El junquerisme, doctrina de ERC para catapultarse en TGN

Los republicanos han sabido escuchar y convertirse en la voz de los que querían acabar con la hegemonía socialista en la ciudad
 

28 mayo 2019 12:49 | Actualizado a 28 mayo 2019 12:56
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Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) conseguía el domingo sus mejores resultados en la ciudad, ganando tres concejales respecto a 2015, cuando la formación republicana ya había alcanzado su techo. Los 13.038 votos obtenidos dejaban a los de Pau Ricomà a tan solo 330 votos de la primera fuerza, el PSC de Josep Fèlix Ballesteros, y con la misma cifra de concejales: siete. 

En la sede de la calle Reial hubo muchos nervios durante el recuento. Hasta el último momento estuvo bailando un escaño, que finalmente se quedó el Partido Popular, y que habría podido suponer para el PSC la obtención del octavo representante.

Finalmente, Cristina Berrio se quedaba fuera y, durante su comparecencia, los republicanos ya anunciaban que negociarán para hacerse con la alcaldía de Tarragona.

No lo tendrán fácil para confeccionar una alternativa. No obstante, este partido es consciente de que ésta puede representar una oportunidad única para que el partido pueda hacerse con una capital de provincia que hasta el momento les había sido hostil.

Hay que contextualizar los datos. ERC no es la primera fuerza en Tarragona como sí lo ha sido en Barcelona y Lleida. No obstante, mirando al histórico de la formación en las elecciones municipales vemos cómo hace cuatro años tenía la mitad de los votos de ahora (5.963) y que en 2011 no obtuvo representación municipal tras sacar 1.914 votos. Se llegó a esta situación tras el apoyo al primer gobierno de Ballesteros, que facilitaron Sergi de los Rios y Rosa Rossell en 2007, y que facilitaron el cambio en la ciudad.

¿Qué ha llevado a los republicanos a convertirse en la primera fuerza en Tarragona y tener opciones a la alcaldía?¿Cómo se ha fraguado el resultado? La agrupación local tarraconense es defensora y practicante del «Junquerisme». Hay que explicarse e ir más allá del ámbito independentista propiamente dicho para ampliar la base. «Entendemos que debemos acercarnos a otros colectivos con humildad y compartir cosas», afirmaba Ricomà.

La lista que confeccionó el partido de cara a elecciones es un claro ejemplo. «Teníamos claro que debía parecerse a la realidad que tiene la ciudad», explica Ricomà. La número cuatro es Paula Adriana Varas, antropóloga y asistente social chilena que se convertirá en la primera concejal latinoamericana en entrar al salón de plenos de la Plaça de la Font. La número seis, Maria José López i García, es vecina del barrio de La Floresta, mientras que, como número siete, ha entrado otra persona de barrio: Manel Castaño, que estuvo muy implicado en la Taula d’Entitats de Sant Salvador. 

Esquerra Republicana ha hecho trabajo de hormiguita durante estos meses. Reuniones de pequeño formato con representantes vecinales, entidades sociales, culturales y deportivas, entre otras. 

Escuchar a la gente

Ricomà apunta que para él la política «es una escuela de la vida». Lo suyo no son los actos multitudinarios sino que se siente más cómodo en las reuniones de pequeño formato. Pese a ello, apunta que poco a poco ha ido ganando fluidez y que durante estas semanas ha combinado ambos formatos. Así que en el día del acto central en la Rambla Nova también participaba en la iftar –la comida con la que se rompe en Ramadán– en la mezquita de Campclar y durante esta campaña también ha acudido a una ceremonia del culto evangelista. «La gente quiere que estés por ella y que la escuches», argumenta.

Más allá de estas semanas en las que se ha desarrollado la campaña electoral, Esquerra Republicana había organizado debates sectoriales, con expertos sobre temáticas específicas, como el urbanismo, uno de los ámbitos que han sido bandera de la formación republicana durante estos últimos cuatro años. 

También se han potenciado los encuentros abiertos en los barrios, una «ensayo» de estos consejos de distrito, que el partido llevaba en el programa electoral. Sant Salvador, Sant Pere i Sant Pau, Bonavista y Torreforta son algunas de las zonas de la ciudad en las que se han llevado a cabo. «Para nosotros son una herramienta clave para fomentar la participación ciudadana que, junto con la transparencia y la honestidad, son los tres ejes del proyecto de ERC para Tarragona», decía Ricomà.

Fruto de estos encuentros han surgido mociones que posteriormente el grupo ha presentado y defendido en el salón de plenos. «Eran reuniones más de escuchar que de convencer a nadie, un tipo de relaciones de forma muy humilde y sencilla», sigue explicando este licenciado en Historia y Geografía.

El partido también ha hecho una importante utilización de las redes sociales para difundir su actividad. Sobre todo Twitter, que a nivel de partido lo lleva la persona de comunicación de esta formación en el Ayuntamiento. Ricomà es un gran fan de esta red social, que ya utilizaba antes de entrar en política. Su cuenta personal la lleva él mismo. Básicamente por la noche, cuando llega a casa. Apunta que si se convierte en alcalde «quizás escribiré menos, pero seguiré llevándome yo las redes sociales». Es un canal en el que interactúa con los ciudadanos y que utiliza para debatir con la ciudadanía.

Con Tardà en SPiSP

Junto con el mitin de final de campaña en la Rambla, ERC organizó otro en Sant Pere i Sant Pau, con Joan Tardà, que reunió a más de 300 personas. La presentación del candidato se hacía en el Metropol, mientras que la lista se daba a conocer en un acto en El Serrallo. «Fueron todo eventos muy diferentes, al aire libre, para llegar a gente diferente más allá de la militancia», añade. Han sido protagonistas las Dones Republicanes, militantes –muchas de ellas se afiliaron a partir del 1-O– y que se están convirtiendo en estímulo y motor de esta formación en Tarragona. 

Ricomà ha ganado en los barrios del centro y en Llevant. El partido ha incrementado votos en los doce distritos de la ciudad, siendo especialmente significativo el crecimiento en Sant Pere i Sant Pau, donde han conseguido ser segunda fuerza con casi el 20% de los votos. 
El dirigente republicano considera que la «voluntad de cambio» de los tarraconenses ha influido en los resultados definitivos de ERC en la ciudad. La formación se presentó como la alternativa a los socialistas de Ballesteros y ahora quiere recoger los frutos. «Romper el sentimiento de conformismo y pesimismo no ha sido fácil», explica.

Ricomà y Ballesteros no sintonizan. El primero asegura que por su parte no hay nada personal con el alcalde. Aunque hubo un punto de inflexión en la relación entre ambos. Fue cuando se hizo el pacto con el PP y Unió. «No pude soportar que, cuando algunos militantes le cuestionaron la alianza dijera que ERC no había querido pactar, cuando ni siquiera hablamos. Es muy difícil confiar en alguien así», concluye.

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