El conejillo de indias del Mercat de Tarragona

Tres pescaderías se ofrecieron voluntarias para comprobar si sale a cuenta abrir los sábados por la tarde. Si la respuesta de los clientes es negativa, los pescaderos aseguran que continuarán cerrando.

19 mayo 2017 15:24 | Actualizado a 23 mayo 2017 10:17
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Casi nadie, por no decir nadie. Así empezaba la tarde para las tres pescaderías que, después de llegar a un acuerdo con la empresa que gestiona el Mercat –Espimsa–, abrieron puertas ayer e intentaron vender el pescado. Alas dos y media de la tarde, las cinco pescaderías restantes empezaban ya a recoger y las que se quedaban abiertas ya rezaban para pasar una buena tarde y, como mínimo, poder pagar la jornada de las dependientas.

Hasta ahora, la mayoría de los paradistas que venden pescado no han abierto ningún fin de semana por la tarde. Lo justifican diciendo que se les agotan las existencias. La semana pasada, una de las paradas presumía en un cartel: «Se ha acabado el género». La guerra entre la dirección de Espimsa y las pescaderías ha empezado. El motivo es el incumplimiento del horario marcado por el reglamento de funcionamiento, que obliga a abrir las tardes de los sábados.

«Ya no nos podrán decir que no lo hemos probado», explicaba la pescadera Rosa Belchi, una de las que se ofreció para abrir el sábado por la tarde. «El pescado es muy delicado y vale mucho dinero. Todo el mundo sabe que el género se acaba el sábado al mediodía. Por eso hemos guardado algunas cajas para la tarde. Espero que no queden aquí», explicaba Rosa, aparentemente preocupada. Sin embargo, las expectativas no eran buenas, «aunque el sábado pasado –el lunes era fiesta–, vendimos mucho», comentaba un carnicero del Mercat Central.

Por otro lado, Encarna Sánchez, de la Peixateria Encarna, explicaba que «nosotros lo intentaremos; si la cosa funciona, perfecto, pero si no funciona, no abriré los sábados por la tarde». Para Encarna y otros paradistas, el hecho de abrir conlleva unos gastos, como por ejemplo las horas extras de los trabajadores. «Ojalá vaya bien», decía Encarna, poco convencida.

Y se entiende. Los otros paradistas del Mercat aseguran que, exceptuando el pasado, «los sábados son una pérdida de tiempo. Nos miramos unos a otros porque no tenemos nada más que hacer. No merece la pena pasar tantas horas aquí, porque los beneficios son escasos», explica Pili Borràs, propietaria de la Pollastres Pili. Pero por otro lado, Borràs asegura que «siempre estamos a tiempo de rebajar horas. Ahora es el principio y es necesario ir a por todas. Luego ya lo valoraremos».

Son las seis de la tarde y la mayoría de paradas siguen vacías. «Esto se empieza a animar a partir de las siete», comenta una dependienta.

Ricard Garcia, cliente, aseguraba que «yo prefiero que las pescaderías cierren si el producto no es del día». En la parte contraria se encuentra Beatriz López, que comentaba que «yo solamente puedo venir a comprar pescado el sábado por la tarde y siempre me encuentro las paradas cerradas. La solución es ir al Mercadona». Y la verdad es que las dependientas del supermercado, situado en la planta baja del renovado Mercat, aseguran que durante las tardes del sábado se vende más que otros días.

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