El reto: Frenar el paso de crisis vírica a pandemia social

El colectivo de psicólogos activa un teléfono de atención a personas sensibles a los efectos del confinamiento y trata a los pacientes de Tarragona por teléfono y videoconferencia

22 marzo 2020 21:00 | Actualizado a 23 marzo 2020 09:38
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Evitar que el estado de alarma, prolongado hasta el próximo 11 de abril, se convierta en alarma cotidiana en muchos hogares. Después del control de contagios y de evitar la escalada geométrica de nuevos afectados de Covid-19, uno de los principales retos del sistema sanitario es minimizar los efectos psicológicos que el mes de reclusión en los hogares pueda tener en muchos ciudadanos, especialmente en aquellos que cuenten con patologías previas que puedan agudizarse en este período o casos extremos.

Por este motivo, el Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya (COPC) ha puesto en marcha un teléfono de asesoramiento psicológico para todos los usuarios. El 659 584 988 se encuentra disponible de 9 a 20 horas para todas aquellas personas que necesiten consejo y ayuda para sobrellevar una situación que se alarga respecto a las primeras medidas que se anunciaron.

En las comarcas de Tarragona, el COPC confirma que, durante la primera semana de aislamiento, el número de consultas telemáticas no ha aumentado respecto a otras etapas, pero sí prevén que la situación pueda aumentar con el paso del tiempo.

«Es importante seguir pendientes para atender a todas aquellas personas que puedan agudizar sus patologías durante el encierro y por esto estamos muy atentos para poder atender, por teléfono, por videoconferencia o en visitas en casos muy concretos y determinados, a aquellos pacientes que lo precisen», explica el miembro de la junta del COPC, Jaume Descarrega, que detalla que «es importante que la crisis vírica no derive en pandemia social» y avanza que el colectivo también realiza asistencia al personal sanitario, que estos días está realizando la titánica tarea de atender a todos los nuevos casos y atender a los más graves.

Los más sensibles

¿Quiénes son las personas más sensibles a sufrir estos días de encierro? Descarrega expone que los colectivos más vulnerables a los efectos más perniciosos del confinamiento son todas aquellas personas con patologías previas que se puedan ver agudizadas a causa de la obligatoriedad de tener que permanecer durante un período prolongado de días en un mismo espacio.

En este sentido, des del COPC explican que algunos de los colectivos más sensibles desde el punto de vista psicológico son aquellas personas que sufren trastornos de ansiedad. «Este tipo de casos están más expuestos a la situación actual y la ansiedad puede derivar más fácilmente a episodios de tendencia hipocondríaca».

Otros colectivos especialmente sensibles son aquellos pacientes con cuadros depresivos, pacientes con Trastorno del Espectro Autista (TEA) −más dependientes de la necesidad de salir al exterior− y los casos diagnosticados de Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH).

En todos los casos, y en todas las personas que lo precisen, Descarrega aboga por «usar los canales disponibles para hablar con los profesionales para recibir ayuda en esta etapa difícil».

Lucha contra la soledad

¿Qué pasa con aquellas personas que no sufren ninguna patología de tipo psicológico pero que estos días se encuentran solos, y por una larga temporada en su casa?

El fotógrafo Pep Escoda permanece en clausura en su hogar desde hace una semana. Como él mismo cuenta, no ha hablado con nadie cara a cara desde que empezó el aislamiento, que en su caso coincide con una separación de pareja que se produjo el mes de diciembre.

«Estar solo es duro, pero intento cuidarme, cocinar sano, practicar tai chi cada día y seguir un horario estricto», explica. A sus 61 años, esta situación convive con la bajada drástica de sus ingresos a causa de su nula actividad. «Después de casi 30 años de autónomo, no sé cómo soportaré los gastos fijos a final del mes que viene. La fotografía no es una primera necesidad y es un sector que se recuperará tarde», apunta.

«Como seres humanos necesitamos la comunicación con otras personas, por lo que las personas que permanecen sin compañía son más sensibles a esta situación», explica Descarrega, que añade que otro de los problemas agudizados del encierro es «el miedo al futuro, que es muy normal en esta situación».

Desde el COPC destacan que, en caso de estar sin compañía, debemos mantener el contacto con nuestros seres queridos y relativizar, en la medida de lo posible, para actuar en aquellos problemas de nuestro día a día en los que podemos dar respuesta.

Muchos en casa

En un polo totalmente opuesto, se encuentran aquellas familias que viven el encierro agolpados en escasos metros cuadrados y, en muchos casos, compaginando la energía infantil con las exigencias del teletrabajo.

Este es el caso de Maria y Joan que, cuando los respectivos turnos de paternidad con sus exparejas coinciden, conviven con sus tres hijos, de entre 8 y 12 años. Durante el aislamiento, pasan muchas horas juntos en un piso que no cuenta con balcones ni terraza privada.

«Tenemos mucha suerte de que entre los tres se divierten y se distraen, tienen su propio mundo», explican, al mismo tiempo que añaden que «para mantener la organización en casa hemos optado por organizar nuestro día a día en la mayor medida de lo posible y aprovechamos espacios, como la terraza comunitaria, siempre que está vacía».

Desde el COPC detallan que, en casos de ser muchos en un mismo hogar, mantener la organización diaria y crear rutinas para todos es «totalmente imprescindible, así como establecer espacios que, en la medida de lo posible, nos permitan tener momentos para nosotros».

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