El organista de la Catedral

El tarraconense Jordi Vergés toca este instrumento desde los años noventa del siglo pasado. Enamorado de su trabajo, este admirador de Bach relata la impresionante historia del órgano

11 julio 2017 10:00 | Actualizado a 11 julio 2017 10:20
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El tarraconense Jordi Vergés es el organista de la Catedral de Tarragona. Es un hombre con profundos conocimientos musicales que tiene una carrera de piano en el Conservatori i Escola de Música de Tarragona, estudios superiores de órgano en el Conservatori Municipal de Música de Barcelona y un postgrado en el Conservatorio de Amsterdam. «El órgano tiene una gama muy rica y amplia», dice fascinado.

Es emocionante conocerle, porque transmite sabiduría. Es profesor de órgano en el conservatorio tarraconense. Fue alumno del antiguo organista de la catedral, mossèn Juncosa, ya fallecido, quien le enseñó la fascinante riqueza musical de este instrumento y a quien sustituyó. Ha sido discípulo de la famosa organista Montserrat Torrent i Serra, de quien habla con mucho respeto. «Va a cumplir noventa años y sigue dando conciertos», exclama. Uno de sus compositores favoritos es el alemán Johann Sebastian Bach. 

El amor hacia la música se la inculcó su madre, que cantaba en el Coro de la Parròquia Sant Pere Apòstol y en la Catedral de Tarragona. Su padre era maestro y había tenido como profesor de música al gran Josep Gols, que le dio una base sólida de solfeo y de preparación musical. «Luego mi padre me enseñó solfeo», recuerda Jordi.

‘El órgano de la Catedral de Tarragona tiene una gama muy rica y amplia’, dice

Instrumento impresionante

En sus recuerdos, emerge el largo camino que tenía que recorrer el órgano. Entras en la catedral y ya te impresiona la majestuosidad del instrumento; la fachada es del año 1567, diseñada por el arquitecto y presbítero Mossèn Jaume Amigó. «Es una pieza única y fabulosa», dice.

La historia comienza en 1927, cuando todavía aquí se encontraba el órgano antiguo, de los Estados Unidos, de la marca ‘Aeolian’, que sustituyó al que había antes, deteriorado. El órgano americano pertenecía a Charles Deering, un financiero que lo tenía en su casa. «Era un órgano de salón, de teatro», cuenta Jordi. «Podía tocar automáticamente», tenía un modo apropiado para este fin. El pintor barcelonés modernista Ramon Casas i Carbó era el secretario de Deering y era consciente de que el instrumento estaba en mal estado y se tenía que cambiar. Fue entonces cuando el propietario decidió donarlo a la catedral tarraconense. 

Pero el camino que todavía tenía por delante el impresionante instrumento empezaría entonces: se necesitaba adaptación a la fachada del siglo XVI. «La estética sonora no correspondía al órgano donado por el financiero americano», relata Jordi. «No estaba bien proporcionado. Los requisitos no eran conformes a la tradición católica clásica». Así, en los años 70, hubo un intento de hacerlo «más clásico, pero no había unidad». En 1974 lo modificaron. «El resultado no era satisfactorio, porque su calidad no correspondía con su fachada soberbia y majestuosa». 

Las puertas de la fachada están pintadas por el pintor italiano Pietro Paolo da Montalbergo. «Representan el Adviento y la Cuaresma», narra Jordi. Tienen las asombrosas medidas de cinco por siete metros, cada una de ellas, pintadas por las dos caras. «Son las pinturas renacentistas más grandes en Catalunya», y se abren ante los ojos de los creyentes cuando suena el órgano. En la puerta izquierda está la Donación de los Reyes Magos al Niño Jesús, y en la derecha, la Pascua de Resurrección. Cerradas, iluminan el gran cuadro de la Anunciación. «La idea es representar los tiempos litúrgicos». Es un cuadro de contemplación que, combinado con la música celeste del órgano, deja a los visitantes sin aliento. Hoy, reconstructores del Centre de Restauració de Béns Mobles de Catalunya las están restaurando. Les quedan dos años para acabar el proyecto.

Las puertas de la fachada están pintadas por las dos caras y "son las pinturas renacentistas más grandes en Catalunya"

En 2013, la fachada la restauraron Jesús Mendiola y Emma Zahonero, vaciando previamente en 2008 el órgano americano, dejándolo sin mecanismos. «Se tomaron las medidas detrás de la fachada, para diseñar primero la estructura para el nuevo instrumento, de la marca Verschueren», recuerda Jordi. El constructor del actual órgano fue el holandés Orgelbouw. En las memorias de Jordi siguen vivos sus viajes a Holanda para comprobar cómo funcionaba en el taller. Aunque el contrato existía desde octubre de 2005, por motivos de restauración de la catedral no se inauguró hasta 2013. Fue entonces cuando de nuevo empezó a sonar el órgano, «gracias al Convenio del Arquebisbat de Tarragona, la Diputación de Tarragona, el Ayuntamiento y la Generalitat». 

Sus constructores están influenciados por la escuela de Flandes. Su estilo neobarroco, combinado con la música angelica que toca Jordi Vergés, convierte a los visitantes en verdaderos testigos del arte y la fe, en vivo. 

La historia del órgano tarraconense no para de impactar; la culminación de los actos bondadosos tiene su corazón en un hecho: Jaume Costa y su esposa Rosa Pallejà, celebrando sus bodas de oro, anunciaron a los invitados que, en vez de con obsequios, participaran con donaciones, con el fin de acumular medios para pagar la reconstrucción del órgano. Otra familia también participó en el generoso acto: fueron Agustí Ferrer y Paquita Meler, que costearon el viaje a Holanda de los expertos para poder realizar sugerencias. Todo ello, para permitir a los tarraconenses disfrutar de la impetuosa, magnífica y poderosa armonía del órgano…

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