El consumidor post Covid-19 será más ético y digital

Es la principal conclusión de un estudio realizado por la URV con el objetivo de identificar nuestros hábitos de consumo surgidos a consecuencia de la crisis sanitaria

22 junio 2020 17:50 | Actualizado a 22 junio 2020 18:09
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La pandemia del Covid-19 ha dejado un consumidor más ético y, a la vez, más digital. Esta es una de las conclusiones más importantes del estudio Impacte de la crisis Covid-19 en els hàbits de consum a Catalunya en el post confinamiento, que fue presentado ayer por la directora de la Agència Catalana del Consum, del Departament d’Empresa i Coneixement, Beth Abad.

El trabajo ha sido realizado por el grupo de investigación FHOM (Factor Humà, Organitzacions i Mercats) de la Facultat d’Economia i Empresa de la URV. El objetivo principal del estudio ha sido identificar los nuevos hábitos y pautas de consumo que han aparecido a consecuencia de la crisis sanitaria, además de saber de qué manera se está adaptando el empresariado a la nueva situación y determinar las tendencias actuales (confinamiento) y de futuro (post confinamiento) por lo que se refiere al comportamento de los consumidores.

El estudio,que complementa una encuesta impulsada por la ACC sobre el impacto de la crisis sanitaria en los hábitos de consumo de la población catalana, indica que la crisis del Covid-19 tendrá un impacto importante en el comportamieto de los consumidores, siempre en el contexto de la sociedad de consumo. Además, presenta un modelo de las tendencias de cambio que se han generado en el comportamiento del consumidor a raíz de la pandemia.

Preferencias

Por ejemplo, el trabajo de la URV asegura que la crisis ha acelerado tendencias de consumo como por ejemplo la preferencia por los comercios locales y de proximidad -además de socialmente responsables-, por la compra de productos saludables de forma consciente y una clara reducción en el desperdicio alimentario; además de una apuesta por la digitalización en muchos aspectos cotidianos de la vida, motivada en ciertta medida por los muchos días de confinamiento. En resumen, prevé que el consumidor que saldrá de esta crisis será, por un lado, más ético y también más digital.

No osbtante, el estudio explica que durante las diferentes fases de la crisis, desde el confinamiento total y encierro en casa hasta la lenta reapertura por fases, los patrones de comportamiento de los consumidores han ido evolucionando. Por este motivo, llega a la conclusión de que es muy difícil predecir que cambios habrá a partir de ahora en el comportamiento de los consumidores, cuáles de estos se perpetuarán y continuarán en un futuro y qué hábitos nuevos, adquiridos como respuesta a la crisis, desaparecerán.

La directora la Agència Catalana del Consum, Beth Abad, señaló ayer que «habrá que ver si con el tiempo se consolidan las tendencias que nos dibuja el estudio, ya que su alcance dependerá de factores diversos, tales como el impacto de la crisis sanitaria en la economía o, entre otros, de la capacidad y la adaptabilidad a la nueva normalidad por parte de empresas y consumidores». Abad añadió que «lo que sí parece que ha venido para quedarse es el teletrabajo y todo apunta a que este hecho tendrá un impacto en nuestros hábitos de compra».

Con el fin de realizar un seguimiento en la evolución de las tendencias de consumo, la directora de la ACC anunció que apostará por realizar, «más adelante» un nuevo estudio de investigación.

Dos tendencias

En cuanto al modelo de tendencias, el estudio identifica a través de una matriz dos grandes tipos: por un lado, aquellas tendencias del comportamiento del consumidor que ya se observaban antes de la situación de pandemia y que se han acelerado por la crisis del Covid-19 (hábitos saludables, digitalización, consumo responsable, fórmulas híbridas de compra, comercio de proximidad, producto local, etc.); y por otro, aquellas que nacen como efecto de la crisis (compra de pánico, comercio seguro, consumo marcado por la crisis económica, o el cambio de hábitos que afectan al consumo como el teletrabajo o la movilidad) y que, por tanto, no eran identificadas como tendencias antes de la pandemia, o lo eran muy poco.

El eje horizontal, en cambio, pretende mostrar la evolución en el tiempo de estas tendencias en el comportamiento del consumidor: las perdurables (hábitos saludables, digitalización, consumo responsable, fórmulas híbridas de compra, comercio de proximidad, producto local, cambio de hábitos que afectan al consumo como el teletrabajo o la movilidad) son aquellas tendencias que se mantendrán en el tiempo o que, incluso, se consolidarán con más fuerza.

En cambio, las transitorias (compra de pánico, comercio seguro, consumo marcado por la crisis económica) se corresponden a aquellas que el tiempo acabará atenuante o bien desaparecerán por completo.

En la matriz, se puede observar una clara relación entre ambos ejes. Así pues, aquellas tendencias para las que la crisis del Covid-19 ha actuado de acelerador, tienden a situarse en la parte izquierda y, por tanto, se consideran tendencias que seguirán en los próximos años. El ejemplo más claro de este comportamiento es la digitalización de muchos aspectos de la vida, aunque otras tendencias ya presentes en el período pre-Covid-19, como los hábitos saludables, el consumo responsable, la compra de producto local o el comercio de proximidad también han encontrado en la situación vivida una manera de consolidarse.

Por otro lado, aquellos comportamientos que han nacido de una forma más pura consecuencia delCovid-19, tienden a situarse hacia la derecha de la matriz. Es el caso de la exigencia por parte del consumidor de un consumo seguro o la aparición de la compra de pánico, actitudes que según los estudios se irán enfriando a medida que la situación avance hacia la nueva normalidad.

La crisis económica

En el estudio del grupo de investigación FOHM, de la Facultat d’Economia i Empresa de la URV también se observan dos aspectos que han nacido con la crisis, pero que no está claro que duren en el tiempo: las nuevas actitudes circunstanciales, tanto positivas como negativas, y la crisis económica. Y es que, aunque parece que el consumidor cada vez tiene más conciencia de la importancia de hacer un consumo más ético, durante la crisis también se han detectado actitudes negativas como el descenso del reciclaje.

Además, el descenso del poder adquisitivo de muchas familias podría acabar provocando un nuevo cambio de prioridades, con compras centradas en el precio del producto.

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