El teatro muere con el patio de butacas lleno

Empieza el FITT 2018 Un texto que ensalza la poesía y la libertad artística abre las puertas del festival dedicado a nuevas dramaturgias 

14 julio 2018 16:18 | Actualizado a 23 julio 2018 10:51
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La fotografía no lo muestra, pero el patio multicolor de butacas del Teatre Tarragona se llenó hasta la bandera durante la noche del jueves para oír la sentencia: el Teatro había muerto.

De hecho, su deceso era el último eslabón de una larga serie de desapariciones de artes escénicas, como la de la Poesía, mujer y amante de las artes escénicas. Este es el argumento inicial de Crimen y telón, la propuesta llegada de Madrid y escogida por los organizadores del Festival Internacional de Teatre de Tarragona (FITT) para abrir una nueva edición de la cita de Tarragona con propuestas de dramaturgia arriesgada, que en esta ocasión arrancó motores con un viaje hasta el 2038, una distopía que ubica al espectador en un futuro en el cual el arte se encuentra perseguido y apresado. 

A pesar de encontrarse ante el cadáver caliente de una de las disciplinas más antiguas del mundo -ligada siempre a un tema ancestral y universal como son los sentimientos- el público se rió y disfrutó de los juegos de palabras de la compañía madrileña Ron Lalá, que hilvanó una propuesta que mezclaba las referencias al teatro y la poesía clásicos con referencias a la actualidad y guiños al género de la novela negra.

«En este tipo de argumentos siempre hay un cadáver, en este caso el del teatro y el público es el primer sospechoso, ya que está presente, así empieza la obra», nos contaba, pocas horas antes de abrir el telón, uno de los actores, Daniel Rovalher, que destacaba que la propuesta de apertura del FITT 2018 se concibe como “un sentido homenaje al teatro como fenómeno social y cultural y también como un texto que, a la vez, habla de su estado actual». 

El argumento se alimentaba de las virtudes de un escenario de grandes dimensiones como es el Tarragona para tejer un montaje alimentado por una gran riqueza de recursos visuales, que contó con un vestuario y puesta en escena muy cuidados y un trabajo actoral sólido -en el que algunos quizás echamos de menos más referencias a autoras y a actrices frente al público- pero que supuso una buena entrada para un festival que, a pocos días de estrenarse, ya ha colgado el cartel de entradas agotadas en algunos de los espectáculos programados.

Así lo anuncian los responsables del festival, que hace pocos días confirmaron que las entradas para poder disfrutar de las propuestas Vaig ser pròsper -firmada por la compañía Projecte Ingenu y dirigida por el autor tarraconense Marc Chornet- y Cosas que se olvidan facilmente, una propuesta que se ofrece únicamente a un grupo reducido de cinco espectadores y que cuenta con 11 pases programados, ya están agotadas. 

Así, con el vestíbulo abarrotado y copas de cava al acabar la función, el FITT 2018 se lanza con una nueva edición que tendrá sus puntos fuertes este fin de semana y el próximo, con propuestas que, siguiendo el programa de ediciones anteriores, bucean en aquellos montajes que se atreven a salirse de la norma.

 Así, el menú teatral incluye platos como Mi hijo camina un poco más lento (14 y 15 de julio), Locus Amoemus (17 de julio), Soul Seekers (18 de julio), We’ve got each other (18 de julio), Palmyra (19 de julio), D5, Pantani (19 de julio), A mi no me escribió Tenesse Williams porque no me conocía (20 de julio), Dancing Grafitti, Pluja y Requiem for Evita (las tres el 21 de julio), representaciones que, a buen seguro, los organizadores esperan que cuenten con patios de butacas cómplices y, sobre todo, llenos. 

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