El lugar donde Joan Miró concebió toda su obra

Uno de los máximos representantes del surrealismo, Joan Miró (BCN 1893) llegó a Mont-roig del Camp por primera vez en 1911, para recuperarse de una enfermedad. Entre las paredes de su masía, que convirtió en su particular refugio, mejoró su salud y creció como artista. Pintor, ceramista, escultor… Miró se sintió inspirado por su paisaje, donde concibió y creó un universo que lo convirtió en un referente internacional. Ni sus posteriores estancias en París, Mallorca, Nueva York o Japón le alejarían jamás de los paisajes del Baix Camp, claves para su vocación artística y fuente de inspiración. El vínculo con la tierra, el interés por los objetos cotidianos y por el entorno natural se convirtieron en el trasfondo de algunas de sus investigaciones técnicas y formales. Indiscutiblemente, Mont-roig del Camp lo formó como persona y como artista.

Y Miró decidió ser pintor

Como escenario emocional del artista, la población cuenta con una ruta especial que recorre los diferentes lugares, debidamente señalizados e identificados, donde el visitante puede observar en primera persona los paisajes convertidos por Miró en obras de arte mundialmente reconocidas: seguramente os sonarán El pont, La Platja de Mont-roig o Poble i església de Mont-roig. Ineludible la visita a Mas Miró, la masía y retiro espiritual del artista.

Más allá de su valor estrictamente histórico, arquitectónico y paisajístico, presenta el valor añadido de ser el lugar donde Joan Miró decidió finalmente convertirse en pintor.