El plan para soterrar el cableado aéreo de Tarragona arranca por El Serrallo

La buena noticia es que, por fin, se eliminarán las instalaciones del barrio marinero; la mala es que apenas se ha avanzado en el plan aprobado hace un año para suprimirlas en el resto de la ciudad

09 marzo 2020 19:20 | Actualizado a 09 marzo 2020 20:12
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La maraña de cables no hace distingo entre zonas de la ciudad: igual surca calles que son visibles desde la Rambla Nova (la vía más emblemática), que las de los barrios alejados del centro. En algunos casos, como en una casa de la Calle Rebolledo, los cables dan a una terraza. Una vecina que los tiene al alcance de la mano bromea: «podría usarlos para extender la ropa»; pero enseguida recuerda que es un tema serio, «nos preocupa, pueda ser un peligro», dice.

En otras zonas muy céntricas, como el Carrer Comte de Rius, la maraña, que se concentra en las fachadas y las cornisas, se ha convertido en el lugar perfecto para que las palomas vivan y aniden. También hay algún animal muerto allí enredado.

No obstante, en enero del año pasado la situación parecía estar a punto de cambiar sustancialmente. El pleno del Ayuntamiento de Tarragona aprobaba, con el apoyo de todos los partidos políticos, una moción presentada por el PDeCAT para que el consistorio «impulse la firma de un convenio con todas las compañías eléctricas y de telecomunicaciones que operan en la ciudad». El titular del Diari de Tarragona anunciaba aquel día: «El Ayuntamiento soterrará el cableado aéreo de toda la ciudad».

 

Ahora, pasado más de un año, no ha sido posible saber si se ha firmado alguno de aquellos convenios con las empresas eléctricas y de telecomunicaciones, primer paso para «limpiar» el paisaje de los cables que están a la vista.

Fuentes de Endesa, por ejemplo, confirman que, en su caso, no han firmado ningún convenio al respecto. Lo que sí han realizado, a petición del Ayuntamiento, son actuaciones puntuales, especialmente en la Part Alta, donde se ha aprovechado que se realizaban actuaciones urbanísticas para soterrar los cables. En estos casos el estudio técnico-económico lo ha realizado la compañía, pero el coste de las obras ha sido asumido por el consistorio.

Comienzo por El Serrallo

Fuentes del equipo de gobierno de Ayuntamiento de Tarragona alegan, no obstante, que se está trabajando: «Después de muchos años el Ayuntamiento de Tarragona ha puesto una partida para ordenar y soterrar las líneas aéreas del Serrallo».

Efectivamente, dentro de los presupuestos se contemplan 150.000 euros para estos trabajos largamente reivindicados por los vecinos.

Y aseguran, además, que el tema está en la agenda: «la preocupación del cableado aéreo se extiende al resto de la ciudad de Tarragona y se está trabajando para ir implementando progresivamente un sistema de cableado ordenado y estético que no malogre el espacio público».

¿Quién debería pagar?

La moción aprobada el año pasado indicaba que el Ayuntamiento firmaría convenios con todas las compañías eléctricas y de telecomunicaciones que operan en la ciudad. En dichos acuerdos se debía fijar «la cantidad económica que debe adoptar cada una de las partes: Ayuntamiento de Tarragona y compañías». Debía incluir, además, un calendario de actuaciones priorizando las zonas más conflictivas.

Un estudio realizado por técnicos municipales el año pasado indicaba que el soterramiento tendría un precio aproximado de entre 300 y 350 euros el metro cuadrado. Los técnicos apuntaban entonces la que la factura iría a cargo del Consitorio.

Josep Anguera, responsable del Gabinete técnico del Col·legi d’Aparelladors, Arquitectes Tècnics i Enginyers d’Edificació de Tarragona, COAATT, opina, no obstante, que al ser propiedad de las compañías, deberían ser éstas las que se ocupen de los trabajos. Reconoce, no obstante, que es un tema de gran complejidad. Apunta que la mayoría de los cables que están a la vista son de empresas de telecomunicaciones ya que cada una suele tener el suyo. Se da la circunstancia, además, de que la tecnología va cambiando y, en lugar de retirar el cableado que no se utiliza, lo que se hace es dejarlo allí y poner cableado nuevo.

Cuando son las comunidades de propietarios de un edificio particular las que quieren que se soterren los cables de una fachada, a propósito de una reforma, hay que pedir permiso a las distintas compañías.

Respecto a los posibles peligros de este tipo de instalaciones, más allá del aspecto meramente estético, Anguera explica que el riesgo lo representarían los cables eléctricos que no estén correctamente forrados, porque habría riesgo de electrocución.

Riesgo de incendio

En la moción del año pasado se advertía que «además de la mala imagen que genera este cableado aéreo que cuelga de un lado a otro en muchas calles de la ciudad, tiene efectos negativos para la salud de los vecinos y vecinas, perjudica el medio ambiente y constituye un peligro. En muchos puntos, y a causa de la lluvia, se producen chispas que provocan cortes de luz que pueden originar incendios».

Carmen Puig, presidenta de la Associació de Veïns del Barri del Port, una de las zonas de la ciudad más afectadas por estas instalaciones, señala que estos cables «dan una imagen horrorosa de la ciudad». Reconoce que la solución puede ser complicada debido a los costes y a que hay que «levantar calles», pero cree que las empresas implicadas cuentan con suficientes ingresos como para acometer estas obras.

En su opinión, si no es posible soterrar los cables, al menos se debería hacer un esfuerzo por canalizarlos de manera ordenada y estética por las fachadas.

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