El nuevo viaje de Olga Pes va del jazz a la psicodelia

Olga Pes se vio tocando en casas de la gente, con la guitarra española, explorando la catarsis, la suya pero también la del público, en conciertos confesionales, casi de crecimiento personal. «Era una cantautora pero yo me siento más compositora, y no acababa de estar cómoda», dice. Atrás quedaba esa experiencia brutal de 'Buenestado en tu casa', una gira no por teatros ni salas, sino por los domicilios del público que lo pedía. «Venía de dos años y medio de tocar en casas, de conciertos muy viscerales», dice Olga, que en su anterior disco había hecho un viaje a las raíces, al castellano, al catalán y hasta al flamenco, donde descubrió incluso el ADN familiar. 

En un viaje a Reken (Alemania), para hacer uno de esos recitales íntimos en casa de una familia, tuvo lugar el click, ese inicio hacia 'Transit', su nuevo disco. «Descubrí que yo también era la Olga que cantaba en otros idiomas, que cuando conoce otra cultura hace una canción. Me di cuenta de que me faltaba eso, y al volver de Alemania entré en esa especie de tránsito, que es la base del disco», explica. 

Allí surgió 'Liebe', una composición en alemán que acabó en videoclip rodado en los bosques de Reken y en la iglesia teutona de Santa Elisabeth y también en la de Mare de Déu de Montserrat de Montferri. Pero 'Liebe' fue mucho más, porque desencadenó el resto. «En apenas dos semanas salieron casi todas las canciones, porque era algo que llevaba dentro, sin hacer desde mucho tiempo. De alguna manera se conserva la música de raíz, catalana, pero la sonoridad es más ecléctica. Puedes escuchar un tema que te está llevando a Finlandia pero con letra y melodía catalanas, que recuerda a la ‘cançó’. Es la canción de autor en castellano o catalán fusionado con lo que hacía yo antes», cuenta. 

El resultado es un sello folky pero que recupera el cosmopolitismo de otras épocas, la influencia del jazz europeo, con incluso la improvisación melódica. «Es un universo sonoro extraño, que incluso roza la psicodelia en algunos momentos». 

Derribados los prejuicios y rotas las fronteras del género, Olga va del catalán al castellano o al inglés en una misma canción, y se atreve incluso con una versión en noruego. No quedó ahí la vuelta de tuerca en ese cambio de perspectiva. «Estaba acostumbrada a grabar por pistas, a que todo estuviera perfecto, porque en ese sentido soy muy controladora. Esta vez me quería exponer a hacer un disco que estuviera por encima de mis posibilidades, y a buscar otros espacios». 

Por eso se fue a un domo de Salomó, en mitad de la montaña, para grabar en directo y en un único día 13 temas que luego se quedaron en 12 para formar 'Transit'. «Era una manera de vomitarlo todo, de dejar que hubiera cosas que se escaparan: el viento soplando fuera, el ruido de cazuelas, el crujir de la leña de la estufa… puede parecer bucólico pero para una controladora como yo no lo es. Pero quedó bien, fue una terapia muy buena, y además aprovechamos la parte espiritual y la atmósfera del lugar». El mensaje universal de temas como el amor o el miedo se combina con composiciones de mirar hacia adentro y purgarse. 'Amarse' o 'Camins a l’alba' sondean el alma como Olga sabe hacer, aunque haya cambiado la española por la Gibson. 

Pes presenta ‘Transit’, su nuevo álbum, este sábado en el Teatre El Magatzem. Será a las 20.30 horas (8-10 euros), en el marco del festival #Tarragonajazz. Estará acompañada de Alexis Lanza, al violonchelo; y de Fer García-Ramos, a la batería. Además, tocarán dos músicos de ‘txalaparta’.