El nuevo punto de encuentro para el botellón multitudinario en Tarragona

Algunas de las causas de esta nueva localización podrían ser la proliferación de bares y discotecas en la Part Alta y el aumento de pisos en los que viven estudiantes de Erasmus

26 febrero 2018 08:22 | Actualizado a 28 febrero 2018 20:00
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El botellón no pasa de moda. Pero sí que va cambiando de localización. Durante muchos años, los vecinos del entorno de la calle Pau del Protectorat denunciaban, cada fin de semana, que esta práctica se llevaba a cabo en las escaleras del Palau de Congressos.

Ahora, los hábitos han cambiado, y los jóvenes han trasladado el punto de encuentro de botellón en el paseo de Sant Antoni y en el Parc de la Reconciliació –situado al lado de la Casa de la Festa–.

En estas dos zonas se concentran entre 80 y 100 personas, de entre 16 y 19 años, las noches de los jueves, viernes y sábado. 

La Guàrdia Urbana vigila continuamente la zona, ya que asegura que los adolescentes que participan en el botellón son cada vez más jóvenes.

El grupo llega al lugar con bolsas de plástico de algún supermercado que abre hasta altas horas de la madrugada. Llevan botellas de alcohol, refrescos y hielo. Entonces, empieza la fiesta.

Entre las quejas de los vecinos está el ruido durante la noche y, sobre todo, la suciedad que dejan en el paseo de Sant Antoni. «Hay veces que salimos de casa a las siete de la mañana para ir a trabajar y está todo lleno de botellas con alcohol y de bolsas. Esto es lo más molesto», asegura Anna Fuentes, una vecina de la zona. 

Cerrar los parques por la noche: Los vecinos de la Part Alta aseguran que antes, en el parque Saavedra, los grupos de jóvenes se sentaban en los bancos por la noche, bebían alcohol y armaban jaleo. Desde que lo cerraron, nada de nada. 

Según fuentes de la Guàrdia Urbana, algunos de los jóvenes beben alcohol, pero hay otros que solamente se limitan a estar con sus amigos y, en ocasiones, llevan mantas para protegerse del frío.

Actualmente, la Part Alta se ha puesto muy de moda por la proliferación de bares y discotecas. Algunos vecinos aseguran que también ha aumentado el número de pisos de Erasmus en los últimos años. Estas dos podrían ser las causas del botellón en el paseo de Sant Antoni, según fuentes policiales.

A veces, cuando los agentes de la Guàrdia Urbana llegan a la zona requisan el alcohol e impiden que continúe la fiesta. También les recuerdan a los jóvenes las normas de convivencia y les instan a no ensuciar la zona.

Beber alcohol en la calle está prohibido, a no ser que se trate de una fiesta mayor o algo por el estilo. Fuentes policiales aseguran que cuando llegan al lugar, los adolescentes dejan lo que están haciendo y se dirigen corriendo a las escaleras que desembocan en la calle Enrajolat. La policía advierte que, si la cosa continúa igual, empezarán a poner sanciones.

En lo que va de año, la Guàrdia Urbana ha puesto 10 denuncias por consumir alcohol en la calle y una multa por servir alcohol a menores.

El paseo de Sant Antoni es el lugar de moda para hacer el botellón, pero también hay otros puntos de la ciudad donde no es extraño encontrarse grupos de jóvenes bebiendo durante las noches del fin de semana.

Un ejemplo es la zona de la calle Trinquet Vell y  de la Plaça dels Sedassos, donde muchos vecinos se quejan de la situación. En la Part Baixa existen tres puntos calientes: en un parque situado en la calle Zamenhof, en los Jardins del Vapor y en el parque Pompeu Fabra –delante del Palau de Congressos–.  

Según fuentes municipales, otros dos rincones donde se lleva a cabo esta práctica es en el aparcamiento de motos de la Plaça Jacint Verdaguer y en la zona de picnic del Parc Francolí, donde vecinos y usuarios del bar situado en el parque aseguran estar hartos de encontrarse con botellas vacías.

«Mis hijas pequeñas bajan al parque a jugar. Debo vigilarlas de cerca, ya que hay días que está todo lleno de botellas con alcohol y de cristales», asegura una vecina del Parc Francolí. Fuentes de la Guàrdia Urbana aseguran que, en los últimos meses, los botellones en la zona picnic del Parc Francolí han disminuido y se han trasladado hacía la zona del skatepark del mismo parque.

Los jóvenes explican que hacen botellón porque las bebidas en los bares y discotecas son muy caras, entre seis y siete euros, «una cantidad que no podemos pagar para bebernos un combinado», asegura una joven de 18 años de Tortosa, quien suele participar en el botellón. Estos últimos cinco o seis meses reconoce que lo celebran en el paseo de Sant Antoni.

«Como mínimo, que no ensucien»
La mayoría de quejas de los vecinos tiene que ver con la suciedad que dejan los jóvenes en el lugar. Manel Rovira, presidente de la Associació de Veïns de la Part Alta de Tarragona, pide a los adolescentes que «como mínimo que recojan las botellas, que suponen un peligro para nuestros hijos», y añade que «haya más presencia policial, no solamente por los botellones, para todo en general. Por aquí la policía solamente pasa una vez al día».

Por su parte, la presidenta de la Associació de Veïns Tarragona Centre, Núria Sabat, no percibe un aumento de botellones en los últimos meses, pero sí destaca que, cuando se celebra alguna fiesta en la Tarraco Arena Plaça, los portales de la calle Sevilla, Eivissa y Mallorca se llenan de jóvenes que beben. «Se trata de casos puntuales», explica Sabat.

Desde el Ayuntamiento de Tarragona aseguran que el tema de los botellones se intenta erradicar desde muchas áreas de la administración. «Los núcleos de botellón se van moviendo, dependiendo de las tendencias temporales. La Guàrdia Urbana está enterada de los principales puntos conflictivos», asegura Ana Santos, concejal de Serveis a la Persona, quien avisa que «las ordenanzas marcan que no se puede hacer ruido por la noche».

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