El pesebre que no sabe de pandemias

Tradición. Aunque llegaron a dudar de que se pudiera montar, hoy se inaugura el belén de los jubilados de Bonavista

28 noviembre 2020 20:00 | Actualizado a 29 noviembre 2020 18:20
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Aestas alturas ya nadie espera que estas Navidades se parezcan a las anteriores, pero siempre hay quien cree que, pese a todo, hay que buscar motivos para ofrecer un poco de alegría a los vecinos.

Entre esos entusiastas que se resisten a dejarlo todo al desánimo está un histórico de Bonavista, Francisco Soria (1945 Lucena). Un año más, y ya van diez, se ha encargado de crear, de cero y con sus propias manos, el pesebre de la Asociación de Jubilados del barrio.

Reconoce que, en este año raro, la tradición peligró en algún momento. La llar de jubilats, donde lo suelen montar, está cerrada desde marzo, como todas las demás. A Soria, presidente de la entidad, los mayores no paraban de preguntarle, después del confinamiento, cuando podrían volver a las actividades, a las partidas, a los cafés... «Mucha gente vive sola, ¿sabe?», explica. La evolución de la pandemia, y el especial riesgo para los mayores, no obstante, no han permitido reabrir.

Una año de trabajo

Pero, pese a todo, y como cada año, Soria comenzó a construir, desde enero, con materiales sencillos, los edificios, casitas y demás elementos del pesebre, como siempre con más ganas que otra cosa porque lo suyo es pura afición.

Finalmente en la parroquia de Santa Maria Assumpta le han cedido un espacio para poder realizar el montaje. Hoy, a las doce, después de misa, lo inaugurarán, y hasta el alcalde ha dicho que asistirá.

Comenzar desde cero

Cada año el pesebre es distinto, así que las escenas del año anterior las tira y comienza a construir de cero. Siempre hay un elemento central de Tarragona; alguna vez fue la Catedral o la Torre dels Vents, esta vez ha querido hacer un edificio que recordara al Mercat Central, aunque lo del techo, reconoce sonriente, estaba complicado.

Pero como se trata de una fantasía, aquí comparten espacio por igual una noria que una fuente o un salón del oeste. Hay una aldea bastante tradicional aunque en el techo luce una antena; un signo de los tiempos. «Porque sin internet no se puede vivir estos días», dice.

Soria también va haciendo fotos de sitios que le gustan, con la idea de luego de reproducirlos en el pesebre. Es lo que hizo con una iglesia que visitó en León. Aunque, eso sí, también tiene a la iglesia de Bonavista con su fachada moderna y hasta el bonito olivo del patio interior a pequeña escala. Y hay, como no, el caganer, discretamente situado, que habrá que encontrar.

Soria ha contado con la complicidad de Santiago Gómez, otro jubilado que se ha encargado de la parte eléctrica, no solo de iluminarlo todo, sino de que la fuente lleve agua y la noria o el molino funcionen.

Una de sus grandes ilusiones es que, como cada año, puedan pasar por aquí los niños de las dos escuelas del barrio. Como el salón es grande y se puede entrar por un sitio y salir por el otro, no cree que haya problema. También podrá venir a verlo quien quiera, de lunes a domingo en el horario estipulado, ya que los miembros de la asociación se irán turnando para ello. «No queremos que se pierda la tradición», concluye.

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