El colapso en urgencias en Joan XXIII obliga a atender a los pacientes en los pasillos

El centro reconoce la saturación y la achaca a la gripe que este año ha dejado picos de asistencia cada día las últimas dos semanas

19 mayo 2017 23:28 | Actualizado a 22 mayo 2017 21:43
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«No queda un agujero, los pacientes están en camas y sillas en los pasillos en unas condiciones indecorosas, sin un mínimo de intimidad, seguridad y confort. Son visitados y reciben tratamiento allí mismo... Algunos tienen que hacer sus necesidades tapados por una sábana. Sólo hay tres baños, uno en pediatría y dos para el resto. Además, no hay duchas, y hablamos de pacientes que pueden pasarse allí hasta cuatro días... Para el personal es una locura trabajar en esas condiciones». Quien así habla es Conchi de Tera, representante de la CGT en el hospital Joan XXIII de Tarragona y trabajadora del servicio de Urgencias. El ‘parte’ del sindicato ayer a las 6 de la mañana hablaba de 20 pacientes en el servicio esperando a ser ingresados (el día anterior eran 22). De ellos, asegura De Tera, quince se encontraban en los pasillos. No obstante, ayer a mediodía se pudo comprobar que la situación era bastante más tranquila, como mostraba la nueva pantalla que indica el tiempo que hay que esperar para ser atendido.

Faltan camas

Carme Boqué, jefa de urgencias del hospital, reconoce que, efectivamente, ha habido momentos en que han tenido a una veintena de pacientes esperando a ser ingresados porque no hay camas libres. Una de las razones es que en las plantas hay pacientes a la espera de un recurso sociosanitario, personas muy mayores, con distintas patologías o con situaciones sociales que no pueden ser dadas de alta a su casa.

A diferencia de otros hospitales, la CGT aclara que en el caso del Joan XXIII el problema no es que haya camas cerradas, como en años atrás. Eso sí, calculan que en el centro en los últimos años se han perdido 83 camas, especialmente por la reconversión de habitaciones dobles en individuales y la creación de nuevos despachos.

Explica Boqué que, por más que lleguen más enfermos a urgencias, «los boxes son los que son» y se intenta atender a los que todavía no han podido ser visitados por los médicos. Señala que se procura que los pacientes que aguardan en el pasillo sean los que tienen patologías menos graves y los que están a la espera de ser trasladados a otros centros sanitarios o a sus domicilios. Aunque hay pacientes que no pueden ingresar el mismo día, niega que haya enfermos durante tres o cuatro días en urgencias.

Boqué señala que la afluencia de pacientes por la gripe no es muy diferente de la de otros años. Lo que sí es distinto es que en las últimas dos semanas han tenido muchos días sostenidos de picos de asistencia. Otros años dichos picos eran más aislados y daban cierto margen para recuperarse.

Respecto a la tensión que produce en los profesionales trabajar bajo esta presión, Boqué reconoce que «el nivel de estrés es alto y están cansados». Apunta que han tenido refuerzos en enfermería, pero no de médicos.

Valga recordar que el Departament de Salut anunció el año pasado que se había abierto el proceso de licitación para acometer la segunda fase de reforma del servicio de urgencias, que tiene un presupuesto de 2,6 millones de euros y que supondría 33 nuevos boxes. Se señaló entonces que las obras comenzarían a principios de este año y que tendrían un tiempo de ejecución de doce meses. Las obras, de momento, no han comenzado.

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