El notario trotamundos

El personaje. Investigador, articulista, amante de los incunables y, sobre todo, viajero. Martín Garrido es un polifacético profesional en Tarragona del mundo del derecho civil

02 abril 2018 17:20 | Actualizado a 10 abril 2018 10:23
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«Lo que distingue a quien le apasiona viajar del que ‘sólo’ viaja es viajar solo. Ir en solitario es mucho más intenso. No tiene nada que ver con ir con la familia o los amigos. Es como la noche y el día. Entras más en contacto con la gente. Hay gente que si viaja sola se aburre, no sabe qué hacer, tiene miedo... Si no viajas solo, no sabes lo que es viajar». Es la regla de oro de Martín Garrido, notario de Tarragona, pero también articulista, escritor, investigador, coleccionista de facsímiles de incunables y «un viajero heterodoxo», como él mismo se define.

La pasión por ver mundo le surgió cuando tenía sólo diez años de edad. Martín empezó a hacer la colección de cromos de los países del mundo. Cada Estado tenía cuatro: el mapa, la bandera, el escudo y la moneda. Además había que colocar un quinto cromo sobre un mapamundi. Eran lugares cercanos, pero muchos otros ni los estudiaba en el colegio. 

Poco a poco fue completando el álbum, pero los últimos cromos, los más preciados, no los hallaba en lugar alguno. Ni en esos cambalaches infantiles del patio de la escuela. Hasta un día que se encontraba enfermo y su padre le trajo los que le quedaban. «Pensé que los padres sirven para mucho», comenta sonriente. 

Garrido, como aprendiz de futuro opositor a notario, memorizaba las capitales de todos los países. Competía con un fiscal amigo de su padre en ver quién conocía más. Como no, ganaba el pequeño Martín.

Medio siglo después, Garrido ha recorrido más de un centenar de territorios de la clasificación del TCC (Travellers Century Club), del que es coordinador en su sección mediterránea. El TCC considera «territorio» a un Estado no reconocido (Kosovo, por ejemplo) o a una zona inferior a un país. España tiene cuatro territorios: la península, las Islas Canarias, las Baleares y Ceuta y Melilla.

El TCC es un club mundial. Para formar parte, hay que haber viajado al menos a 100 territorios. La socia más pequeña es una niña de solo dos años. Sus padres la han llevado por medio mundo. 

Las anécdotas viajeras se acumulan en la maleta de Garrido. Enumera sus periplos por Papúa, Yemen, Siria, Somalilandia, Abjasia, Chechenia, el Cáucaso... Destaca sobre todo el viaje que emprendió a Uzbekistán, una república exsoviética limítrofe con Afganistán. 

Martín adquirió el billete de avión de ida y el de vuelta porque tenía una cita ineludible en Tarragona. Nada más. Ni hoteles ni medios de transporte. Fecha de entrada y salida. En medio, improvisación total. Eso sí, antes había estudiado a fondo el país para informarse de sus atractivos. A la aventura, pero sin perder el tiempo innecesariamente.

«Desde que llegué hasta que me fui viví cada día experiencias y sucesos...», dice. Por ejemplo, se alojó en un hotel en que sólo estaban él, Islam Karimov, y el nutrido séquito del ya fallecido y polémico presidente del país. Tuvo que soportar varios registros cada vez que accedía al hotel.

Aunque sólo fueron nueve días, el viaje le dio para escribir un libro. De momento no quiere publicarlo. Precisamente los libros son la otra gran pasión de Garrido. Pero unos libros muy especiales: facsímiles de incunables. 

El notario rehabilitó un edificio en pleno casco antiguo de Altafulla, el Forn del Senyor, y lo ha convertido en un pequeño museo y lugar de encuentros culturales. En sus vitrinas, se pueden observar decenas de beatos, libros de horas, breviarios, obras históricas... Todas bellísimamente ilustradas. Garrido no las colecciona tanto por su contenido, que también, sino por sus dibujos. Son obras de arte hechas a mano. Reflejan la concepción del mundo de nuestros antepasados.

Del mundo y de la religión. Resulta sorprendente comparar cómo representan el mal. ¿Un hombre feo, deformado, del que huir? No. Lo simbolizan con un joven seductor y mentiroso. La falsedad como sinónimo del mal.

En su labor profesional ha redactado o dirigido obras sobre el Derecho Civil catalán. El 6 de junio de 2016, el entonces conseller de Justícia, Carles Mundó, le nombró vocal del Observatori de Dret Privat de Catalunya.

Como notario, Martín Garrido guarda multitud de anécdotas. Quedan en la intimidad de la relación entre cliente y profesional, pero recuerda una muy jugosa. Un hombre le trajo un pequeño papel doblado a mano en que se podía leer: «Pepe, como no me entiendes y nunca me has entendido, me voy. María». Los nombres son ficticios, pero el texto es tal cual. El sujeto en cuestión quería protocolizar el papel y que constase ante un notario. Con todas las de la ley. Por si acaso. 

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