El ‘maquinistilla’ de la media distancia

Conductor ferroviario. Luis Miguel García Alcaraz sabe muy bien qué es trabajar en solitario. Pese a ello, afirma que no puede acostumbrarse a las estaciones y trenes vacíos

05 abril 2020 08:10 | Actualizado a 05 abril 2020 17:40
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«Si tú me dices tren, lo dejo todo». Forma parte del mensaje de presentación del @Maquinistilla en su perfil de Twitter. Suma casi 6.000 seguidores. Su popularidad se disparó durante el accidente del Alvia en Santiago de Compostela, y desde esta plataforma intenta hacer menos invisible el trabajo de los maquinistas de tren.

Es un colectivo que forma parte de los imprescindibles en estos momentos de pandemia sanitaria. El transporte público está dentro del listado de servicios esenciales que decretó el Gobierno español. Así que Luis Miguel García Alcaraz sigue con el mando de la cabina de un tren de media distancia, tanto en velocidad con convencional como de alta velocidad. En su día a día va a Girona, Portbou, Tortosa, Tarragona o Lleida.

Su jornada laboral empieza en la base de Renfe, en Can Tunis, y a partir de ahí, cada turno le aporta un recorrido diferente que le permite conocer todas las estaciones de la geografía catalana.

Son días insólitos. Desde el primer momento, las medidas que se han tomado para disipar la propagación del virus han afectado al transporte público. Los servicios fueron reduciéndose y la demanda ha caído en picado desde hace más de dos semanas. No pudo evitarse la imagen del primer día del estado de alarma con un convoy lleno hasta la bandera. Pero a partir de ahí la demanda se ha desplomado y este jueves decidió reducirse a la mitad de la oferta de Rodalies Catalunya. «La gente se lo está tomando con responsabilidad. Hay trenes que llegan a Barcelona con once personas o menos, cuando antes subían 200», afirma este conductor.

La utilización de los servicios ferroviarios ha caído en picado. En muchos convoyes no se alcanza el 10%. «Son porcentajes ridículos, pero aunque sea del 5%, debemos seguir prestándolo igual», añade. El colectivo también debe tomar medidas de precaución y de seguridad. Conducen con los guantes, la mascarilla y ellos mismos se hacen cargo de mantener limpia la cabina. En la media distancia normalmente viaja el maquinista con el interventor y ahora también hay que mantener las distancias en estas relaciones de a diario.

García Alcaraz asegura que el de conductor de tren «siempre ha sido un trabajo muy solitario». Y ahora todo esto se ha acentuado. Bajar a saludar a un compañero, nada más llegar a una estación, o salir a tomarse un café son algunos de los pequeños placeres que ya no puede hacer. «Ahora no tienes contacto con nadie. El domingo a las 15 horas de la tarde, no había nadie en la estación de Francia. Esto, ni en las peores desgracias, no lo habíamos visto nunca. Da pena ver las estaciones así», argumenta.

García defiende que el ferrocarril es un medio esencial para que puedan moverse los trabajadores sanitarios y todos aquellos colectivos que ahora no pueden fallar. Asegura que no siente miedo para salir a trabajar, mientras la mayor parte de la población está confinada en casa. «A los veteranos no nos sorprende. Vas con muchísima precaución y ahora toca esto, que sabemos que va a ser temporal», añade.

Muy desconocidos

Este maquinista de la empresa Renfe lleva más de 35 años conduciendo trenes. Lamenta que es una profesión «de la que se habla poco y cuando se hace es para mal». En cambio, se queda con que prestan un servicio que en condiciones normales ya es esencial y ahora más. «La gente tiene que saber que cuando se mueve un tren siempre hay una persona delante», dice.

Es un colectivo que sufre cada vez que hay un suicidio en las vías. También cuando hay accidentes que, aunque son muy minoritarios, también los hay. «Uno de los momentos duros fue hace un año y medio, cuando una maquinista falleció en la vía de Manresa. Lo pasamos mal», confiesa. Pese a ello, este conductor es un apasionado de su trabajo y destaca sobre todo a las personas y sitios que conoce en sus jornadas. «Todo el mundo paga por viajar, a nosotros nos pagan».

Cada trayecto tiene sus singularidades y el de Tarragona se caracteriza por su belleza, ya que una buena parte de la línea resigue la línea de la costa. García conoce muy bien la vías que enlazan el sur de Catalunya con Barcelona. Sobre la R-15, que comunica Móra la Nova con Barcelona asegura que es «el patito feo» del mapa ferroviario. «Lleva más de 130 años de resistencia y claro, cuando te toca trabajar allí ya sabes que es la línea más complicada, porque también pasan mercancías y se nota en el estado de la vía», justifica.

En cambio, el servicio de la R-16 asegura que ha mejorado sustancialmente con la entrada en servicio de la variante, el pasado 13 de enero. «Se ha ganado en fiabilidad y puntualidad», afirma.

En los próximos días estos desplazamientos seguirá haciéndolos prácticamente solo, pero dentro de la cabina Luis Miguel García Alcaraz es feliz y está prestando un servicio esencial.

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