El presidente de la Via T: «Necesitamos un centro de la ciudad que tenga fuerza»

Entrevista a Salvador Minguella. Este empresario defiende que deberían sacarse adelante proyectos como la Illa Corsini y la peatonalización del último tramo de la Rambla Nova para que el entorno sea más amable

12 mayo 2019 15:45 | Actualizado a 13 mayo 2019 12:08
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Salvador Minguella es el presidente de la Via T de Tarragona desde el 30 de junio de 2014. Entró en sustitución de Joan Blazquez y durante estos casi cinco años ha trabajado para la dinamización comercial, mientras el sector se ha desangrado.  El cierre de establecimientos en el centro ha sido una constante. Locales que han quedado vacíos y grandes marcas que se han ido de la ciudad o han buscado nuevos emplazamientos. Una situación de debilidad que ahora se ve de nuevo amenazada tras anunciarse el establecimiento de Ten Brinke, en los terrenos en los que estaba prevista la llegada de Ikea.

¿Cómo está el comercio de la ciudad?
Lo que veo es que el pequeño comercio no interesa porque si no, seguro que habría más medios. Los impuestos que pagamos en relación con lo que recibimos es una vergüenza. Y ahora vemos como montarán un Ten Brinke, cuando el Ikea tenía un sentido, pero que será más de lo mismo.

¿No interesa a la administración o a los consumidores?
No interesa a los políticos. El año pasado se empezó con el plan estratégico, que lo impulsó la Cambra de Comerç, y ahora mismo no sé muy bien quién lo está siguiendo. Un plan estratégico de comercio es importante, pero se necesita un proyecto de ciudad. Los parkings son un tema importantísimo, porque hay que sacar los vehículos del centro. Faltan actuaciones urbanísticas. La calle Unió se está muriendo, por qué no ponemos unas aceras más anchas con jardineras, o la Illa Corsini, que defendió Albert Abelló y que cuando era presidente de la Cambra también propuso peatonalizar la última isla de la Rambla.

Es necesario apostar por una ciudad más amable.
Sí, una Tarragona más amable, en la que la gente tenga ganas de pasear y en la que pasen cosas. Esta es un poco la idea de la Nit Oberta, en la que quisimos que la gente pudiera salir de casa. Pero si no se hacen las actuaciones urbanísticas, los parkings siguen con los mismos precios, la limpieza es la que es y los locales siguen cerrados, todos estos elementos no favorecen al pequeño comercio. En muchos países las grandes superficies se están echando atrás y la gente está volviendo al centro, y aquí no se está haciendo porque no lo estamos cuidando. El centro de Tarragona está abandonado.

¿Han tenido una buena relación con el Ayuntamiento?
En los dos últimos años con Elvira Ferrando hemos trabajado bien. Tras la marcha de Pat Antón hubo un tiempo en el que se paró todo, pero después se han hecho cosas, como la Taula de Comerç. No puede ser que en Tarragona haya catorce asociaciones comerciales, desdoblando los esfuerzos. Hay que ir todos a la una y esto se ha hecho. Lo que pasa es que estamos sin recursos ni personal. Se están dando pasos adelante, pero estamos en el punto de partida, y lo que me da miedo ahora es que haya otros dos años de parón y que todo lo que hemos hecho no sirva para nada. 

¿La situación del comercio durante todos estos años es sintomática de este abandono del centro de la ciudad?
Sí. Tan solo hay que fijarse en la inversión que se ha hecho en algunos barrios, mientras la Rambla Nova sigue igual desde que se ha marcharon los paradistas. Más allá del Mercat no se ha hecho nada. Creo que aquí el trabajo ha sido bueno, pero es que aún le falta, porque aún no se ha actuado en las calles de los alrededores. 

Hay el proyecto de la Illa Corsini para peatonalizar toda aquella zona. ¿Cómo lo ve?
Yo creo que es positivo, aunque no todo el mundo está a favor, porque en el comercio tampoco tenemos todos la misma postura. Lo importante es que hay que criticar menos y hacer más. A día de hoy hay los medios para hacer una zona peatonal amable en el que a través del teléfono pueda entrarse y salirse. Y al final de la Rambla también estaría muy bien. 

¿Debería priorizarse?
Ahora mismo, lo más debería preocuparnos es la calle Unió. Si no se hace algo de forma urgente no quedará nada. Quizás debe decidirse que este eje se muera, no sé, pero lo que sí sé es que falta un plan estratégico de ciudad, en el que se definan todas estas cosas.

¿Cree que Tarragona ahora mismo no tiene un proyecto?
Se están poniendo parches, pero no hay una línea. Turismo y comercio no se hablan, no han ido en una misma dirección durante esta legislatura y esto no puede ser. 

Hasta el momento el comercio tampoco había ido de la mano. Tarragona tiene catorce asociaciones que tampoco han remado de forma conjunta. Aquí también hay que hacer autocrítica.
Está claro, pero es que aquí hay quien dice que la Via T no hace nada. Tenemos 150 asociados que pagan veinte euros al mes con lo que pagamos a una persona fija en un despacho. Esto se come más de la mitad del presupuesto. Tampoco podemos hacer más, porque todos tenemos nuestros negocios. 

¿Se está potenciando la dinamización?
Estamos consiguiendo sponsors y subvenciones para organizar dos cosas importantes al año como son la Nit Oberta y el Nadal Musical. Pero después ves que hay  las asociaciones de Voltants del Mercat, Llevant, Ponent... No puede ser. Debemos ser capaces de poder ir todos a una y esto debemos hacerlo los propios comerciantes, como debemos mirar nuestros negocios y pensar cuánto hace que no hacemos reformas. 

Esto no depende de la administración.
Podemos ayudar y nos pueden ayudar pero nosotros también debemos ser muy críticos con la propia situación. Hoy luchas mucho y haces las cosas muy bien o es muy complicado sobrevivir. No puede ser que haya tiendas que no han hecho reformas en trece años. 

¿Debería profesionalizarse más esta gestión de la promoción comercial y la actividad de dinamización?
Ya sea a través del Ayuntamiento o de la Via T, este papel debe hacerlo alguien. Estamos pensando ya en algunas acciones de cara a los locales cerrados, potenciando el street Art. Lo estamos hablando con la Cambra de la Propietat para que sean los dueños los que den luz verde a decorar las persianas. Después también estamos hablando con Flors al balcó. Esto tiene que ser con asociaciones privadas, tampoco tiene que ser todo a través del Ayuntamiento. 

El objetivo es potenciar el centro, con un lavado de cara.
Pueden hacerse cosas. Por ejemplo una persona que hace vestidos podría tener un espacio y pagar un alquiler blando para ocupar uno de estos locales vacíos. Que en un mes pudieran tener un permiso y estar durante dos años en un local, con un proyecto de negocio. 

¿Debería intervenirse para regular el precio de los alquileres de los locales?
Es un tema muy complicado. El propietario decide si lo alquila o no y no puedes obligarlo. Hay algunos casos en los que sí, te piden una barbaridad. Pero cada propietario es un mundo y ahora muchos de estos locales son de los bancos. ¿Con quién hablas? Si haces un proyecto tipo un pop store, en el que tienes una partida para pagar alquileres y que la persona pueda asumirlo, todo esto puede conseguirse. Lo que pasa es que hay que disponer de los recursos, pero en Barcelona se está haciendo. Necesitamos que el centro tenga fuerza. 

Tan solo en la Rambla Nova hay más de una veintena de locales cerrados. ¿No hay marcas importantes que quieran venir a Tarragona?
Es que aquí tenemos edificios como el Banc d’Espanya que está como está desde hace muchos años. Yo se lo ofrecería a H&M, a Zara o al Fnac para que monten lo que sea. Necesitamos estos motores, para ello hacen falta facilidades.

Parc Central se preparó con la llegada de El Corte Inglés, con una profunda remodelación. ¿El pequeño comercio no supo hacerlo en su momento?
Hay quien lo hizo y quien no. Algunas tiendas de Tarragona están funcionando muy bien. Utilizan las redes sociales y apuestan por la diferenciación. Depende de cada comerciante, pero el entorno no nos ayuda. Preparado has de estarlo todos los días. Hace falta inversión para tener siempre la tienda a la última, porque sino después no puedes quejarte. 

¿Sería necesario hacer más formación en redes sociales, comercio ‘on-line’ o en idiomas de cara a los turistas para poder estar más preparado?
Sí, pero es que cada uno debe preocuparse de ello. Con veinte euros al mes desde una asociación como la Via T tampoco podemos hacerlo.

¿Tarragona es una ciudad muerta?
No, pero podría estar más viva. Se hacen cosas en la ciudad, pero es que podríamos tener más. Solo se trata de facilitar las cosas y que, dentro de una regulación, pueda hacerse un vermut en la calle. Es que lo que se ha hecho con la música me parece increíble. 

¿El sector privado debe coger más protagonismo?
Sí, es la única solución. Los políticos hacen política. Las necesidades están muy claras y no es tan complicado si hubiera voluntad. Si no estuvieran todo el día haciéndose la puñeta, y contradiciéndose, sería más fácil. Hacer política ahora es muy difícil. Hagas lo que hagas te criticarán y así no se construye nada. Y el sector privado estamos juntándonos para intentar algo. 

Se están produciendo unas alianzas que hasta el momento no se habían visto. ¿Se está despertando?
Creo que sí. Hay gente con ganas de hacer cosas y que no aceptan la situación como está, aunque el Ayuntamiento no te lo pone fácil. Para poner una mesa para servir cuatro ostras durante la Nit Oberta tuve que mandar cuatro correos electrónicos. Es todo tan complicado que, al final, o el sector privado despierta o no vamos a hacer nada.

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