El gran reto 'smart' en Tarragona pasa por la integración de servicios municipales

El Ayuntamiento reconoce que la asignatura pendiente exige romper algunas de las dinámicas internas de funcionamiento de la administración local

19 mayo 2017 16:49 | Actualizado a 19 mayo 2017 16:49
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Conseguir la transversalidad entre áreas, de forma que si la brigada municipal interviene en una calle se informe a los vecinos, a la vez que se rediseñan las rutas de autobús y demás servicios. Éste es uno de los grandes retos a los que se enfrenta el Ayuntamiento de Tarragona, que quiere reenfocar la estrategia smart a favor de la integración de servicios.

La directora de la Fundació Tarragona Smart Mediterranean City, Begoña Floria, reconoce que «no es una asignatura fácil» ya que a nivel interno la administración local «mantiene muchas dinámicas del siglo XX». Y esto pasa porque todos los departamentos del consistorio entren en este nuevo rol. «A veces una área del Ayuntamiento está trabajando en algo y los técnicos y trabajadores de otra sección ni siquiera lo conocen», lamenta Floria.

La revisión del plan Tarragona 2022 y la redacción del plan de usos de la Part Alta son dos de los ámbitos en los que quiere iniciarse esta nueva dinámica. La edil socialista valora que el Ejecutivo ha dado pasos importantes en materia de procedimientos telemáticos, con el portal del Ayuntamiento virtual. «Hemos dado un salto importante en la cocina interna, pero aún nos queda mucho, sobre todo de cara a los servicios a la ciudadanía», apunta. Pueden solicitarse células de empadronamiento, licencias de obras o pagarse los impuestos, entre otros.

Avanzar en la línea de la administración transversal forma parte ahora mismo de la apuesta smart city a la que se sumó el Ayuntamiento de Tarragona la pasada legislatura. A lo largo de estos años, el proyecto ha evolucionado. «El hecho de tener más sensores no hace una ciudad más smart. Se ha superado la fase de tecnificación excesiva y avanzamos hacia un modelo más humano de gestión pública», argumenta. De hecho, reconoce que esta excesiva apuesta por la tecnología es lo que hizo que algunas personas mostraran su rechazo hacia el proyecto. No obstante, es un modelo por el que el Ayuntamiento de Tarragona apostó fuerte en su momento, con convenios de colaboración con empresas como Repsol, Telefónica, Agbar o Basf.

De la mano de Javier Villamayor, que en aquellos momentos era el responsable del proyecto smart city se impulsaron proyectos a favor de la eficiencia energética de escuelas como la César August o se reformaron los alrededores del Parc de les Lletres Catalanas a partir de asfaltos verdes. También se instalaron sensores en los accesos a la Part Alta y se habló de que los contenedores de la basura serían los próximos en pasar por una exhaustiva tecnificación en pro de una gestión de residuos más eficiente.

Aunque el proyecto smart en Tarragona se ha caracterizado por facilitar el debate, sobre todo alrededor de jornadas como CiberÀgora, que se celebra anualmente. Floria apunta que la actividad de los últimos años «se está extendiendo como una capa de aceite». «Es un proyecto con un trabajo de hormiga, pero nos estamos convirtiendo en un referente de forma muy tranquila y discreta», argumenta.

De entre las iniciativas que se han impulsado, Floria destaca la creación de la fundación en la que además del Ayuntamiento participa la Universitat Rovira i Virgili (URV), Repsol y Sorea. Ésta se encarga de la reflexión alrededor de este proyecto y de la representación institucional en los eventos del sector que se celebran.

Desde la página web de este organismo puede conocerse la memoria de actividades, además del presupuesto que gestiona que asciende a 290.000 euros. Las aportaciones de los patrones (215.000 euros) y de subvenciones y patrocinadores (75.000) conforman el apartado de ingresos. Mientras que en el apartado de gastos, el bloque más significativo corresponde a proyectos y actividades (118.000 euros), seguido de gastos de personal (115.000 euros) y de explotación (57.000).

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