El procés genera tensiones en la Iglesia de Tarragona

La Episcopal Tarraconense critica las declaraciones «extravagantes» de altos cargos de la Iglesia. El procés crea tensión

03 diciembre 2017 11:09 | Actualizado a 08 diciembre 2017 12:36
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«No es bueno hacer según qué declaraciones. Hay algunas, sobre todo de fuera de Catalunya, que no tocaban, que eran un poco extravagantes. Ha faltado prudencia para no hacer más fuego del que ya hay», cuenta Norbert Miracle, decano del Seminari Interdiocesà y vicesecretario de la Conferencia Episcopal Tarraconense

El Procés y la situación política catalana han puesto también a la Iglesia en un difícil equilibrio entre los críticos con la intervención del Estado y el 155 y el resto. «Vivimos lo que pasa con preocupación. Hay opiniones variadas, pero eso es positivo. Dentro de la Iglesia hay posiciones distintas, pero por encima de todo tiene que imponerse el respeto», añade Miracle. Las últimas palabras criticadas son las del cardenal Antonio Cañizares, que dijo que no se podía ser independentista y buen católico. «Son declaraciones lamentables, muy penosas, y están absolutamente fuera de lugar», indica Montserrat Coll, exprofesora de Filosofía en Tarragona y exdirectora general d’Afers Religiosos de la Generalitat. Ella es uno de los firmantes de un manifiesto de ciudadanos cristianos de Tarragona en el que se censura con claridad la aplicación del 155 y se critican las decisiones judiciales que han acabado con el Govern en la cárcel. 

«Fuera de Catalunya se han hecho algunas declaraciones extravagantes», asegura Norbert Miracle de la Conferencia Episcopal Tarraconense

Más de 340 personas, entre ellas el sacerdote Miquel Barbarà, la política y profesora universitaria Victòria Forns o la escritora Olga Xirinacs, han dado su apoyo. «No nos alineamos con ningún bando ni hablamos de políticas concretas. El manifiesto sale de constatar que hay unos principios que no se han respetado lo suficiente y que se han cometido injusticias. Tan compatible con el Evangelio es una opción política como otra», aclara Coll. 

Hasta el 1-O, más de 400 sacerdotes y diáconos de las diez diócesis catalanas y de congregaciones religiosas hicieron pública una declaración defendiendo el referéndum. Según algunas voces, eso generó tensión. «Soy católico. He hablado con varios sacerdotes que están en desacuerdo con lo que han firmado los proindependentistas. Hay muchos sacerdotes que están disgustadísimos con lo que ha sucedido. Yo no estoy de acuerdo con que la Iglesia se meta en política. Hay muchos fieles indignados, pero que callan. La Iglesia tiene la obligación de respetar las leyes del Estado», cuenta el católico Francesc Basco

«Las palabras del cardenal Cañizares son lamentables y penosas», afirma Montserrat Coll, profesora de filosofía y exdirectora de Afers Religiosos

Malabares en las homilías

Un sacerdote de la provincia que prefiere no dar el nombre cree que hay que apostar por la cautela: «Somos pastores de todos, de mucha gente, y de personas con ideologías distintas. No somos ajenos a lo que sucede pero la frontera entre eso e implicarse es muy fina. En las homilías hacemos malabares». Este sacerdote también censura algunas opiniones vertidas por representantes de instituciones eclesiásticas: «Se ha hablado más de la cuenta». 

Esa idea del exceso de vehemencia también viene incluida en el manifiesto firmado por cristianos tarraconenses: «Muchas opciones, como el independentismo y el unionismo, referidos a la relación entre Catalunya y el Estado español, son compatibles con el Evangelio, y la Iglesia no tiene que identificarse con ninguna de ellas: no puede defender el independentismo pero tampoco la aplicación del artículo 155, como ha hecho el presidente de la Conferencia Episcopal Española».  

«Hay sacerdotes muy disgustados con la situación y con el manifiesto catalán» , según Francesc Basco, católico

A pesar de que los firmantes de ese texto se han esforzado en no alinearse con ningún lado, el Arzobispo de Tarragona, Jaume Pujol, no les recibió, cuando estaba previsto hacerlo, para evitar inmiscuirse en cuestiones políticas. 

Pujol sí ha llegado a opinar, en clave más social que política, vía Twitter, tras el 1-O. Calificó la violencia de «deplorable». También se posicionó por el encarcelamiento de buena parte del Govern: «Profundamente preocupado por la situación que se ha generado hoy. Pido a Dios que se preserve la paz social». Oficialmente la Iglesia se mueve en ese terreno: denuncia social sin concretar filias y adhesiones en clave independentista y mucho menos de partido. El Bisbat de Tortosa remite a la opinión de la Conferencia Episcopal Tarraconense, que a su vez apela a un comunicado del mes de mayo, donde emplazaba a escuchar «las legítimas aspiraciones del pueblo catalán, para que sea estimada y valorada su singularidad nacional, especialmente su lengua propia y su cultura». Al mismo tiempo se apelaba a la concordia y al diálogo. 

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