El detective de las cacas de perro caza a 36 infractores en Tarragona

Una cámara, un coche para esconderse y horas de guardia, es una figura única en toda España: "Grabo al dueño que no recoge la caca y le sigo hasta su casa"

19 mayo 2017 16:19 | Actualizado a 24 diciembre 2019 23:11
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La clave, como siempre, es la paciencia. Hay que saber esperar. Aguarda en el interior de su coche, estacionado entre la maleza para pasar desapercibido pero a la vez coger un buen ángulo de visión. Enfrente hay un descampado o un parque, potenciales puntos negros. Una explanada junto a la carretera, en la zona nueva de Sant Pere i Sant Pau, es un lugar ideal para hacer guardia a la caza de infractores. Pero también Bonavista, Campclar, Torreforta o el centro, en sitios como la calle Sant Antoni Maria Claret.

Antes que nada hay que quitarle mito y sorna. «Es un trabajo como otro cualquiera. Nuestra forma de proceder es parecida a la de perseguir un fraude, o alguna cuestión laboral de la empresa. Se trata de vigilar y obtener alguna prueba, aunque estemos hablando de una infracción un poco peculiar», confiesa este profesional tarraconense de la empresa de Barcelona Control Central Detectives.

 

La postura del cazador

«Usamos un poco la postura del cazador. Consiste en esperar y coger un campo de visión amplio. A veces, por tener obstáculos visuales puedes dejar de lograr una prueba», cuenta.

Durante 17 días alternos, en guardias de dos horas, junto a un compañero, este investigador se ha encargado de perseguir a aquellos propietarios de perros que salían con su mascota a pasear y no recogían los excrementos.

Su acción se enmarca en la segunda fase del programa ‘En comprometo amb Tarragona’, a cargo del ayuntamiento, que pretende reducir el incivismo en la ciudad. Las cacas de los perros han sido el primer objetivo.

El detective continúa a lo suyo. Una vez aparece algún propietario de perro, desenfunda su cámara de vídeo y se dispone a retratar la incidencia. «Primero tengo que grabar al animal haciendo sus deposiciones en un lugar no habilitado para ello en la vía pública. Después se tiene que ver que la persona no recoge los desechos. Necesito que su cara quede bien grabada».

Para ello, el dúo de detectives eligió las horas más conflictivas, aquellas en las que los dueños suelen sacar más a sus perros a la calle. Hubo tres tandas:entre las 7 h. y las 9 h., de 14 a 16 horas, y al atardecer, una vez se regresa de los trabajos, entre las 20 y las 22 h. Después de registrar el delito, el detective baja del coche y procura seguir al infractor hasta su casa, siempre de forma discreta, como todo su ‘modus operandi’.

«Tengo que conocer la dirección en la que vive, para que luego, con el informe que hacemos, la Guàrdia Urbana pueda identificarle y reclamarle», narra.

Hay, por supuesto, esperas y trabajo que no dan frutos: «Estuvimos en la zona de la Tabacalera pero ahí no pillamos a nadie».

No hay un perfil muy concreto del infractor, aunque a veces es una cuestión de contraste. «Por un lado, suelen caer los muy jovencitos, quizás por inmadurez o por falta de conciencia cívica. Por el otro, sorprendimos también a mayores de 50, quizás por tener una mentalidad más antigua, porque no son conscientes de que tienen que limpiar las cacas que hace su perro».

 

A más tamaño, más suciedad

El tamaño del animal también marca la mayor o menor trascendencia de la infracción. «Evidentemente, los perros grandes tipo mastín ensucian mucho más», cuenta el detective.

Ser de Tarragona le ha permitido conocer un poco mejor los rincones más conflictivos. Ha ayudado su experiencia previa en labores de este tipo. Es el único detective de España que se ha dedicado a perseguir a propietarios de mascotas que han hecho caso omiso a su obligación de recoger las cacas. En 2004 realizó una tarea similar. Por entonces ya se contrató a una agencia para grabar a los vecinos incívicos. «Yo había trabajado con el ayuntamiento vigilando y retratando a la gente que sacaba la basura fuera de horario, centrándome sobre todo en los restaurantes y en lugares como la Part Alta. Vieron que funcionaba y se plantearon el tema de los perros. Ahora habían detectado un desmadre a nivel de cacas de mascotas, con zonas muy afectadas. Por eso han intentado buscar esta fórmula. Opositamos tres agencias y nos quedamos nosotros con el trabajo».

 

‘Puede parecer grotesco’

El Ayuntamiento de Tarragona ha pagado 50 euros por hora a la compañía, a razón de esas seis horas diarias trabajadas durante 17 jornadas. En este tiempo, detectó a 36 infractores. El informe ya obra en manos del consistorio, que ha procedido a imponer las respectivas sanciones.

«El ayuntamiento dice que no hay un afán recaudatorio sino de concienciación. En todo caso, el tema es muy serio. Cuando se lo cuentas a la gente se lo toma a cachondeo. Puede parecer grotesco pero nosotros estamos haciendo un favor, un servicio, detectando algo que es una marranada. Alguien tiene que hacerlo», asume este investigador, casi profesionalizado en algo nada banal como las cacas de perro, toda una preocupación para el ciudadano.

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