«El cierre es la estocada final para muchos restaurantes»

Los hosteleros critican indignados la medida aprobada por la Generalitat que obliga a cerrar todos los establecimientos del sector en Catalunya durante 15 días a partir de mañana

14 octubre 2020 18:40 | Actualizado a 15 octubre 2020 09:36
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«Desproporcionada y arbitraria». Con estas palabras define el sector de los bares y restaurantes la decisión de la Generalitat que obliga al cierre total de estos establecimientos durante 15 días, hasta final de mes, y que entrará en vigor mañana para intentar frenar la escalada de contagios de coronavirus. Se trata, sin duda, de la medida más polémica de todas las que ayer anunció el Govern, que incluyen también la reducción de aforos en comercios y gimnasios y la suspensión de las competiciones deportivas no profesionales, entre otras.

El presidente de la Asociación de Empresas Hosteleras de la provincia de Tarragona (AEHT), Francesc Pintado, quien estuvo ayer en el Palau de la Generalitat para ser informado sobre las medidas, pide, de entrada, «mucha prudencia. Primero debemos ver en qué términos se publica la orden de cierre y estudiar y analizar la letra pequeña», aunque avisa de que es «un palo para un sector que ya está muy tocado, después de tres meses cerrado, incluida la Semana Santa». «Será extremadamente duro –continúa Pintado– tener que hacer frente a todos los gastos de alquileres, servicios, seguros, teléfono, alarmas, seguridad social de los empleados, aunque estén en ERTE, sin poder ingresar nada. Y hay que tener en cuenta que en el sector de la restauración hay mucha pequeña empresa y mucho autónomo, para los que 15 días cerrados supondrán la estocada final».

"Sabíamos que sería un invierno duro, pero 15 días cerrados es un desastre"

El presidente de la AEHT no oculta su decepción por el hecho de que sus demandas no hayan sido escuchadas por la Generalitat. «Hemos pedido que el confinamiento no fuera general, sino que se tuviera en cuenta que la realidad en las diferentes comarcas de Catalunya es distinta, que hubiera un poco de flexibilidad. Pero la medida se ha aprobado sin consultarnos; nos llamaron solo para informarnos, pues ya antes de la reunión la nota de prensa estaba escrita».

«Entendemos que se priorice el tema sanitario, solo faltaría, pero pedimos un poco de imaginación y de ingeniería para que estas familias vean que los dirigentes les acompañan, sobre todo cuando está aumentando la pobreza y la demanda de ayudas, pues para muchas familias este cierre es la estocada final. Sabíamos que iba a ser un invierno complicado, pero ahora estos 15 días cerrados son un auténtico desastre», concluye.

"Prefiero morir de Covid a que mi familia se muera de hambre. Nos llevan a la ruina"

«Nos llevan a la ruina»

«Prefiero morir de Covid antes de que mi familia se muera de hambre». Así de contundente y desesperado se muestra Matías Salas, propietario de Casa Matías y de un Frankfurt que abrió en la Avenida Francesc Macià en plena desescalada. «Para nosotros este cierre es un golpe no gordo, gordísimo, que nos hace un daño increíble que puede ser irrecuperable». Matías se siente «desamparado y supernervioso. Mi mujer y yo nos miramos y de los nervios que tenemos no sabemos ni qué decirnos. Y los empleados están igual, nerviosos ante tanta incertidumbre».

El restaurador no sabe qué pasos dará ahora. «¿Qué hago? –se pregunta–. ¿Pongo a los trabajadores en ERTE, con lo que tengo que conservarles el puesto durante seis meses, sin saber qué va a suceder en diciembre, enero o febrero? Es que no sabemos cuándo ni cómo se va acabar esto». Y añade que «los restauradores lo hemos hecho bien, hemos separado las mesas, reducido la cantidad de clientes, desinfectado, usado la mascarilla… ¿Y es más peligroso estar en un bar con una distancia de seguridad que juntos en el supermercado o en el transporte público?».

«Muy preocupado y con una indignación total», Matías siente que «no miran por la gente humilde» y cree que se podían haber buscado soluciones menos drásticas, «como reducir aforos, horarios… Pero, ¿cerrar? Con esto nos llevan a la ruina».

También apesadumbrado se muestra su colega Santos Masegosa, del bar El Cortijo, a quien el anuncio del cierre le ha pillado «con toda la cocina llena de género» que ahora se verá obligado a congelar. Y asume que le toca «cambiar el chip» y ofrecer comida para llevar. «Prepararé una carta para distribuir a través de las redes sociales de forma que los clientes puedan venir a buscar la comida».

Para Santos el cierre supone «un golpe muy duro, ahora que veníamos trabajando bien. Todo se complica. Sobre todo, porque ahora tenemos que hacer frente a gastos importantes; este mes llega el IVA, la electricidad del verano, facturas atrasadas… Y habrá que pagar todo esto con muchos menos ingresos». Santos espera poder renegociar el pago del alquiler, «como ya hicimos con el confinamiento de marzo». Y este varapalo, advierte, es «yendo todo bien, porque si el cierre se extiende más allá de 15 días las consecuencias serán terribles, no será soportable». Y se lamenta, como su compañero, de que la restauración sea la gran pagana de la pandemia «cuando hemos hecho las cosas bien, separando mesas, tomando medidas, trabajando con reservas… En fin, veremos cómo acaba esto, pero muchos no lo resistirán», concluye con una mezcla de resignación e impotencia.

«Una medida dolorosa»

Por su parte, el vicepresidente del Govern, Pere Aragonès, admitió que se trata de una medida «dolorosa» que justificó porque «es en estos espacios donde hay más relajación y más riesgo de contagio». Aragonès añadió que el Govern tiene que adoptar medidas «difíciles pero totalmente imprescindibles» ante cifras «muy preocupantes» de la pandemia, con una tendencia que es creciente y que cada día crecerá más».

Asimismo, Aragonès anunció que el ejecutivo catalán aprobará ayudas para la restauración con una dotación inicial de 40 millones de euros y una nueva línea de avales para cubrir necesidades de liquidez.

En este sentido, Francesc Pintado también se muestra cauto y dice que «habrá que esperar para ver cómo se articula ese dinero, cómo se va a repartir, a quién y en función de qué».

Reducir la movilidad

Pero las restricciones no se limitan a bares y restaurantes, sino que el Govern llama a «reducir al máximo la movilidad, limitar al máximo las relaciones sociales y promover el teletrabajo siempre que sea posible» (ver la nota de la derecha). En este sentido, Aragonès pidió ayer «sacrificios» a la ciudadanía para «limitar al máximo los movimientos fuera del domicilio», como «ir a ver familiares y amigos», algo que ha recomendado que se deje para más adelante.

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