El final del dinero: seis de cada diez pagos en Tarragona son con tarjeta

El 62,1% de gastos en la provincia se hacen vía electrónica. El 80% de millenials paga así. Los expertos anuncian el fin del efectivo: habrá menos fraude pero compras más impulsivas

22 agosto 2019 20:58 | Actualizado a 27 septiembre 2019 12:13
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«Cada vez se abonan cantidades más pequeñas con tarjeta. Hay quien paga incluso un café», explica un camarero veterano de Tarragona. Ante la pregunta «¿en efectivo o con tarjeta?», el 51% paga con tarjeta, mientras que el 39% dice que usa dinero en efectivo, según un informe de American Express. «Hoy, la tarjeta desbanca al dinero en metálico y las decisiones que se están tomando en varios países y bancos centrales nos llevan a pensar que, efectivamente, podría llegar a desaparecer», afirma Juan Carlos Gázquez-Abad, profesor de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC. El 59% de los españoles cree que el dinero en metálico acabará desapareciendo en un futuro no muy lejano.

Un análisis de BBVA Data & Analytics y un informe de BBVA Research sobre los hábitos de la población en el uso de efectivo –en retroceso– y los pagos digitales, en claro aumento, muestra la penetración a nivel provincial. En Tarragona, el 62,1% del gasto total se realiza con tarjeta.

El Camp de Tarragona y las Terres de l’Ebre, sin embargo, muestran indicadores por debajo del resto en Catalunya. Barcelona alcanza el 71%, por delante de Girona (64,2%) y de Lleida (62,8%). Vizcaya, Madrid y Barcelona son líderes en gasto con tarjeta respecto al valor de las retiradas en efectivo para el periodo analizado. En Vizcaya, el 81% del gasto se realiza con tarjeta, es decir, ya solo dos de cada 10 euros se gastan con efectivo en la provincia. 

Retirada de billetes
El Banco Central Europeo ha comenzado a retirar de manera progresiva los billetes de 500 euros
y el Banco de España, por su parte, el 27 de enero dejó de emitir este tipo de billetes. En 2016, países como la India retiraron los billetes de 500 y 1.000 rupias –que equivalen a 7 y 14 euros, respectivamente–, que suponían más del 85% del dinero en circulación. Del mismo modo, algunos países escandinavos se están planteando seriamente acabar definitivamente con el papel moneda. «Una de las razones que explican esta tendencia de muchos gobiernos a eliminar ciertos billetes es, sin lugar a dudas, la capacidad de reducir así el fraude y la evasión fiscal», explica Gázquez-Abad.

En 1978, el Banco Bilbao emitió la primera tarjeta de crédito en España. Más de 40 años después, la tarjeta compite con el smartphone. «No solo el uso de la tarjeta como medio de pago está creciendo: también lo está haciendo a un ritmo muy importante el pago con el móvil mediante aplicaciones como Samsung Pay, Apple Pay o Google Pay, y otras desarrolladas por diferentes entidades bancarias», cuenta Gázquez-Abad.

El volumen de los pagos realizados con smartphone en España es de 1.700 millones. «Las expectativas de crecimiento del pago mediante el móvil en nuestro país son muy altas, dado que es uno de los que cuenta con una ratio del número de dispositivos móviles por habitante más elevada de Europa», afirma Gázquez-Abad.

«Desde la perspectiva del consumidor, el pago con tarjeta o con medios móviles no solo permite realizar las compras en portales en línea, sino que, además, genera seguridad en el contexto físico al evitar los robos de dinero en metálico en tiendas o supermercados», relata Gázquez-Abad. 

La comodidad de no tener que llevar dinero, no disponer de límite de gasto (en el caso de las tarjetas de crédito) y la rapidez fidelizan su uso. En España, los pagos digitales, aquellos que se realizan mediante tarjeta o móvil, suponen un volumen de 37 millones, según datos de Statista Pay Pal.

Los que más se han sumado a esta moda, según datos analizados por BBVA Data & Analytics, son los millennials, menores de 35 años, que ni quieren ni usan el dinero en metálico para pagar. Este segmento realiza el 80% de sus transacciones con tarjeta y las retiradas de dinero en efectivo suponen solo el 20% del total. De hecho, realizan el 44% menos de retiradas de efectivo que la media de la población española. 

En el otro lado, los mayores de 60 años retiran el 33,2 % más de dinero en cajeros que dicha media. Según datos del informe de American Express, los españoles llevan de media 35 euros en metálico, solo el 15 % suele llevar más de 50 euros y uno de cada tres lleva menos de 20 euros.

Tarragona está por debajo de Barcelona, Lleida y Girona en el uso de tarjeta de crédito

«Esta tendencia al pago con dinero digital se ha acentuado en las ciudades de mayor tamaño, como Madrid y Barcelona, y es de esperar que se incremente aún más en los próximos años, tanto territorial como generacionalmente», puntualiza Gázquez-Abad. De hecho, en las grandes urbes, como Vizcaya, Madrid, Barcelona y Valencia, el uso de la tarjeta se ha incrementado el 170 % entre 2015 y 2018; en la cola de las provincias con menor uso del dinero digital están Asturias, Jaén y Melilla.

Subirá la impulsividad
El estudio del BBVA pone de manifiesto que pagar con tarjeta en las grandes ciudades es un gesto cada vez más frecuente y más cotidiano, y se utiliza para importes cada vez más pequeños. Esta facilidad de pago puede afectar directamente al comportamiento del consumidor. «La tarjeta, la alta disponibilidad del dinero y la facilidad de pago contribuyen a aumentar el impulso en las compras del consumidor, sobre todo en determinados establecimientos», explica Gázquez-Abad, que añade que, por el contrario, «cuando el consumidor solo lleva efectivo para realizar sus compras, el nivel de 'impulsividad' de estas es menor, porque sabe que solo puede gastar la cantidad que lleva encima, lo que incrementa la racionalidad y reduce su nivel de gasto».

«A medida que las generaciones de mayor edad (que usan más efectivo) den paso a las nuevas    –que prefieren los medios de pago electrónicos–, nos acercaremos a una sociedad sin efectivo en el largo plazo», apuntan los expertos.

Las nuevas tecnologías, el crecimiento de la compra en línea y los hábitos de vida actuales llevan a un uso cada vez menor del dinero en efectivo y a un incremento de las tarjetas y del pago con móvil. «Estos factores provocarán un debate en los próximos años acerca de la necesidad de mantener el dinero en efectivo y la posibilidad de reducir al mínimo su uso. Esto sucederá, aunque es improbable que el dinero de curso legal desaparezca en su totalidad», concluye Gázquez-Abad.

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