El sueño de llevar agua limpia a una isla de Kenia

Solidaridad. Un grupo de ingenieros y estudiantes tarraconenses monta, con la ayuda de otros cooperantes, una potabilizadora en un orfanato de la isla de Mfangano

02 marzo 2020 20:10 | Actualizado a 31 marzo 2020 11:05
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Cuando la tarraconense Andrea de Las Heras García estaba terminando el máster de Ingeniería Química en la URV pensó que era el momento de cumplir su ilusión de trabajar en un proyecto de cooperación. Investigando, se encontró con el orfanato de Mfangano, una isla ubicada en la parte oriental del lago Victoria, en Kenia. Le llamó la atención que tenían una guía muy detallada para futuros voluntarios, pero, sobre todo, el hecho de que indicaran expresamente que quien quisiera colaborar debía llevar su propia agua potable. Luego entendería por qué: allí el agua se cogía directamente del lago y es muy fácil enfermar si se bebe.

Andrea, que en ese momento estaba haciendo prácticas en DOW, justamente en el departamento de aguas (hoy trabaja en la misma empresa en Holanda) pensó que era la oportunidad perfecta de juntar la ingeniería y sus ganas de ayudar.

Así nació el proyecto U-Drops al que se apuntaron también Eduard, su hermano, estudiante de Ingeniería Química en la URV; Fernando Blom-Dahl Oliver, de Valencia (ahora trabaja en Dow Benelux, exestudiante del máster de Ingeniería Medioambiental de la URV);Oscar Ruzafa Valiente, de Tarragona, ex estudiante del máster de Ingeniería Medioambiental de la URV (Ingeniero en Dow/DuPont); y Livia Kalossaka, de Lucca, Italia; estudiante de doctorado en el Imperial College de Londres.

Además, los cinco contaron con la ayuda de otros voluntarios que ya habían estado en Mfangano y que recolectaron dinero vendiendo camisetas, collares y pulseras, hasta conseguir lo suficiente para comprar las piezas necesarias para montar una potabilizadora en el orfanato.

Finalmente, hace dos semanas, tres de los cinco miembros del equipo (Eduard, Fernando y Andrea) pudieron viajar a Kenia. La potabilizadora fue comprada, por partes, en Alcalá de Henares y transportada hasta Kisumu en avión. A partir de allí la transportaron «como se pudo» a la isla.

Ni una llave inglesa

Cuenta Andrea que cuando llegaron allí se dieron cuenta de que todo era más complicado de lo que pensaban. Fue muy difícil encontrar el material que no pudieron llevar desde España como tuberías, tanques, cableado... «No fuimos capaces de encontrar una simple llave inglesa, por ejemplo, pero al final conseguimos salir adelante», explica. Si replican la idea en otro lugar tratarán de adquirir, en la medida de lo posible, el material en el lugar.

Finalmente, consiguieron instalar la potabilizadora y hacer todos los tests para comprobar la calidad del agua. Hasta ahora los niños, unos 150, tenían que acarrear agua desde el lago. También formaron a los adultos para que puedan dar mantenimiento a la potabilizadora, aunque la idea es que el proceso sea lo más sencillo y seguro posible.

Pero tal vez lo más gratificante del viaje fue formar a los niños en la importancia de tomar agua potable. Cuenta que los chicos no entendían que se abriera el grifo y saliera el líquido. El consumo de agua de los pequeños, de hecho, era mínimo. «Estaban alucinando, decían que se sentían llenos, que no tenían hambre», recuerda.

El grupo regresó desde Kenia el fin de semana pasado, pero ya están pensando en replicar la experiencia. Para ello quieren animar, además, a estudiantes (en esta oportunidad trabajaron con el Imperial College de Londres) para participar.

También están buscando la colaboración de empresas. El trabajo que realizaron en Kenia se puede ver en Instagram (u4drops). Su correo electrónico es u4drops@gmail.com.

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