El navío que alienta sueños llega a Tarragona

Vista al Santa Eulàlia. El pailebote centenario atraca en Tarragona

02 julio 2018 08:41 | Actualizado a 11 octubre 2018 12:17
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Un barco de vela que cumple un siglo de vida es un objeto que nos retrotrae a aventuras en alta mar salidas directamente de una novela con exceso de imaginación, puestas de sol en el horizonte y lugares excitantes que todavía no conocemos. Por este motivo, cuando una embarcación de estas características se instala para permitir visitas se transforma en un centro de atracción para todos los miembros de la familia. 

Y así, una veraniega mañana de domingo, la cubierta del navío Santa Eulàlia atracado en Moll de Costa de Tarragona presenta un paisaje formado por móbiles que captan cada detalle de una cubierta que huele a madera y cuidados y los niños y niñas -equipados con gorras para vencer el intenso sol de mediodía- son los grandes protagonistas del primer día de la estancia del centenario velero en las instalaciones del Port de Tarragona

 

«Lo que más me ha gustado ha sido la cocina y las camas», explica Magí, de 4 años, que ha visitado la embarcación junto a su padre, Javier, y su abuela. Su caso no es una excepción, ya que, junto al sistema de velas y el timón, las instalaciones destinadas a la vida cotidiana de la tripulación son algunos de los elementos que despiertan más curiosidad de la visita a este navío, que este 2018 cumple un siglo y que en 2011 fue declarado Bé Cultural d’Interès Nacional. 

Algunos, también aprovechan la visita para constatar el orgullo local, como Montse, que visita el pailebote junto con el resto de los suyos, en especial de sus nietos, de 6 y 8 años, que no pierden detalle de cada uno de los elementos de cubierta. «Nos gusta visitar atractivos de la cuidad en familia y nos ha gustado mucho el nivel de detalle de este barco, ya que son cosas de las que disfrutamos», comenta.

Al natural, los detalles de los acabados y las instalaciones de la bodega captan la atención de los visitantes e invitan a hacer planes de futuro saturados en ilusión. Es el caso de Cris y Albert, dos amigos de mediana edad, que disfrutan de la visita al Santa Eulàlia. «En Tarragona tenemos la manía de quejarnos de que no se hace nada, pero la realidad es que muchas veces tampoco aprovechamos las actividades que se ofrecen», declaran, mientras que sueñan con viajar juntos con un navío similar cuando la jubilación llame a su puerta. 

Desde este domingo y hasta el próximo 5 de julio, el pailebote estará amarrado en el Moll de Llevant, lo que permite unos días para descubrir los secretos de esta embarcación histórica del Museo Marítimo de Barcelona. Hasta el próximo jueves se han programado visitas guiadas y concursos en redes sociales para consolidar el número de vistantes. 

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