El cierre de discotecas acaba con fiestas en las playas y en el Passeig de les Palmeres

Los jóvenes tarraconenses buscan alternativas para pasar las noches del fin de semana haciendo botellón. Por su parte, los empresarios de locales de ocio piden ser rescatados

30 julio 2020 07:40 | Actualizado a 30 julio 2020 15:49
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Josep tiene 18 años y, desde que no se puede bailar en las discotecas, comparte las noches del fin e semana con sus colegas en el Passeig de les Palmeres. El jueves, toca botellón. Con la pandilla, ponen un bote común de cinco euros y compran hielo, licores, tónica, Coca-cola y vasos de plástico. Se sientan en los bancos del paseo, ponen música en el móvil y pasan la noche. «No tengo ni idea de cuánto es la multa que nos pueden poner», admite.

Hace unos días, la Generalitat ordenó el cierre de discotecas y salas de baile y fiestas en toda Catalunya. El objetivo es minimizar los contagios, después de los últimos rebrotes registrados. La restricción estará vigente al menos 15 días. Si la medida tomada por el gobierno catalán pretendía poner fin a las salidas de ocio nocturno, el resultado ha sido un fracaso. Y es que los jóvenes tarraconenses han buscado las maneras para salir de casa, pese a que las discotecas tuvieran las persianas bajadas.

Las playas, los parques y las plazas se han convertido en la alternativa veraniega al cierre de discotecas y de salas de baile. «¿Qué hacemos? ¿Desaprovechamos el verano de nuestros 18? Buscamos maneras de pasarlo bien, respetando siempre las medidas de seguridad», explica Josep. En Tarragona ciudad, los grupos de jóvenes llevan días reuniéndose en algunos puntos concretos, como es el caso de las playas –sobre todo en L’Arrabassada-, el Passeig de les Palmeres, el de Sant Antoni y en el Camp de Mart.

Anna y su cuadrilla se montaron la fiesta el viernes, también en el Passeig de les Palmeres. «A primera hora nos sentamos en los bancos y, bien entrada la madrugada, no ponemos en la zona del reloj de sol. Allí es un punto estratégico. Si viene la policía, podemos escaparnos sin problema», explica esta joven de 19 años, quien añade que «antes nos gastábamos el dinero pero, por lo menos, podíamos bailar. Ahora, la solución que nos dan es entrar en un bar y gastarnos toda la paga del mes en dos copas. Nos negamos». Eso sí, Anna y sus amigas aseguran que antes del botellón, «hacemos una parada en un bar de la Plaça de la Font, donde las jarras están a dos euros».

En Tarragona, hacer botellón es tipificado como falta leve y la sanción es de 100 euros

Anna y Josep, los dos jóvenes protagonistas de esta historia, desconocen totalmente lo que puede costarles la fiesta si la policía les pilla haciendo botellón. «Dicen que hasta 15.000 euros. Pues ya te digo que si me multan, no lo voy a pagar. No tengo ahora este dinero ni lo tendré nunca», asegura Josep.

A principios de semana, la Generalitat, viendo las consecuencias de tener las discotecas cerradas, anunció la prohibición de los botellones en la vía pública. En muchas poblaciones, esta práctica ya no estaba permitida, pero el gobierno de Quim Torra ha querido hacer una normativa genérica para dar cobertura a todas las localidades catalanas. Estas fiestas son ahora tipificadas como graves con multas de entre 3.001 y 15.000 euros.

En el caso de poblaciones que cuenten con ordenanza sobre el consumo de alcohol en la vía pública, prevalecerá la propia. Así que en Tarragona, hacer botellón es una falta leve y, por lo tanto, la sanción no superaría los 100 euros.

«Una discoteca al aire libre»

Otro de los puntos más concurridos durante el pasado fin de semana fueron las playas de la ciudad, sobre todo L’Arrabassada. Grupos de jóvenes quedaron allí para montarse la fiesta en la arena. «El pasado sábado a la una de la madrugada, el paseo de la playa de L’Arrabassada parecía la Rambla Nova un día cualquiera a la seis de la tarde», decía Pau, un vecino de la zona, quien añadía que «tenían montada una discoteca al aire libre». Algunos presentes aseguran que había cerca de un centenar de personas en la arena.

Además, tuvo lugar un incidente con unos jóvenes que intentaron romper, a golpe de patadas, el lavabo químico que hay delante de la playa para los conductores de los autobuses municipales. Un vecino que estaba por allí grabó unas imágenes, en las que se podía comprobar perfectamente que los chicos en cuestión ni mantenían la distancia ni llevaban puesta la mascarilla.

El Diari ha contactado con la Guàrdia Urbana para saber si ha habido denuncias por botellones durante el pasado fin de semana. Fuentes del cuerpo policial aseguran que ha habido un problema informático y el dato no puede conocerse por el momento.

Cierres definitivos

Ayer por la tarde, los empresarios del sector del ocio nocturno se manifestaron en Barcelona, ante las puertas de la Generalitat, para pedir un rescate económico de manera urgente y mostrar su protesta ante las decisiones del gobierno catalán. Los empresarios tarraconenses llevan meses sufriendo la crisis. El Diari habla con ellos.

«Estamos fatal, la situación es extrema. Si ya era difícil sobrevivir con la reducción de los aforos, imagina ahora que nos obligan a cerrar», explica Christian Compte, propietario de la discoteca Totem, quien añade que el sector llevará la decisión a los tribunales. «Decretaron el cierre de nuestros locales el viernes a las ocho de la tarde, para que no tuviésemos margen de maniobra», asegura Compte.

El empresario no entiende porque la Generalitat anuncia ahora la prohibición de los botellones, «cuando ya hace años que no está permitido». Compte relata que «después de tres meses cerrados y sin ingresos, llegaron los cambios repentinos en los protocolos. Ahora, debemos cerrar. Se están agotando la reservas».

En una situación parecida se encuentra Toni Vera, propietario de The Premium Club. Vera se ha visto obligado a bajar definitivamente la persiana de uno de sus locales, el The Bar, que abrió hace un año y medio donde antiguamente estaba La Llar del Pernil.

«Llevamos cuatro meses sin facturar. Es insostenible», explica Vera, quien añade que «es injusto que criminalice y responsabilice a nuestro sector, cuando vemos, día tras día, playas y autobuses llenos».

Los empresarios tarraconenses han invertido una cantidad económica importante para que sus locales cumplieran todas las medidas se seguridad derivadas de la Covid. No ha servido de nada.

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