El día de los hermanos mayores... postizos

El Projecte Rossinyol cumple cinco años creando parejas de alumnos universitarios o de FP y de niños de diferentes culturas y contextos sociales

01 junio 2019 11:55 | Actualizado a 01 junio 2019 12:09
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El escenario y los personajes varían, pero en todas las fotos hay una constante: una pareja formada por un joven y un niño o niña. Se les ve en el cine, en el parque de atracciones, comiendo un helado, paseando, posando... Es el álbum de fotos del Projecte Rossinyol, un programa de mentoría social en el que se junta a alumnos universitarios o de ciclos superiores de FP con niños de diferentes culturas y contextos sociales. 

Ayer era, justamente, el día de hacer balance, de ver esa especie de álbum general de todas las experiencias vividas durante este curso por las 23 parejas que participaron en el programa que impulsa la ONG tarraconense Quilòmetre Zero. La fiesta fue en el  Casal Cívic de Campclar y, cómo no, estuvo llena de emociones.

Alguien con quien contar

Noelia Muñoz, estudiante de pedagogía de la URV, es una de las participantes de este año en el proyecto y resume el sentimiento general: «Se me ha hecho corto», reconoce.

A ella, que estudia y trabaja, le ha tocado organizarse para quedar con Moussin, de 12 años, su mentorado, pero «la experiencia ha valido mucho la pena. Creo que se trata de hacer como de hermana mayor... También es una responsabilidad, ves que hay una persona que se mira en ti, para quien eres un ejemplo».

Lo cuenta mientras no le quita ojo a Moussin, que, sin mayor dificultad, se sube y se pone de pie en los hombros de otro niño. «Es muy valiente», comenta Noelia. Están en el patio del Casal donde los Xiquets del Serrallo les han preparado un taller en el que les hablan de cómo se hace un castell y, sobre todo, de cómo en una colla desde los más grandes a los más pequeños tienen cabida y son importantes.

Pura evolución

Cada pareja se reúne una vez a la semana y decide qué actividades realizar. Moaad, que también tiene 12 años, no sabe qué es lo que más le ha gustado, si ir a Port Aventura, patinar sobre hielo o la bolera. A su lado, Fátima Ed Debi, su mentora, lo mira con orgullo.

Fátima, que estudia un ciclo superior de integración social y que tiene cuatro hermanos menores (de sangre), explica que Moaad tiene apenas un año en España y ella ha presenciado su sorprendente evolución. «Es muy listo, al principio apenas hablaba y ahora se hace entender perfectamente. También ha ganado confianza en sí mismo, al principio era mucho más tímido», dice. 

El programa cuenta, además, con la colaboración de los profesores de los niños, que son quienes proponen a Quilómetre Zero los alumnos que podrían beneficiarse de una experiencia así. Uno de los tutores del Institut Campclar, presente ayer en la fiesta, explicaba que el valor del programa está sobre todo en la socialización, en ese espacio en el que los niños no están en la escuela y en el que los participantes tienen oportunidad de hacer actividades a las que muchas veces no tienen acceso con sus familias, como ir al cine.

El valor del ejemplo

Pero, más allá de pasar tardes divertidas, la clave es, como decía Noelia, que los niños compartan con alguien joven, como ellos, que estudia, que consigue sus metas; que es un buen ejemplo.

En esta misma línea, Quilòmetre Zero ha puesto en marcha este año el proyecto ‘Amb tu’, en el que de nuevo hay mentores, esta vez más adultos, y jóvenes que han estado tutelados por la administración y comienzan a volar solos.

Justamente la labor de la entidad acaba de ser premiada por la Verema Solidària, una iniciativa que apoya proyectos como este, que luchan contra la pobreza y la exclusión social. Entre otras actividades el premio consiste en que distintas bodegas entregan sus vinos para que se vendan a favor de las entidades.

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