El frío multiplica el número de usuarios del albergue provisional de TGN

El equipamiento provisional del Palau Firal acogió ayer a 29 personas. Cuando abrió en noviembre, a raíz del toque de queda, eran entre 5 y 10

11 enero 2021 19:10 | Actualizado a 12 enero 2021 06:07
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La noche de ayer 29 personas (32 el domingo) acudieron al albergue que ha habilitado provisionalmente el Ayuntamiento de Tarragona en el Palau de Congressos. Aunque el objetivo inicial del servicio era acoger a las personas sin hogar para que tuvieran un lugar donde cumplir con el toque de queda durante la noche, estos días de desplome de las temperaturas ha servido además como recurso para que puedan guarecerse del frío.

Marc Ruiz, coordinador logístico del albergue que es gestionado por Creu Roja, explica que el servicio se inició en las primeras semanas de noviembre con una media de entre 5 y 10 personas por noche «y actualmente estamos albergando una media de entre 25 y 30».

Este aumento lo atribuye al desplome de las temperaturas y a que los usuarios se han ido pasando la voz unos a otros. Ayer a las nueve, cuando se cerraban las puertas del recinto, la temperatura en Tarragona era de un grado. Las previsiones del Meteocat dan para esta noche de una temperatura similar.

En todo caso, no se ha llegado a superar la capacidad del servicio, pautada en 50 personas.

Entre los usuarios, explica Ruiz, la mayoría son siempre los mismos y están empadronados en Tarragona, por lo que, cuando se decretó el confinamiento municipal, no hubo cambios significativos en cuanto al número.

El rango de edad de los usuarios es amplio, «tenemos usuarios desde 30 hasta mas de 70 años; la mayoría son hombres pero también hay mujeres. Cada una de las personas que están albergadas ha tenido sus problemas que les han llevado a la situación de tener que vivir en la calle, ya sea por no tener ningún ingreso económico, no tener trabajo ni familia que les pueda ayudar, a problemas de consumo», señala.

Colaboración voluntaria

Ruiz asegura que la convivencia en el albergue, de momento, está siendo buena. «Siempre hay en el recinto dos personas de Creu Roja contratadas para este servicio más los voluntarios que nos ayudan y una persona de seguridad».

El coordinador explica que el papel del equipo de voluntarios que colabora con los técnicos es clave: «Son un pilar imprescindible, ya que realizan un trabajo duro y siempre están dispuestos a ayudar en caso de necesidad. En nuestro caso, como el colectivo de personas con el que se está trabajando a veces no están acostumbrados a tener unas normas marcadas y son un colectivo vulnerable y sensible, ellos hacen que el cumplirlas sea más fácil y llevadero ya que al final empatizan con las personas albergadas y la comunicación es mucho más fluida y fácil».

En el albergue se ofrecen cenas y desayunos que elabora la fundación Joventut i Vida, así como duchas. También están en contacto con los servicios médicos y con Serveis Socials del Ayuntamiento de Tarrragona por si se precisara hacer cualquier gestión.

Explica Ruiz que en la puesta en marcha de este servicio les fue de gran utilidad la experiencia con el albergue que ya montaron (también por encargo del Ayuntamiento) en El Serrallo durante el confinamiento. «Teníamos una experiencia previa y al tener que gestionar otro albergue con las normas de Covid-Sars 19, las implementamos al 100% tal como Sanidad nos exigía». Eso sí, también implica otros retos: «El Serrallo era un albergue las 24 horas y este tiene un horario de 20h a 09h, y esto conlleva realizar duchas, cenas, afiliaciones y gestiones en tan solo 12-13horas», señala.

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