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Las memorias de El Serrallo han comenzado a salir de los álbumes de fotos que atesoran sus vecinos para quedar plasmadas en las paredes del barrio. Para entenderlo basta con detenerse un momento en la calle Gravina, en la zona donde está el parque infantil, para ver la estampa de cuatro de hombres en la barca del ‘Xufrero’, allá por 1970, haciendo la ‘tría’ (la selección del pescado) un día de buena pesca.
Esta realista escena en blanco y negro es una de las tres que desde este fin de semana pueden verse en las paredes del barrio, que en los últimos años se han ido poblando de las creaciones de diferentes artistas en el marco del proyecto Mar-Mur.
En la misma calle, unos pasos más adelante, está la barca familiar de los ‘Po’, la ‘Joan i Maria’, de madera, que todavía sale a faenar.
Diálogo intergeneracional
David Martín, presidente de la Associació de Veïns del Serrallo, impulsora del proyecto, explica que la idea ha sido realizar un diálogo intergeneracional y buscar imágenes que representen la identidad del barrio.
Pere Granè, de la cooperativa Combinats, que se encargó de la gestión artística del proyecto, explica que la convocatoria a los vecinos para que aportaran documentación fue todo un éxito. Recibieron centenares de imágenes que luego una comisión se encargo de preseleccionar.
Posteriormente, con las fotografías preseleccionadas, se abrió un concurso para que los artistas les hicieran llegar sus esbozos. Finalmente se eligieron tres de entre la docena que se recibieron. Igual que en la edición anterior, esta vez han contado con la colaboración del Ayuntamiento de Tarragona y del Port.
Los tres artistas participantes fueron Esther Marsal, Mateo Lara y Borja Sánchez.
Sangre joven
Pero, además de coincidir con la festividad del Carmen, este proyecto también ha contado con la presencia de un grupo de catorce jóvenes que han venido de diferentes partes de Catalunya para participar en el Camp de Treball ‘Brigada de colors’ que se organiza por primera vez en Tarragona.
Los jóvenes, de 14 a 17 años, tienen como base de operaciones desde el lunes pasado la escuela de El Serrallo, donde no solo duermen, sino que se encargarán de pintar algunos elementos, incluidos los juegos del suelo del patio.
Los participantes ya se encontraban ayer haciendo un mural en la calle justo detrás de la escuela. Jordi Cano, de 17 años, viene de Badalona y cuenta que poder compartir estos días con los artistas que han pintado en el barrio y ver cómo plantean su trabajo ha sido «toda una experiencia».
Amanda López, también de 17 años y de Barcelona, explica que enseguida se interesó por este campo de trabajo porque «soy muy artista», aunque también está resultando toda una experiencia desde el punto de vista humano. «Esto te enseña que cada persona tiene un tesoro», asegura.
