El presupuesto prorrogado y la moción de confianza sobrevuelan al alcalde Ricomà

Las diferencias con la CUP y las dificultades con el PSC complican la negociación de las cuentas del próximo año

13 noviembre 2020 20:00 | Actualizado a 09 enero 2021 18:52
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Por segundo año, el alcalde Pau Ricomà (ERC) deberá negociar hasta última hora para poder aprobar el presupuesto municipal, en una tanda de conversaciones que se inicia este lunes y que tienen como objetivo evitar la prórroga de las cuentas o tener que acudir a la moción de confianza.

A diferencia de 2019, y pese a la crisis sanitaria ocasionada por la Covid-19, el gobierno municipal (ERC-Comuns) podría no poder contar en esta ocasión con el aval de las dos ediles de la CUP, muy críticas con la gestión de los últimos 17 meses, por lo que la intensificación de los contactos con el PSC parece la única vía alternativa viable para que el Consistorio de la Plaça de la Font pueda renovar sus previsiones económicas para 2021.

A día de hoy, los nueve ediles que suman Esquerra y En Comú Podem parece que solo cuentan con el más que previsible «sí» de los tres representantes de Junts per Tarragona. Esto es lo que se desprende de las declaraciones al Diari del portavoz de los exconvergentes, Dídac Nadal. «Es evidente que no estamos satisfechos con la respuesta de los compromisos alcanzados para 2020, pero no podemos dejar a la ciudad colgada con presupuestos prorrogados en tiempos de pandemia, esto sería una irresponsabilidad», afirma el edil, quien añade que «si el gobierno local propone unas cuentas nuevas que den respuesta a los sectores más perjudicados por la pandemia, Junts ayudará a aprobarlos».

Opción 1: la de la investidura

Pese a ello, estos posibles 12 votos podrían no ser suficientes para tirar hacia adelante los números. Se perfilan como seguros los 6 noes que suman Ciutadans (4) y PP (2), por lo que la suerte del ejecutivo local está en manos de CUP y PSC.

El año pasado, Ricomà contó con el «sí» de las cupaires para llegar a la mayoría absoluta de 14 votos, repitiendo de esta manera la mayoría que el 15 de junio de 2019 hizo posible la investidura de Pau Ricomà (ERC), en detrimento de Josep Fèlix Ballesteros (PSC). Sin embargo, en este segundo ejercicio la relación se ha erosionado. «Los presupuestos deben ser un dique contención contra los estragos de la actual crisis económica. Se necesitan grandes partidas para vivienda y contra la pobreza energética; para acabar con todas las brechas en el ámbito educativo y para desplegar un plan de ayudas para los sectores más castigados por la Covid-19, como el pequeño comercio, la restauración y la cultura», afirma la portavoz Laia Estrada quien, sin embargo, lamenta que «lo importante no es solo lo que se presupuesta, sino lo que se acaba ejecutando, y ERC y ECP tienden a incumplir sus compromisos, como hacía Ballesteros».

Opción 2: el PSC

En caso de que la CUP se descuelgue de las conversaciones, el plan B para Ricomà es el PSC, formación con la que ya ha aprobado la modificación de la plantilla municipal, o el incremento de algunas tasas e impuestos. «Tenemos la voluntad de escuchar, pero lo vemos muy complicado», reconoce la portavoz socialista, Sandra Ramos. Entre sus peticiones, el principal partido de la oposición exige al ejecutivo la elaboración de un Pla d’Acció Municipal y de un Pla d’Inversions hasta 2023 «ara abordar una posible abstención que facilitara la aprobación de los números.

«Los presupuestos deben ser un reflejo de una linea clara. Ricomà ya lleva un año y medio como alcalde, pero sigue sin haber una planificación a medio plazo», lamenta la edil socialista, quien también reivindica como una condición sine qua non el proyecto del bus gratuito. «Va en la linea de Tarragona 30 y de implantar un desarrollo sostenible, potenciando el uso del transporte público», enfatiza.

En el excel de los socialistas también aparece el proyecto de la Tabacalera. «Es clave para dignificar la zona, creando un eje económico basado en la cultura y coser el centro con los barrios», añade la concejal, quien lamenta que en localidades como Sabadell, Santa Coloma de Gramenet o Barcelona «ta tienen el presupuesto definido».

Plan C: forzar la confianza

¿Qué pasaría, sin embargo, si CUP y PSC votan «no» y el gobierno pierde por 12 a 15? Pues que el alcalde aún tendría una última alternativa para no tener que prorrogar las cuentas de este año: el plan C sería forzar en otro pleno una cuestión de confianza vinculada a la aprobación de los presupuestos. Si la ganara, las cuentas serían avaladas automáticamente; y, si la perdiera, entonces, la confianza se entendería otorgada si en el plazo de un mes desde la votación de rechazo no se presentara una moción de censura con candidato alternativo, que debería prosperar por mayoría absoluta. Si no lo hiciera, Ricomà obtendría sus segundas cuentas, pero chocaría con un panorama político ingobernable: un «no» de CUP y PSC en el ecuador año del mandato, con la Covid y sin ofrecer ningún margen de confianza, sería toda una declaración de intenciones hasta 2023.

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