Tarragona celebra el fin del «agravio» de los peajes y el turismo espera atraer a más visitantes

La cámaras de Comerç de Tarragona y Reus, Pimec o CEPTA festejan una medida «beneficiosa para el territorio» pero los economistas no creen que repercuta en más inversión de empresas

01 septiembre 2021 09:02 | Actualizado a 01 septiembre 2021 09:18
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Una cierta oportunidad futura para explorar eventuales inversiones empresariales en el territorio y una puerta abierta a una mayor afluencia turística, sobre todo del visitante de proximidad, que podrá desplazarse sin tanto coste. El tejido empresarial, incluido el sector turístico, aplaude el levantamiento de los peajes, rubricado ayer a partir de las 20.00 horas, avanzándose a la medianoche, que era el momento previsto de inicio.  

No solo el usuario festeja la medida. Organismos como la Cambra de Comerç de Tarragona ven con buenos ojos la supresión. «El hecho de acabar con los peajes es una buena noticia porque hasta ahora era un agravio comparativo. Que la movilidad de las personas y las mercancías no tengan un coste es una buena noticia para las empresas, porque hasta ahora los peajes han sido un lastre para el crecimiento del territorio», indica la presidenta de la Cambra de Tarragona, Laura Roigé. El ente reclama ahora que «haya una política clara de mantenimiento de estas vías rápidas, procurando que no se saturen» y se felicita por acabar con el «maltrato en términos competitivos». «Nuestra zona tiene grandes oportunidades por su ubicación geográfica, así que el hecho de no tener peajes puede ser un beneficio claro», agrega Roigé. 

«Siguen faltando inversiones»
Jordi Just, presidente de la Cambra de Comerç de Reus, se muestra satisfecho por ese «final del agravio», aunque lamenta que el «Estado siga sin hacer sus deberes» y que falten «inversiones que son necesarias para el PIB que generan estas comarcas». Just considera que dejar de pagar en la AP-7 y en la AP-2 en sus tramos tarraconenses «nos saca una argolla que teníamos, y nos lleva a una liberalización que revertirá en una mayor rentabilidad en los sectores industrial, logístico y turístico».

Eso sí, no todas las voces creen que el levantamiento de barreras vaya a tener un efecto de dinamización inversora. Diversos economistas no ven tan claro el vínculo, aunque sí admiten los beneficios para un territorio históricamente perjudicado. «Sí que abaratará el coste del transporte, pero solo en apariencia, porque habrá más congestión y eso supondrá una externalidad clásica. Puede haber un deterioro de la infraestructura en general, con un coste oculto que tendrá que aflorar. Habrá que ver cómo se gestiona, con el objeto de minimizar el impacto», explica Juan Gallardo, economista del gabinete de estudios de la CEPTA. 

Gallardo cree que ahí estará la clave para que empresas de la logística o la distribución se sientan llamadas por el territorio: «Si la infraestructura se deteriora restará capacidad de gestión empresarial. Si es capaz de mantener el nivel, con un buen mantenimiento, y sin congestión, entonces sí que puede atraer». 

La conservación de las vías y la saturación son las principales preocupaciones

Agustí Segarra, catedrático de Economía en la URV, cree que el principal beneficio estará «en la integración de los modos, de plataformas»: «Donde más se notará es en la interconectividad, más que en la implantación de empresas, porque hay que tener en cuenta que puede ser que las vías vayan ahora más colapsadas». 

El tejido económico se muestra preocupado por cómo será el mantenimiento y cómo quedará la fluidez en estas vías. «No creo que haya un efecto de atracción. Como usuario, lo que se necesita es clarísimamente un tercer carril. Puede ser que estas autopistas se acaben colapsando y entonces el usuario buscará franjas con menos tráfico», indica el economista Rafael Muñoz, también del gabinete de estudios de la CEPTA. 
Los analistas Juan Gallardo y Agustí Segarra consideran que no habrá una incidencia en términos turísticos, puesto que el coste de los peajes en el presupuesto de unas vacaciones es «marginal». 

«Todo suma» en el turismo
No lo valora así el propio sector turístico, consciente de que «todos los factores suman» y esperanzado en que pueda repercutir en un incremento de visitantes, más todavía cuando el turismo de proximidad, en tiempos de pandemia, ha sido tan decisivo. Habla Berta Cabré, presidenta de la Federació Empresarial d’Hostaleria i Turisme de la província de Tarragona: «Para nosotros es una buena noticia. Todo lo que sea mejorar la movilidad de las personas que nos puedan visitar es bueno. Todo ayudará, y más ahora en que el viajero principal viene en coche. Esto ayudará a mejorar la competitividad de la destinación. El cliente catalán, del área metropolitana, pero también de la zona de Lleida, y de otros puntos de España, pero también el visitante internacional de Centroeuropa; todos vienen en coche y el adiós de los peajes es algo positivo. No tener que pagar a la hora de ir por una carretera seguro que es un factor que favorece la elección». 

Joan Calvet, presidente de la Associació d’Apartaments de la Costa Daurada, opina en esa misma línea: «Es algo bueno para todo el sector turístico. Supone un menor coste a asumir por el cliente hasta que llega a destino. Además, la tendencia últimamente era venir en vehículo propio, así que esto nos puede beneficiar, sobre todo a los que llegan del País Vasco, Aragón, Navarra, La Rioja o Madrid, pero también desde Barcelona, o a los mismos franceses». 

Jordi Ciuraneta, presidente de Pimec en Tarragona, vislumbra «un beneficio para el turismo de proximidad» aunque no repercuta en el ámbito de las inversiones. «Todo abaratamiento de infraestructura es atractivo pero no creo que llame a más capacidad inversora de empresas de fuera». La preocupación principal de Ciuraneta es «que la vía se pueda conservar y que no se sature» y emplaza a la administración a definir el modelo: «La infraestructura ya está de sobras pagada, ahora lo que hay que hacer es presupuestar el dinero adecuado para mantenerla en condiciones». 

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