El comercio, la patata caliente del gobierno de Tarragona

Algunos colectivos están empezando a moverse a falta de medidas que reviertan el cierre de tiendas

28 noviembre 2019 09:00 | Actualizado a 29 noviembre 2019 17:21
Se lee en minutos
Participa:
Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
Comparte en:

La recuperación del centro y la degradación comercial de la Rambla Nova y su entorno se convirtió en uno de los ejes vertebradores del discurso del grupo municipal de Esquerra Republicana en la oposición. Han transcurrido más de cinco meses desde que Pau Ricomà tiene la vara de alcalde y todo apunta a que ésta será una de las patatas calientes del Ejecutivo del cambio.

El cierre inminente de Xarcuteria Cuadras ha sido un nuevo capítulo en este sainete. Todos los años la escabechina se intensifica en otoño y, aunque el foco está sobre la Rambla Nova, hay zonas, como la Plaça Verdaguer, en las que el número de locales abandonados prácticamente es superior a la cifra de negocios en marcha.

La competencia de las grandes superficies, el comercio on-line, la degradación del espacio urbano, la imposibilidad de atraer a grandes marcas, la falta de acciones de dinamización durante los últimos años y un largo etcétera. Las causas son múltiples y se ha hablado largo y tendido sobre la situación, pero hasta el momento nadie se ha atrevido a hacer un torniquete. Y la primera en dar un golpe encima de la mesa era la presidenta de la Cambra de Comerç de Tarragona, Laura Roigé, quien esta semana pedía la necesidad de impulsar un plan de choque y dejar de limitarnos a «dar el pésame» cada vez que cierra un nuevo establecimiento.

La reacción de la presidenta de la Cambra llega en un momento en el que están empezando a pasar cosas. Por un lado, el martes se presentaba la campaña de Navidad y una de las ausencias era la del presidente de la Via T, Salvador Minguella. Éste lamentaba que «no se ha hecho nada diferente a lo que ya teníamos el año pasado. No se está avanzando en absolutamente nada». Uno de los elementos que ha distanciado al presidente de la Via T fue el hecho que se intentó recuperar la pista de hielo de la Plaça Verdaguer. Fue una iniciativa que puso en marcha Patricia Antón, que estuvo allí durante tres años y en los dos últimos ya no se instaló.

Hace un par de meses se iniciaron las gestiones para intentar recuperar la pista. La propuesta no prosperó. «El tema es que llevar la luz les costaba mucho dinero, porque más o menos de normal vale unos 12.000 euros y en este caso había que llevar un cable muy largo que te valía unos 6.000 euros», explica Miguel, el responsable de la compañía que hacía la instalación. La media anual de usuarios durante los 40 días que estaba instalada era de unas 21.000 personas.

La empresa hacía el montaje y ponía el personal y se quedaba con los beneficios. Por su parte, los gastos de electricidad los asumía el Ayuntamiento. Pero este año la pista de hielo de Verdaguer tampoco volverá. «Tampoco hay que hacer grandes acciones, pero al menos empezar a hacer algo», lamentaba Minguella. Y sí, hay quien está empezando a moverse para que la principal arteria comercial de la ciudad vuelva a recuperar el pulso. Los contactos se están llevando a cabo con asociaciones comerciales, patronales y la Cambra, entre otros organismos. Estos encuentros los lideran el presidente de Espimsa, Dídac Nadal, y el concejal del PSC, Berni Álvarez. «Aquí no queremos obtener ni un rédito político ni que se apruebe una moción por unanimidad y que después no se acabe haciendo nada. Somos tarraconenses preocupados por el centro de la ciudad, que queremos despertar este entorno», argumenta el portavoz de Junts per Tarragona.

Por su parte, Álvarez conoce muy bien la situación del comercio en la ciudad y, en concreto, los problemas de la Rambla. «Al final, es una cosa que todos vemos y de la que habla todo el mundo y nadie hace nada», afirma. Coinciden en que, por el momento, están recogiendo ideas para poder presentarlas a la concejalía de Comerç para que se las haga suyas. «El cliente lo que busca ahora son experiencias y éste es el camino que deberíamos seguir, el de calles con música, compras, restauración y actividades para los niños», apuntaba Álvarez.

Limitar el tráfico en ciertos entornos, como la última coca de la Rambla, o unas políticas de precios atractivos para aparcar en el centro son algunas de las propuestas que están ahora mismo encima de la mesa.

La que, de momento, ha quedado ajena a las conversaciones es la concejal de Comerç, María José López. La edil republicana reaccionaba al duro comunicado de la Cambra de Tarragona con una respuesta escrita en la que se afirmaba que «la necesidad de ayudar al comercio local y de impulsar los ejes comerciales del centro de la ciudad son una de las prioridades del nuevo gobierno». Sobre el cómo va a hacerse, el Ayuntamiento afirma que trabajará en la elaboración del Pla Estratègic de la Ciutat. Asimismo, defiende la creación de dos nuevos actores. Por un lado, la Taula Estratègica de Desenvolupament Econòmic que «tendrá en la promoción del comercio minorista una de sus prioridades». Y, por el otro, la Oficina de Comerç, que «debe permitir ofrecer un espacio de referencia para que los comerciantes y emprendedores puedan realizar los trámites y consultas con la administración de forma más eficiente». Éste será uno de los proyectos que quiere acometerse de cara al año que viene.

Comentarios
Multimedia Diari