: atasco por la lluvia. 

A las 19,20 horas, el candidato de Ciudadanos a alcalde de Tarragona, Rubén Viñuales, y la diputada en el Parlament Lorena Roldán, no esperaron más y comenzaron sus discursos. A Viñuales le dio tiempo no solo a hablar de lo que tocaba, Tarragona, sino también a poner tres vídeos y hacer que la candidatura naranja en pleno subiera al estrado. 

Roldán soltó la letanía de quejas ya habitual en Ciudadanos: «nos acosan, nos amenazan y a algún compañero le agreden», «vosotros (en alusión a las 76 personas presentes) no os dejáis intoxicar por los mantras del nacionalismo y el independentismo», «seremos el dique de contención del separatismo y vigilaremos al señor Sánchez que ha colocado como presidenta del Congreso a Meritxell Batet, que lleva varios días poniendo excusas baratas para no suspender a los políticos presos...». Bla, bla, bla. Parecía la hermana gemela de Inés Arrimadas, pero, eso sí, sin la lección aprendida. Lorena, al menos actualiza tus datos: Batet ya ha suspendido a los cuatro diputados que están siendo juzgados.

Pese a la indudable habilidad verbal de Viñuales y Roldán, se les acabó el rollo. Y Cañas sin aparecer. El alcaldable demostró capacidad de improvisación e invitó a un pianista a entretener a los presentes. Al hombre nadie le había hecho caso mientras tocaba antes de comenzar el mitin, pero luego se ganó unos merecidísimos aplausos tras cada una de las tres melodías que interpretó.

Aunque la sala de actos de la Antiga Audiència es cómoda, casi daban ganas de pedir permiso para sentarse en el butacón naranja que Ciudadanos ha paseado por media Tarragona y pedir una cerveza sin alcohol, por si luego acababa harto de Cañas (Jordi). Chiste facilón. Vale. Perdónnnnn.

El subidón de Cañas

Cuando el mitin se parecía más a una merienda de amiguetes con artistazo incluido, hizo su aparición Cañas. Eran las 20,10. Y, cosas de la confianza, de estar en familia, y quizá sin saber que había periodistas en la sala, confesó que llegaba tarde no por el tráfico sino «porque creía que el acto comenzaba a las 8». Esperemos que se entere bien de la hora de los plenos del Europarlamento.

Cañas se mostró espitoso: improvisó el discurso, saltó de una cuestión a otra, se retocó la camisa («estoy un poco desarrapado», admitió), se lío de siglas entre la Assemblea Nacional Catalana y la Agència Catalana de Notícies («me estrevistaron en la ANC, perdón, no, en la ACN»), elogió a Viñuales («en la noche oscura de Tarragona aparece un relámpago que es Rubén», ahí queda eso) y aseguró que «Puigdemont no será eurodiputado sino que acabará en prisión». Menos mal que, Cañas dixit, «el proyecto de futuro de Ciudadanos no va contra nadie».

Viñuales, un apasionado de la historia, fue el único que no habló del tema del Procés en su discurso sino que glosó el pasado romano de Tarragona: «En el año 218 antes de Cristo un romano dijo ‘me quedo aquí’ y aquí seguimos 2.000 años despues... Tarraco fue capital del Imperio durante dos años... Cuando murió Jesús la muralla ya estaba...». Costaba poco imaginárselo vestido de centurión y calzado con caligae. Lanza, teñida de naranja en ristre, y con una gladio. O envuelto en una toga soltando un discurso en el Foro, que para eso es abogado.

Desgranó también las propuestas de futuro y aseguró que «si tenemos 10 pesetas a repartir entre Tarragona y Reus siempre serán las mismas. Lo que hay que hacer es atraer más pesetas, que vengan turistas». Rubén, ¿pesetas? Sextercios, perdón, euros.
Viñuales se mostró convencido de que ganará mañana domingo. Quien sabe. Pero, parafraseando el Cantar del Mio Cid, «qué buen vasallo (candidato) sería si tuviera un buen señor (partido) a quien servir (representar)»

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