El joven esclavo de Adriano

El Museu Nacional Arqueològic de Tarragona se envolvió de la misteriosa muerte de Antínous en el Nilo, un episodio que ha querido recuperar el grupo Nemesis coincidiendo con Tarraco Viva

19 mayo 2017 20:30 | Actualizado a 23 mayo 2017 09:34
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El Nilo es un río rodeado de magia y de misterio, además de guardar uno de los secretos sobre los que probablemente se ha especulado más: la muerte del joven Antínous en el año 130 d. de C. ¿Fue un accidente, una conspiración perpetrada por la esposa de Adriano o un sacrificio? Son algunos de los interrogantes que rodean la muerte de quien fue esclavo-amante del emperador Adriano, y que se plantearon en el marco del espectáculo ‘Adrià i Antínous’.

Dirigido por el grupo Nemesis, el acto se desarrolló en el marco del festival Tarraco Viva, coincidiendo con el Día Internacional de los Museos. Por ello, éste tuvo lugar en el interior del Museu Nacional Arqueològic de Tarragona. 

A través de un recorrido por las diferentes salas, la treintena de visitantes que acudieron al espectáculo pudieron conocer la misteriosa relación entre dos personajes cuyo devenir estuvo marcado por las profecías.

La primera tenía lugar en Siria. Así que los asistentes viajaron hasta este país, es decir, a la planta baja del museo. Fue en la antigua ciudad de Antioquía donde el nombre de Adriano apareció por primera vez en un oráculo  como el sucesor de su antecesor en el cargo, Marco Ulpio Trajano. De hecho, la mujer del primer emperador hispano jugó claramente a favor de Adriano, quien acabó casándose con la sobrina-nieta de su marido para que fuera adoptado legítimamente y ser el heredero. «Incluso se especuló que Plotina –la mujer de Trajano– tuvo un affaire amoroso con Adriano», seguía la narradora de  historia. «Aunque lo único que quería era a un hombre importante a su lado que le permitiese gobernar el Imperio como ella quería», añadía.

Por lo que Adriano era proclamado el 11 de agosto del año 117 d. de C. nuevo emperador del Imperio Romano. Una efemérides de la que hace 1.900 años y cuya conmemoración es objeto de esta decimonovena edición de Tarraco Viva, que ha elegido la figura del sucesor de Trajano para explicar la relación entre las civilizaciones griega y romana.

Un hombre de viajes
Más allá de ser el máximo representante del filohelenismo, Adriano también fue el prototipo de la bisexualidad. Y, pese a haberse casado con Vibia Sabina, en uno de sus viajes hacia Grecia y Egipto conoció a Antínous. «Un niño de apenas tres años, que se llevó a Roma para convertirlo en su paje y tenerlo a su disposición. Fueron amantes», seguía narrando. Los espectadores conocían la agitada vida «privada» de Adriano en la sala de decoración arquitectónica, delante de  la reproducción del templo de Tarraco.

Una segunda consulta al oráculo le hacía una nueva revelación. «Adriano revelará que un niño sea un dios», por lo que todas las miradas apuntaron al joven esclavo.

La salud del Emperador se iba deteriorando a medida que los espectadores iban enfilando las escaleras que le acompañaban en la planificación de su tercer y último viaje. En éste el amante ya no era el joven niño que había conocido. Había cumplido veinte años cuando por circunstancias desconocidas se ahogó en el Nilo. ¿Pudo haber sido una víctima voluntaria que sustituyó a Adriano en un ritual de rejuvenecimiento?». Es otro de los interrogantes que se quedarán en las paredes de la tercera planta del museo.

Sumido aún en el luto, empezaba la divinización del joven.Y no tan solo con la creación de la ciudad de Antinoópolis en su honor, sino también con la heroización de un ser del que se han encontrado múltiples estatuas a lo largo y ancho del Imperio. Y una de éstas apareció en la Vil·la dels Munts de Altafulla. Se exhibe en el Museu Arqueològic y a sus pies finalizaba este paseo por la vida de Adriano.

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