'El disco mira a la esperanza desde la oscuridad'

Óscar D’Aniello, Delafé, presenta Fuerza irresistible, su primer disco en solitario, después de la marcha del grupo de Helena Miquel (Las Flores Azules). Delafé actúa este sábado (22 horas) en la Sala Zero de Tarragona(entradas a 12 euros anticipadas, 15 en taquilla).

¿Por qué Fuerza irresistible?

- Viene de una paradoja clásica: ¿qué pasaría si una fuerza imparable chocase contra un objeto inamovible? Es una contradicción. En este universo no puede haber ni una cosa ni otra, es un imposible. Y quería ponerle al disco el nombre de un imposible, de algo que no pueda existir, que es como la esperanza, que a veces la buscas y está muy lejos. Pero no la debes perder. A veces debemos creer en imposibles para seguir en pie.

- Véndame el disco.

- Yo lo vendería como un disco que mira a la esperanza desde la oscuridad, desde la crítica. Es un disco con un vuelco generacional, de una generación de personas nacidas en los 70-80 que nos hemos encontrado que lo que nos habían vendido no es lo que ha acabado siendo.

- ¿A qué se refiere?

- Hace diez años se vivía un momento de esperanza, de optimismo. Había un cambio de gobierno, estábamos en plena burbuja inmobiliaria y se vendían pisos… Pero no ha acabado siendo nada de eso que nos anunciaron. El disco es un poco crónica de esta situación:ver las noticias es desmotivador, pero siempre nos queda la esperanza. Si la perdemos, apaga y vámonos. El disco habla de eso, de esperanza, de no rendirte, de seguir adelante contra viento y marea.

- ¿Yqué tiene que esperar la gente que vaya el sábado a la Zero? Leí que los directos «van a ser una apisonadora».

- Es lo que intentamos, que sean muy potentes, con mucho ritmo, que sean un poco curativos, como el que va al osteópata. Me ha salido un proyecto de comunión con el público, más que uno de «venid a escuchar mis miserias o mi tristeza».

- ¿Qué es Delafé?

- Es el alter ego de Oscar D’Aniello, que es una persona un poco insegura, pesimista... Y quizás por eso se creó un alter ego totalmente diferente a él, para intentar beber de una fuente distinta. Para crear mantras positivos. Sobre todo escribo primero para mí, y luego lo comparto en un disco. Lo bonito es eso:que me ayude a mí y acabe ayudando a los demás.

- ¿En qué ha cambiado ahora sin Facto ni Las Flores Azules?

- El disco ha ganado en libertad. Siempre me he sentido libre, pero cuando trabajaba con Helena (Helena Miquel, ‘Las Flores Azules’), me implicaba algunas limitaciones. Ella, por ejemplo, tiene una voz que funciona superbien para el pop, pero no le pidas otras cosas. Y eso ya lo tienes en cuenta a la hora de componer. Ahora, el hecho de no tener que componer pensando en su voz característica me ha permitido enfocar los temas de otra manera.

- En algo saldrá perdiendo...

- En realidad no, porque en los temas que veía claro que eran para ella, la he tenido igual. Le pedí si aceptaba cantarlos, y accedió. Lo que ella no quería era participar en el global del disco, la promoción, la gira... Pero accedió a cantar los dos temas que yo pensaba que eran para ella. El disco ha quedado rico.

- Y es más ‘duro y electrónico’, ¿verdad?

- Por un lado, al no tener que amoldarnos a una voz concreta, hemos podido plantear una intensidad más alta. Y, en cuanto a electrónico, después de un disco tan analógico como el anterior, nos apetecía mucho uno electrónico. La realidad es que, antes incluso de que Helena me comunicase que lo dejaba, hacía ya un tiempo que me rondaba la sensación de que me estaba comenzando a repetir, de que necesitaba aires nuevos. En este disco hay, por ejemplo, temas incluso más secuales, propuestas que no me hubiera imaginado.