El túnel del Coll de Lilla ya está perforado casi en un 20%

Las obras en este tramo de la A-27 avanzan a buen ritmo y siguen con el calendario previsto, de forma que la nueva autovía podría conectar con la capital de la Conca en 2022

11 junio 2020 18:10 | Actualizado a 13 junio 2020 18:16
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Tras la puesta en funcionamiento de la variante ferroviaria de Vandellòs, el pasado 13 de enero, las obras del túnel del Coll de Lilla son la actuación prioritaria del Ministerio de Fomento en la demarcación de Tarragona. Los trabajos avanzan a buen ritmo y ahora mismo ya se está excavando en las cuatro bocas de una cavidad, que finalmente permitirá la llegada de la A-27 a la Conca de Barberà.

La boca sur, la de Valls, es la más avanzada. La empresa que encargada de ejecutar los trabajos ya ha perforado 189 metros de uno de los tubos y 139 del otro. En esta zona los materiales que se han encontrado son pizarras, de forma que se utilizan medios mecánicos, como excavadoras, para ir abriéndose paso entre la roca. «A medida que se va perforando, se hace una vuelta de hormigón de casi un metro de ancho para evitar posibles movimientos del terreno y evitar riesgos. Después se acaba de excavar la parte de abajo para acabar de completar la curva del túnel», explica el subdelegado del Gobierno en Tarragona, Joan Sabaté.

De forma simultánea, los operarios están trabajando también en el costado norte, el que desemboca en Lilla. En este caso, se empezó unos meses más tarde, ya que el proceso de preparación del terreno fue más lento y tuvieron que hacerse voladuras para romper la roca y abrir una trinchera. Pese a ello, en estos momentos en la boca este ya ha avanzado 106 metros, mientras que la oeste va un poco más retrasada y está en 96. En esta zona el terreno está formado por calizas, de forma que los trabajos son más lentos ya que tienen que utilizarse explosivos.

Con una longitud total de 1.500 metros, el túnel tendrá dos bocas, con dos carriles cada una. En estos momentos prácticamente se ha ejecutado el 20% de unos trabajos de perforación, que arrancaron definitivamente a finales del pasado mes de octubre.

«Se está avanzando de acuerdo con el calendario previsto, teniendo en cuenta las dificultades geológicas que presenta el terreno y la complejidad de la obra», dice el representante estatal. Durante todo este periodo de estado de alarma, las máquinas tan solo dejaron de trabajar durante unos quince días. Fue antes de la Semana Santa, cuando el país prácticamente estuvo parado y tan solo se mantuvieron las actividades consideradas esenciales. Pasado este periodo, los operarios se ponían de nuevo en marcha, por lo que ahora mismo se estima que podrá cumplirse con los tres años de obras, que se anunciaron cuando se retomó esta obra en marzo de 2019. Esto facilitaría que en primavera de 2022 esta infraestructura finalmente podría entrar en servicio.

El quinto tramo

La apertura del nuevo túnel concentra buena parte de los esfuerzos para seguir adelante las obras en este tramo, que en su totalidad suma 5,5 kilómetros y representa una inversión de 115 millones de euros. No obstante, sobre el terreno hay un amplio despliegue de maquinaria y de operarios que están actuando también para ultimar los accesos. «Se está acabando de completar el viaducto en el barranco del Serraller y se está actuando también en la zona próxima al enlace con la autopista AP-2», certifica Sabaté.

Para completarse definitivamente la intervención faltará un último tramo, el quinto, que es el que deberá conectar el nuevo trazado con el enlace de la autopista. En este caso, aún no ha empezado a trabajarse sobre el terreno ni sobre los planos. «En el proyecto de los Presupuestos Generales del Estado para 2019 había una partida para la redacción del proyecto, pero como no llegaron a aprobarse y estamos pendientes», defiende el subdelegado. En este caso se trata de un pequeño tramo, de unos 2,6 kilómetros, que conectará esta nueva infraestructura con la AP-2 hacia Lleida, que en agosto de 2021 quedará libre de peaje. «Estaremos atentos para que quede recogido, ya que es voluntad del Ministerio completar la conexión, pero las circunstancias políticas, con dos elecciones y sin presupuestos, no lo han permitido», añade Sabaté.

En todo caso, cuando el Ejecutivo de Pedro Sánchez presente los presupuestos, en los que se prevé empezar a trabajar a partir de julio, no habrá que sufrir por si el Coll de Lilla aparece o no. «La financiación del tramo que se está haciendo está garantizada porque son recursos afectados», asegura el subdelegado. La modificación que tuvo que hacerse en el proyecto, por las dificultades geológicas, disparó los costes. Esto obligó a que el Consejo de Estado tuviera que aprobarlo, un trámite que se hizo a finales de 2018. Superado este obstáculo, ahora ya no habría vuelta atrás. «Es una obra estratégica, que conectará el Port de Tarragona con el Valle del Ebro y la Plana de Lleida», concluye el representante del Gobierno Central.

Este proyecto se licitó en febrero de 2008 y, cuando las obras habían arrancado de forma tímida, en agosto de 2010 se paralizó por completo. Los recortes económicos dejaron en un cajón una infraestructura que, desde un primer momento, ha impuesto respeto, por la presencia de arcillas expansivas. Por el momento, el terreno se comporta.

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