El turismo se anima en Tarragona sin sol ni playa

La Part Alta era un hervidero. Se juntaron un buen número de italianos que llegaron en crucero con turistas de otras latitudes que aprovechaban el puente

03 noviembre 2018 12:31 | Actualizado a 09 noviembre 2018 12:46
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Es mediodía en el Pla de la Seu y hay codazos por hacerse un ‘selfie’ con la Catedral de fondo. El tiempo, nublado, no parece acompañar, pero la plaza es un auténtico hervidero de gente.

De entre todos los acentos, destaca el italiano. Es, sin duda, el efecto de los cruceros, en particular el Costa Mediterránea, que tiene capacidad para 2.680 pasajeros y que atracó ayer cargado con viajeros de Italia.

Un buen grupo se sube al trenet. Los responsables nos confirman que han viajado al completo prácticamente todo el día y que esperan que hoy sábado, aunque no habrá crucero, también sea un buen día puesto que tienen un buen número de reservas.

Jordi Olivar, de una tienda de souvenirs muy cerca de la Catedral, se afana en atender a los turistas en italiano. Él, que lleva 30 años en el negocio, dice que la llegada de los cruceros se nota mucho. Señala, además, que cada vez hay una apuesta más decidida por recuerdos con un diseño más cuidado y con el nombre de Tarragona, a diferencia de lo que sucedía hasta hace unos años, cuando todo llevaba el sello de Barcelona.

Xavier Comes, de la agencia de turismo Àgora Tarraco, coincide  en que el efecto de los cruceros se nota y a su empresa le garantiza tener una fechas ocupadas cada semana. Señala, no obstante, lo que ya confirmarían otros comerciantes, que hay diferencias notorias según si los turistas que vienen en el crucero son del norte o del sur de Italia. Los primeros son más dados a gastar y los segundos tienen menos poder adquisitivo.

Aunque los cruceristas no dan las mismas alegrías a todos. Un comerciante que tiene en la fachada una gran pegatina que lo acredita como comercio amigo de los cruceristas dice que el cartel no le ha servicio de nada.

Explica que el cartel que da la bienvenida a los cruceristas debía estar acompañado de información para que los viajeros supieran de los comercios adheridos a la campaña. Además, se supone que se les entregarían vales de descuento que podrían utilizar en estas tiendas.

«¿Cuántos cruceros llevamos, cuarenta, cincuenta? Pues no le miento si le digo que en todo este tiempo aquí no ha llegado ninguno de esos vales», se lamenta.   

Una temporada que se amplía

Pero ayer había mucho más que cruceristas. Marco, de 15 años, y Yanira, de 17, exclamaban «¡Es chulísima!» cuando por fin salían del tumulto y podían ver de frente la Catedral. Habían venido en una excursión desde Vallirana (Baix Llobregat) a ver la ciudad.

Pero tal vez el grupo más numeroso era el que acompañaba a una guía de la empresa Itínere y que congregaba a turistas de todas partes de España. Su gerente, Xavier Mejuto, explicaba que ayer estuvieron a punto de desbordarse. Hoy tendrán cinco guías para hacer la ruta por la Tarragona Romana; llevan un centenar de reservas. 

Dice Mejuto que es una demostración de que en la ciudad hay una demanda de turismo cultural, de ciudad, durante todo el año.  «Esto no es sólo verano, sol y  playa», apunta.

También encontramos gente que ve la ciudad por su cuenta. Son de Asturias, Guadalajara, País Vasco, Madrid... Muchos vienen pensando en el legado romano. Un ejemplo son Patricia y Mabel, de Valencia, que visitaron Cartagena hace poco y les pareció que Tarragona podía ser un buen paso para una ruta por el legado romano en la península.

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