El cerebro de la lucha contra el coronavirus en Tarragona

Los responsables de Salut en Tarragona pasan la jornada entre videoconferencias buscando la solución a esta crisis

15 abril 2020 06:50 | Actualizado a 15 abril 2020 08:34
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Son las once de la mañana y en las inmediaciones de la sede de la Regió Sanitària del Camp de Tarragona se empieza a cocer algo. Las obras de la fachada del edificio ubicado delante del Camp de Mart han quedado paralizadas y las cintas perimetrales –típicas en una reforma de estas características–, convierten el lugar en un auténtico laberinto. La escultura de Hipócrates –uno de los médicos más destacados de la Antigua Grecia– preside el edificio. La figura está envuelta en un plástico para protegerla. De las obras y del coronavirus.

En el interior empieza a haber movimiento. Los capitanes tarraconenses del equipo que lucha contra el Covid-19 se organizan. Faltan pocos minutos para dar comienzo a la reunión diaria entre los máximos responsables en materia de salud de la demarcación. Algunos se instalan en sus despachos y los otros se conectan desde sus casas. Con siete minutos de retraso, se saludan. Los primeros instantes sirven para recoger los últimos datos. También se analizan los nuevos focos de contagio y se intenta anticipar por dónde vendrán las emergencias del día. La reunión está presidida por el gerente de la Regió Sanitària del Camp de Tarragona, Ramon Descarrega. Libreta roja en mano y mascarilla en el rostro, apunta lo más destacado que sale por la boca de sus colaboradores.

Para él, la jornada ya ha empezado hace más de cuatro horas. Se levanta a primerísima hora de la mañana para mirar el correo electrónico. A las siete, desde su casa, asiste a la reunión telemática con los representantes del CatSalut y con el resto de gerentes territoriales. El encuentro suele durar entre una y media y dos horas. Los responsables de cada demarcación trasladan las preguntas e inquietudes. Se trata de una puesta al día. Al finalizar, Descarrega se desplaza hasta la sede de Salut en Tarragona para abordar la segunda reunión del día, la de las once de la mañana. Empieza la operativa.

Conrad Casas, subdirector de la Agència de Salut Pública, da los primeros datos: el número de casos nuevos y acumulados, los fallecidos, el número de profesionales sanitarios infectados y las altas. Los presentes en la videoconferencia valoran que «la situación en los hospitales y en las UCI sigue estable», verbaliza Descarrega. Mientras tanto, el delegado del gobierno catalán en Tarragona, Òscar Peris, toquetea el mapa de Catalunya que hay en la tablet, en busca de nuevos datos.

Es el turno de Xabier Ansa, responsable de la Unitat de Planificació. Ansa hace una radiografía del estado de la atención primaria y alerta de problemas en algún geriátrico de la demarcación. Llega el momento de tratar el punto caliente de la jornada: las residencias de personas mayores. Descarrega define esta semana como «especial, pero importante». Los representantes tarraconenses de Salut saben que deben poner el foco en los geriátricos. «Tenemos que tomar decisiones y estar muy encima de estos centros. Mucha atención», dice el gerente, quien no descarta que la Generalitat siga interviniendo la gestión de algunas residencias.

34 minutos más tarde, la reunión –en la que también hay responsables del Departament de Treball, Afers Socials i Familia– llega a su fin. Es momento de solucionar temas de manera individual, ya sea por llamadas de teléfono, WhatsApp o correos.

Tercera videoconferencia del día a las cinco de la tarde. En esta ocasión, Descarrega se reúne con los gerentes de los cinco hospitales tarraconenses. «Unificamos criterios y compartimos información», apunta Descarrega. Las jornadas son maratonianas.

Final del tercer cuarto

Ellos y ellas son el cerebro de esta lucha sin precedentes, son las personas que toman las decisiones. Aseguran no acordarse del último día que tuvieron fiesta. «Da igual que sea lunes, sábado o el día de la Mona. Todos los días son iguales», dice Descarrega, quien añade que «es cierto que intento parar un momento y tener una visión general de lo que está ocurriendo. Con esta perspectiva podemos prever mejor».

Descarrega siempre ha estado vinculado al mundo del baloncesto. Para él, esta lucha es como un partido. Tiene cuatro partes y en cada una de ellas la estrategia debe ser distinta. «Cuando esto empezó, había gente que parecía que quería ganarle al bicho en el primer cuarto. Pero esto era imposible», argumenta el gerente de la Regió Sanitària del Camp de Tarragona. Su teoría es que, ahora, nos encontramos al final del tercer cuarto. «Es muy importante, porqué si lo hacemos bien, aseguramos la victoria», dice.

«Nuestra tarea es facilitar la vida a los profesionales que están a primera línea»

Los responsables de esta lucha aseguran que nadie estaba preparado para esto. Reconocen que es el momento más duro de su carrera profesional. Conrad Casas, una de las cabezas pensantes, se reincorporaba ayer al trabajo presencial, después de haberse quedado confinado dos semanas en su casa por presentar síntomas compatibles con el Covid-19. El equipo que capitanea el barco debe tomar decisiones por el bien común. Lo hace llevando a sus espaldas historias personales.

El gerente de la región tiene claro que es importante tener la cabeza fría y afrontar la crisis como una situación excepcional. A menudo, les pide a sus colaboradores más íntimos que «si perciben que actuo con mucha emotividad, me avisen para frenarlo», dice Descarrega, quien asegura que «nuestra tarea no es otra que facilitar la vida a todos aquellos profesionales que están a primera línea, en los hospitales, para que puedan hacer su trabajo en las mejores condiciones».

De visita al Hotel Salut

El gerente y algunos miembros de su equipo se desplazan hasta el Hotel Salut, ubicado en el SB Express y que entró en funcionamiento hace tan solo una semana. Allí se encuentran con Montse Gens, responsable y directora de la Unitat de Qualitat.

El equipamiento acoge actualmente 35 pacientes, derivados de los hospitales del territorio. La mayoría son personas que han estado en contacto directo con casos positivos o pacientes ya recuperados, pero que deben continuar con el confinamiento. En ambos casos, les es imposible quedarse en casa, por falta de espacio o por tener a su cargo personas mayores o inmunodeprimidas. Los usuarios de este equipamiento no necesitan una gran asistencia médica. Por eso actualmente solo hay dos enfermeras y dos auxiliares. El CatSalut alquiló el espacio, pero es el Hospital Joan XXIII quien provee los servicios: la alimentación, la lavandería y la gestión de residuos.

Los responsables de Salut en Tarragona confían en que esta crisis acabe pasando. Aseguran que están dándolo todo para que esto acabe cuanto antes mejor. Mientras tanto, seguirán echando horas y horas buscando la pócima mágica.

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